Los 26 policías de Ascensión, municipio de Casas Grandes, Chihuahua, entregaron este jueves sus armas y uniformes y renunciaron a la corporación, en respuesta al asesinato de dos de sus compañeros, ocurrido el pasado martes 2.
De acuerdo con el alcalde de esa población, Jaime Domínguez Loya, el temor a una nueva agresión armada fue lo que motivó la dimisión de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad, por lo que solicitó el apoyo de los gobiernos estatal y federal, así como del Ejército, para resguardar a la ciudadanía.
Domínguez Loya afirmó que las agresiones contra policías municipales se incrementaron en la última semana, primero con el ataque a las instalaciones y luego con la embestida hacia los agentes, de los cuales dos perdieron la vida y uno resultó lesionado.
La tarde de este jueves, el titular de la Fiscalía General del Estado, Carlos Manuel Salas, confirmó que agentes federales y estatales asumieron el mando de la seguridad pública en el municipio de Ascensión.
El fiscal reveló que esa localidad, colindante con el estado de Nuevo México, Estados Unidos, se encuentra custodiada por elementos de la Policía Única Estatal, la Policía Federal y el Ejército.
De acuerdo con el alcalde de esa población, Jaime Domínguez Loya, el temor a una nueva agresión armada fue lo que motivó la dimisión de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad, por lo que solicitó el apoyo de los gobiernos estatal y federal, así como del Ejército, para resguardar a la ciudadanía.
Domínguez Loya afirmó que las agresiones contra policías municipales se incrementaron en la última semana, primero con el ataque a las instalaciones y luego con la embestida hacia los agentes, de los cuales dos perdieron la vida y uno resultó lesionado.
La tarde de este jueves, el titular de la Fiscalía General del Estado, Carlos Manuel Salas, confirmó que agentes federales y estatales asumieron el mando de la seguridad pública en el municipio de Ascensión.
El fiscal reveló que esa localidad, colindante con el estado de Nuevo México, Estados Unidos, se encuentra custodiada por elementos de la Policía Única Estatal, la Policía Federal y el Ejército.
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