Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
Aquella noche se presentó en el casino un hombre como muchos otros, se sentó a la mesa de la ruleta y, con aires un tanto de fanfarroneo, pidió un cajón con un millón de pesos en fichas, tras varios minutos de juego los perdió y mandó traer otro; pasó el tiempo y pidió otro más. Después de algunas horas, repentinamente vimos cómo aquel hombre comenzó a llorar, estaba llorando abiertamente; lloraba de impotencia por haber perdido todo su dinero en el juego y entonces, le pidieron que se retirara porque ya no tenía con qué seguir apostando. Humberto Saldívar. Tallador de la Feria de San Marcos. Transcripción de Erika Rueda Ramos en su trabajo de investigación periodística.
Claro, esto es a propósito de los casinos instalados en México, sitios de apuestas y de juegos de azar, que por cierto, hoy proliferan por todas partes en nuestro país, como si fueran una plaga de hongos. Y saber que a mediados de la década de los noventas apenas se realizaban consultas, foros, debates y demás eventos para conocer las diversas opiniones de los especialistas en esta materia, con el fin de poder valor objetivamente la conveniencia o no de dar la apertura para este tipo de negocios.
Desde luego que con relación a este tema hubo muchas voces encontradas, unas muy sensatas, que desde entonces adelantaban los males que nos podrían acarrear estos centros de diversión y esparcimiento como el vicio, la prostitución y el lavado de dinero, pero también existieron otras tantas voces que opinaban lo contrario y defendían la oportunidad de abrirles la puerta a estos establecimientos, principalmente en aquellas regiones fronterizas y turísticas, cuyos argumentos con que los defendían era que representarían un fuerte detonante económico en nuestro país que generaría los miles de empleos que se necesitaban, pero la verdad que a esta corriente de opinión la movía más la idea seductora de que con ello llegarían, aunque fuera falazmente, las montañas de dinero fácil.
Al final se imponen quienes estaban a favor de la apertura de estos sitios de juego, y es a partir del gobierno de Vicente Fox, cuando para ello, y al parecer, se autoriza la gran mayoría de los permisos actuales, por lo que los encontramos que funcionan generalmente en todas partes, es decir, en las grandes o pequeñas ciudades. Se calcula que actualmente operan en nuestro país algunos 300 o quizá más de estos casinos.
Pero vayamos a los resultados y a la impresión que la sociedad tiene a la vista de los casinos en México hasta el día hoy, después de que a manera de boom han operado por más una década. En ese sentido se aprecia que si bien han generado cifras importantes de empleos, también lo es que el costo que se está pagando por ello es demasiado elevado. Sí, no se puede negar que generan corrupción e impunidad desde el simple verificador hasta los altos funcionarios de las esferas gubernamentales, se ha perdido el control estricto de tales centros de apuestas, y aunado a esa situación, como se ha enunciado con antelación, se han convertido en fuente de vicio y prostitución, de lavado de dinero y de extorsión.
Lo peor de todo es que quiérase o no se les vincula con el crimen organizado, a quien al parecer le tienen más respeto que a la misma autoridad, porque éste bien que les fija sus cuotas mensuales en cientos de miles de pesos como pago de un derecho de piso. Ejemplo vivo de ello es la tragedia ocurrida recientemente en el Casino Royale de Monterrey, en el que murieron 53 personas, con lo que tales casinos quedaron como una coladera de aguas negras o cloaca abierta con sus fétidos y nauseabundos olores a podredumbre.
Urge replantear los casinos, suspender los permisos de aquellos considerados como los más susceptibles de riesgos y actualizar la ley que en lo sucesivo los habrá de regular. Pero que aún así, jamás dejarán de ser vendedores de ilusiones patrimoniales para los incautos adictos al juego, quienes al final, tarde que temprano, suelen perder sus pequeñas o grandes riquezas por causa del juego, por eso que lo cierto es que son centros de estafa, porque las estadísticas indican que la casa de juego siempre gana y el apostador siempre va perder, circunstancias que muchas veces conduce a éste al tobogán del mismo suicidio.
Pálida tinta: De verdad se necesita ser muy insensato, para no decirlo de otra manera, ello por pedir algo que aún no se tiene seguro, y que incluso hoy resulta ser de lo más incierto posible. Con esto nos referimos a lo expresado públicamente en días recientes por el jefe delegacional de Cuauhtémoc, Agustín Torres, quien anticipadamente ya le ganó su ambición personal y se les adelantó a todos, al haberse apuntado para ser el secretario de Desarrollo Social del próximo gobierno de la Ciudad de México, con lo que evidencia que no se quiere despegar de la ubre, al querer dar el salto, casi en automático, de una posición administrativa a otra. Nada más que, a como están las cosas, se le olvida que su partido el PRD, aún cuando actualmente es el que gobierna en el Distrito Federal, hoy, en esta entidad, no las tiene del todo seguras como para volver a ganar en el 2012, con lo que se le pueden frustrar sus sueños guajiros…………….A propósito de esta secretaría de Desarrollo Social en el gobierno local, se recordará que recientemente Marcelo Ebrard destituyó a Martí Batres como titular de esa cartera, pues tal parece que la cosa no para ahí, porque al parecer Marcelo con lupa ahora persigue a Martí a través de la Contraloría.
