Se extrañó la verbena popular, los antojitos y aun los impermeables; predominaron filtros y revisiones
Arturo Jiménez
México, DF. Una lluvia persistente que comenzó alrededor de las 21:30 horas y un lleno aproximado de 60 por ciento en la explanada del Zócalo, caracterizaron esta noche la ceremonia del Grito de la Independencia de México, encabezada por el presidente Felipe Calderón.
Con una fiesta en la que predominó la programación de espectáculos de las televisoras comerciales, con cantantes como Pedro Fernández y Maribel Guardia, las actividades comenzaron alrededor de las 4 de la tarde.
La gente empezó a llegar lentamente y no se hicieron tumultos ni largas filas, pese a que tuvieron que pasar por tres círculos de revisión y 11 “filtros”.
Los dos primeros círculos fueron controlados por cuerpos policiacos del Gobierno del Distrito Federal, mientras que el último, ya para entrar al Zócalo, por el Estado Mayor Presidencial, que instaló arcos magnéticos y revisó a los asistentes y sus pertenencias.
Por disposición de las autoridades capitalinas y federales no se podían ingresar botellas de vidrio, máscaras, astas de bandera, cohetes, objetos punzocortantes ni voluminosos.
Además, como el año pasado, cuando se celebró el Bicentenario de la Independencia, tampoco pudieron entrar vendedores de objetos como silbatos, banderas, gorros o sombreros mexicanos.
Como tampoco se pudieron vender impermeables y estaba prohibida la entrada de paraguas, mucha gente, en su mayoría familias con niños pequeños, se mojaron.
Tal vez por ello fue que, poco antes que Calderón saliera al balcón presidencial a dar el Grito, muchos le gritaron “¡Que se moje, que se moje!”. Antes, de entre la gente apilada al pie del balcón, habían surgido varios gritos de “¡Uleeero!”.
Luego del Grito, que empezó a las 23 horas y terminó media hora después, la gente, en su mayoría de sectores populares y con auténtico sentimiento nacional, comenzó a salir hacia las calles aledañas del Centro Histórico.
Quizás iban en busca de alimentos y de impermeables, y a comenzar la fiesta popular o verbena que había sido el Grito, que cada vez parece más lejana debido a las medidas de seguridad excesivas por la situación de violencia del país.
Arturo Jiménez
México, DF. Una lluvia persistente que comenzó alrededor de las 21:30 horas y un lleno aproximado de 60 por ciento en la explanada del Zócalo, caracterizaron esta noche la ceremonia del Grito de la Independencia de México, encabezada por el presidente Felipe Calderón.
Con una fiesta en la que predominó la programación de espectáculos de las televisoras comerciales, con cantantes como Pedro Fernández y Maribel Guardia, las actividades comenzaron alrededor de las 4 de la tarde.
La gente empezó a llegar lentamente y no se hicieron tumultos ni largas filas, pese a que tuvieron que pasar por tres círculos de revisión y 11 “filtros”.
Los dos primeros círculos fueron controlados por cuerpos policiacos del Gobierno del Distrito Federal, mientras que el último, ya para entrar al Zócalo, por el Estado Mayor Presidencial, que instaló arcos magnéticos y revisó a los asistentes y sus pertenencias.
Por disposición de las autoridades capitalinas y federales no se podían ingresar botellas de vidrio, máscaras, astas de bandera, cohetes, objetos punzocortantes ni voluminosos.
Además, como el año pasado, cuando se celebró el Bicentenario de la Independencia, tampoco pudieron entrar vendedores de objetos como silbatos, banderas, gorros o sombreros mexicanos.
Como tampoco se pudieron vender impermeables y estaba prohibida la entrada de paraguas, mucha gente, en su mayoría familias con niños pequeños, se mojaron.
Tal vez por ello fue que, poco antes que Calderón saliera al balcón presidencial a dar el Grito, muchos le gritaron “¡Que se moje, que se moje!”. Antes, de entre la gente apilada al pie del balcón, habían surgido varios gritos de “¡Uleeero!”.
Luego del Grito, que empezó a las 23 horas y terminó media hora después, la gente, en su mayoría de sectores populares y con auténtico sentimiento nacional, comenzó a salir hacia las calles aledañas del Centro Histórico.
Quizás iban en busca de alimentos y de impermeables, y a comenzar la fiesta popular o verbena que había sido el Grito, que cada vez parece más lejana debido a las medidas de seguridad excesivas por la situación de violencia del país.
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