Jenaro Villamil
La polémica sobre la balacera ocurrida el sábado pasado durante el partido del Santos Laguna contra el Morelia prosiguió en redes sociales, en la radio, en prensa y hasta en las agencias internacionales. En medio de un silencio prolongado, la decisión de TV Azteca de suspender abruptamente la transmisión del partido se ha convertido en el tema de mayor polémica.
En su programa de Radio Fórmula, el Perro Bermúdez, conductor deportivo de Televisa, condenó esta decisión porque dejó a millones de televidentes que sólo tienen acceso a la señal abierta de información sobre los sucesos. En contraste, el ex jugador Luis García, comentarista de TV Azteca y de MVS justificó así la decisión:
“Fuimos criticados severamente en este tema por haber cortado la transmisión… La televisora toma la decisión de no hacer apología de la violencia, son decisiones que así se toman, de no ser voceros inconscientes o involuntarios de la delincuencia organizada y, sobre todo, de no mal informar, porque en un momento nadie sabía lo que estaba pasando”.
Si seguimos la lógica de Luis García, ¿entonces ESPN que continuó con la transmisión y difundió las imágenes de pánico en el estado realizó “apología a la violencia” y se convirtió en “vocero inconsciente” del crimen organizado?
El editor general del periódico El Siglo de Torreón, Javier Garza, afirmó que la cobertura de la televisora fue “irresponsable”. “No se trataba de seguir la transmisión por el morbo, sino por información”, abundó en sus declaraciones a agencias y blogs internacionales.
El acontecimiento sigue siendo un trending topic en Twitter y también ha generado otro filón en la disputa entre medios de información en México: quienes apoyan a TV Azteca desde sus cuentas han condenado al periódico Reforma que en su edición de este lunes abundó sobre la polémica: “Silencia a Torreón miedo a violencia”, tituló en su cabeza principal.
En su suplemento deportivo Cancha desplegó fotos donde se muestran imágenes de varios impactos de bala al interior del Estadio Corona, contrastando con la versión que las autoridades divulgaron desde la noche del mismo sábado: que el tiroteo fue sólo afuera del coloso.
“Un cristal de las oficinas de TV Azteca, una de las rampas de acceso al sótano, la estructura poniente del estadio, la barda perimetral del TSM (Territorio Santos Modelo), así como una de las suites del nivel Victoria, fueron blanco de las balas perdidas”, informó el Club Santos Laguna en un boletín de prensa.
Para el equipo de la Comarca Lagunera estas detonaciones fueron “balas perdidas”.
“Queremos dejar en claro que al interior del Estadio Corona, y así lo pueden confirmar las distintas corporaciones de seguridad, no se presentó detonación alguna”, abundó el boletín.
Por su parte, Roberto Zamarripa, en su artículo “Tolvanera”, publicado también en Reforma, reproduce las quejas y protestas de algunos jugadores de futbol profesional por las condiciones de inseguridad que se han acrecentado en México, a raíz del atentado en contra del paraguayo Salvador Cabañas.
“El futbol organizado ya es víctima. Pero también es cómplice. Y desde hace rato. Los directivos de la Federación Mexicana de Futbol han tolerado operaciones ilícitas en la venta y administración de equipos como Querétaro, Irapuato, León, Colibríes de Morelos, entre otros, o la transacción de jugadores mediante operaciones de lavado de dinero, incluso documentadas por la DEA y la PGR, han sido consentidas por la FMF. Hay empresarios procesados y hasta jugadores presos, como el caso de Carlos Alvarez Maya, defensa necaxista quien fue atrapado en 2003 con un millón de dólares del colombiano Harold Poveda, El Conejo”, escribió Zamarripa.
El panorama que apunta el periodista de Reforma en este párrafo es indicativo de hasta dónde ha llegado el crimen organizado y el fútbol está siendo afectado. Lo peor es que las dos grandes televisoras –Televisa y TV Azteca- se han convertido en juez y parte de esta situación. Ambas son propietarias de equipos de futbol y su preocupación más importante no es la promoción o difusión del deporte más popular en la pantalla comercial sino también la defensa de sus intereses corporativos en el balompié mexicano.
A raíz de la firma de la Iniciativa México las dudas sobre la autocensura a modo en las televisoras se han incrementado, ahora hasta en la afición futbolera.
