¿Qué le habrá picado a Carlos Salinas cuando dijo que durante su gobierno se detuvo a casi todos los capos? Quizás, la desmemoria. Orador principal en un evento de la organización que aglutina a las empresas de investigación de mercado y encuestas, el ex presidente se lanzó descomunal falacia. No es a cuántos detuvo en su gobierno, sino a cuántos dejó ir, o a cuántos no apresó. El caso más claro de negligencia gubernamental fue cuando su secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, se enteró que los hermanos Arellano Félix, jefes del Cártel de Tijuana, se encontraban en la Nunciatura en la ciudad de México, y se negó a detenerlos para evitar violencia. Dejó escapar el gobierno de Salinas a los Arellano Félix -ni siquiera los pusieron bajo vigilancia una vez que salieran de la embajada vaticana-, pese a que encabezaban uno de los dos cárteles más poderosos del momento. Detuvo su gobierno el gran capo Miguel Ángel Félix Gallardo y a Joaquín "El Chapo" Guzmán, gracias a que se los entregó Guatemala, pero a nadie más del Cártel de Sinaloa en sus niveles en ese entonces de jefe, como Héctor "El Güero" Palma. Tampoco detuvo a los jefes del Cártel del Golfo, Juan y Humberto García Ábrego, ni a su lugarteniente que llevó a la jefatura, el inventor de Los Zetas, Osiel Cárdenas. Así que don Carlos debería de cuidar más la lengua, porque la cola la tiene bien larga. Ni qué decir, por supuesto, de "El Señor de los Cielos", Amado Carrillo, que no sólo detuvieron sino que cuando lo tuvieron en las manos, se les escapó de sus narices en el desaparecido restaurante Bali Hai en el sur de la capital.
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