Sicilia, el amoroso

Marco A. Flota / Grillotina

Don Javier Sicilia es, sin duda, el hombre de moda en México. No al nivel, claro, del Chicharito Hernández, pero más popular que el Frijolito Cordero.

Surgido, así, de botepronto, hay que recurrir a los indicios que da la prensa. Parece que es un poeta sin las “finuras”- personales, no estéticas- de Salvador Novo. Y un filósofo sin las “debilidades”- personales, no dialécticas- de Sócrates. Quizá comparable al peripatético Aristóteles, porque camina por todo el país y le grita al Gobierno: “Reconócete a ti mismo!”

Poeta y religioso, como Sor Juana, no ha escrito Redondillas, pero le ha soltado redondas verdades al Congreso. Cuando exige: “¡Paz!”, no pide el regreso del Nobel Octavio. Para decirlo pronto, Sicilia es un rebelde con causa, no sin Krauze.

Y la alusión en el título, “Sicilia, el amoroso”, no remite necesariamente a la obra cumbre de su colega, el poeta Jaime Sabines. Sicilia es Amoroso porque se la pasa repartiendo besos.

Recabó fondos hace unos días en el Centro Histórico del DF por el clásico sistema del “boteo” y logró reunir algo así como 50 mil pesos. Pero quizá hubiera doblado esa cantidad de haber vendido besos en una quermés.

Porque bien valía unos 100 mil pesos el beso que dio a la procuradora general de la República en un carrillo. Y mucho más el ósculo que propinó a Manlio Fabio Beltrones un cachete.

(Lo de ósculo no es albur: Consulte cualquier diccionario y comprobará que significa beso. En cualquier sitio de la anatomía humana, no en el que está usted pensando.

Dicen que su próxima caravana culminará en el Callejón del Beso, de la bella Guanajuato. O que adoptará como himno de su campaña aquella canción “La leyenda del beso”, de los Churumbeles de España.

No ha llegado al caso de aquel besucón internacional- ¿brasileño era?- que propinó un kikorete al Papa Juan Pablo II y, demostrando su mal gusto y falta de tacto político, hasta a Bush padre. Pese al apellido, Sicilia, no ha dado el “beso de la muerte”, como los mafiosos de aquella región italiana. Si siquiera el “beso del diablo” que se atribuyó a Echeverría.

Tampoco acostumbra silbar y cantar “Amorcito corazón”, como Pedro Infante antes de dar un beso a la Chorreada en “Nosotros los pobres”. Pero son tantos los besos que ha repartido el poeta Sicilia que ya es tiempo de clasificarlos. Intentémoslo:

BELTRONADO: Beso sonado que le dio Sicilia a Manilo Fabio.
BESOLICITO: Beso que le daría al Presidente, si se da el caso.
BESOMERO: Beso que le dio en la mano a la procuradora.
BESOMNOLIENTO: Beso que le daría a cada uno de los 500 diputados.
BESOÑADOR: Beso que le daría a cada uno de los senadores.
BESOR: Beso que le daría a una monja (Lamentablemente ya no a la Madre Teresa)
BESORLUSCONI: Beso que le daría al premier italiano si se la oportunidad.
BESONORO: Beso tronado le dio a Josefina Vázquez Mota.
BESORDINA: Beso, silencioso, que le daría al líder del PAN.
BESOÑE: Beso que le daría a Salinas, si se pone peluca.
BESORTIJA: Beso que le daría al anillo papal.
ÓSCULO: A donde mandará el Congreso las reformas, pese a tanto beso.

¡RRIINNGG!
-Bueno, Federación Mexicana de Futbol.
-Felicitaciones por la calificación ante Camerún, aunque ellos fallaron todos los penales..
-Sí, pero como dijo el príncipe holandés: “Camerún que se duerme, se lo lleva la chingada”

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