La polémica sobre la balacera ocurrida el sábado pasado durante el partido del Santos Laguna contra el Morelia prosiguió en redes sociales, en la radio, en prensa y hasta en las agencias internacionales. En medio de un silencio prolongado, la decisión de TV Azteca de suspender abruptamente la transmisión del partido se ha convertido en el tema de mayor polémica.
En su programa de Radio Fórmula, el Perro Bermúdez, conductor deportivo de Televisa, condenó esta decisión porque dejó a millones de televidentes que sólo tienen acceso a la señal abierta de información sobre los sucesos. En contraste, el ex jugador Luis García, comentarista de TV Azteca y de MVS justificó así la decisión:
“Fuimos criticados severamente en este tema por haber cortado la transmisión… La televisora toma la decisión de no hacer apología de la violencia, son decisiones que así se toman, de no ser voceros inconscientes o involuntarios de la delincuencia organizada y, sobre todo, de no mal informar, porque en un momento nadie sabía lo que estaba pasando”.
Si seguimos la lógica de Luis García, ¿entonces ESPN que continuó con la transmisión y difundió las imágenes de pánico en el estado realizó “apología a la violencia” y se convirtió en “vocero inconsciente” del crimen organizado?
El editor general del periódico El Siglo de Torreón, Javier Garza, afirmó que la cobertura de la televisora fue “irresponsable”. “No se trataba de seguir la transmisión por el morbo, sino por información”, abundó en sus declaraciones a agencias y blogs internacionales.
El acontecimiento sigue siendo un trending topic en Twitter y también ha generado otro filón en la disputa entre medios de información en México: quienes apoyan a TV Azteca desde sus cuentas han condenado al periódico Reforma que en su edición de este lunes abundó sobre la polémica: “Silencia a Torreón miedo a violencia”, tituló en su cabeza principal.
En su suplemento deportivo Cancha desplegó fotos donde se muestran imágenes de varios impactos de bala al interior del Estadio Corona, contrastando con la versión que las autoridades divulgaron desde la noche del mismo sábado: que el tiroteo fue sólo afuera del coloso.
“Un cristal de las oficinas de TV Azteca, una de las rampas de acceso al sótano, la estructura poniente del estadio, la barda perimetral del TSM (Territorio Santos Modelo), así como una de las suites del nivel Victoria, fueron blanco de las balas perdidas”, informó el Club Santos Laguna en un boletín de prensa.
Para el equipo de la Comarca Lagunera estas detonaciones fueron “balas perdidas”.
“Queremos dejar en claro que al interior del Estadio Corona, y así lo pueden confirmar las distintas corporaciones de seguridad, no se presentó detonación alguna”, abundó el boletín.
Por su parte, Roberto Zamarripa, en su artículo “Tolvanera”, publicado también en Reforma, reproduce las quejas y protestas de algunos jugadores de futbol profesional por las condiciones de inseguridad que se han acrecentado en México, a raíz del atentado en contra del paraguayo Salvador Cabañas.
“El futbol organizado ya es víctima. Pero también es cómplice. Y desde hace rato. Los directivos de la Federación Mexicana de Futbol han tolerado operaciones ilícitas en la venta y administración de equipos como Querétaro, Irapuato, León, Colibríes de Morelos, entre otros, o la transacción de jugadores mediante operaciones de lavado de dinero, incluso documentadas por la DEA y la PGR, han sido consentidas por la FMF. Hay empresarios procesados y hasta jugadores presos, como el caso de Carlos Alvarez Maya, defensa necaxista quien fue atrapado en 2003 con un millón de dólares del colombiano Harold Poveda, El Conejo”, escribió Zamarripa.
El panorama que apunta el periodista de Reforma en este párrafo es indicativo de hasta dónde ha llegado el crimen organizado y el fútbol está siendo afectado. Lo peor es que las dos grandes televisoras –Televisa y TV Azteca- se han convertido en juez y parte de esta situación. Ambas son propietarias de equipos de futbol y su preocupación más importante no es la promoción o difusión del deporte más popular en la pantalla comercial sino también la defensa de sus intereses corporativos en el balompié mexicano.
A raíz de la firma de la Iniciativa México las dudas sobre la autocensura a modo en las televisoras se han incrementado, ahora hasta en la afición futbolera.
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