Aquella noche se presentó en el casino un hombre como muchos otros, se sentó a la mesa de la ruleta y, con aires un tanto de fanfarroneo, pidió un cajón con un millón de pesos en fichas, tras varios minutos de juego los perdió y mandó traer otro; pasó el tiempo y pidió otro más. Después de algunas horas, repentinamente vimos cómo aquel hombre comenzó a llorar, estaba llorando abiertamente; lloraba de impotencia por haber perdido todo su dinero en el juego y entonces, le pidieron que se retirara porque ya no tenía con qué seguir apostando. Humberto Saldívar. Tallador de la Feria de San Marcos. Transcripción de Erika Rueda Ramos en su trabajo de investigación periodística.
Claro, esto es a propósito de los casinos instalados en México, sitios de apuestas y de juegos de azar, que por cierto, hoy proliferan por todas partes en nuestro país, como si fueran una plaga de hongos. Y saber que a mediados de la década de los noventas apenas se realizaban consultas, foros, debates y demás eventos para conocer las diversas opiniones de los especialistas en esta materia, con el fin de poder valor objetivamente la conveniencia o no de dar la apertura para este tipo de negocios.
Desde luego que con relación a este tema hubo muchas voces encontradas, unas muy sensatas, que desde entonces adelantaban los males que nos podrían acarrear estos centros de diversión y esparcimiento como el vicio, la prostitución y el lavado de dinero, pero también existieron otras tantas voces que opinaban lo contrario y defendían la oportunidad de abrirles la puerta a estos establecimientos, principalmente en aquellas regiones fronterizas y turísticas, cuyos argumentos con que los defendían era que representarían un fuerte detonante económico en nuestro país que generaría los miles de empleos que se necesitaban, pero la verdad que a esta corriente de opinión la movía más la idea seductora de que con ello llegarían, aunque fuera falazmente, las montañas de dinero fácil.
Al final se imponen quienes estaban a favor de la apertura de estos sitios de juego, y es a partir del gobierno de Vicente Fox, cuando para ello, y al parecer, se autoriza la gran mayoría de los permisos actuales, por lo que los encontramos que funcionan generalmente en todas partes, es decir, en las grandes o pequeñas ciudades. Se calcula que actualmente operan en nuestro país algunos 300 o quizá más de estos casinos.
Pero vayamos a los resultados y a la impresión que la sociedad tiene a la vista de los casinos en México hasta el día hoy, después de que a manera de boom han operado por más una década. En ese sentido se aprecia que si bien han generado cifras importantes de empleos, también lo es que el costo que se está pagando por ello es demasiado elevado. Sí, no se puede negar que generan corrupción e impunidad desde el simple verificador hasta los altos funcionarios de las esferas gubernamentales, se ha perdido el control estricto de tales centros de apuestas, y aunado a esa situación, como se ha enunciado con antelación, se han convertido en fuente de vicio y prostitución, de lavado de dinero y de extorsión.
Lo peor de todo es que quiérase o no se les vincula con el crimen organizado, a quien al parecer le tienen más respeto que a la misma autoridad, porque éste bien que les fija sus cuotas mensuales en cientos de miles de pesos como pago de un derecho de piso. Ejemplo vivo de ello es la tragedia ocurrida recientemente en el Casino Royale de Monterrey, en el que murieron 53 personas, con lo que tales casinos quedaron como una coladera de aguas negras o cloaca abierta con sus fétidos y nauseabundos olores a podredumbre.
Urge replantear los casinos, suspender los permisos de aquellos considerados como los más susceptibles de riesgos y actualizar la ley que en lo sucesivo los habrá de regular. Pero que aún así, jamás dejarán de ser vendedores de ilusiones patrimoniales para los incautos adictos al juego, quienes al final, tarde que temprano, suelen perder sus pequeñas o grandes riquezas por causa del juego, por eso que lo cierto es que son centros de estafa, porque las estadísticas indican que la casa de juego siempre gana y el apostador siempre va perder, circunstancias que muchas veces conduce a éste al tobogán del mismo suicidio.
Pálida tinta: De verdad se necesita ser muy insensato, para no decirlo de otra manera, ello por pedir algo que aún no se tiene seguro, y que incluso hoy resulta ser de lo más incierto posible. Con esto nos referimos a lo expresado públicamente en días recientes por el jefe delegacional de Cuauhtémoc, Agustín Torres, quien anticipadamente ya le ganó su ambición personal y se les adelantó a todos, al haberse apuntado para ser el secretario de Desarrollo Social del próximo gobierno de la Ciudad de México, con lo que evidencia que no se quiere despegar de la ubre, al querer dar el salto, casi en automático, de una posición administrativa a otra. Nada más que, a como están las cosas, se le olvida que su partido el PRD, aún cuando actualmente es el que gobierna en el Distrito Federal, hoy, en esta entidad, no las tiene del todo seguras como para volver a ganar en el 2012, con lo que se le pueden frustrar sus sueños guajiros…………….A propósito de esta secretaría de Desarrollo Social en el gobierno local, se recordará que recientemente Marcelo Ebrard destituyó a Martí Batres como titular de esa cartera, pues tal parece que la cosa no para ahí, porque al parecer Marcelo con lupa ahora persigue a Martí a través de la Contraloría.
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