Se estrecha el cerco sobre Kadafi; presos, 3 de sus hijos

Reuters, Afp, Dpa y The Independent

Miles de opositores armados llegaron este domingo a Trípoli por tierra y por mar, apoyados con bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para tratar de tomar el control de la capital libia, 188 días después del levantamiento contra el gobierno y el líder de la revolución antimonárquica de 1969, Muammar Kadafi, cuya guardia personal fue declarada bajo custodia de los alzados.

Tres de los hijos de Kadafi fueron tomados presos por los insurrectos: Mohamed, el mayor, dedicado al negocio de la telefonía celular; Saif, el más activo en el ejército y la política interior, y Saadi, de menor perfil público.

La Corte Penal Internacional confirmó que Saif está bajo custodia de miembros del llamado Consejo Nacional de Transición (CNT), la entidad que en febrero estableció su feudo en Bengasi, aliándonse con Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos para tomar el poder del Estado.

Mohamed dijo en una conversación telefónica transmitida por la televisora regional Al Arabiya que su casa fue rodeada en las primeras horas del domingo por los opositores, quienes ofrecieron garantías a su vida.

En cuanto a Saadi y Saif, los insurrectos aseguraron que se entregaron a un comando opositor en una zona turística al oeste de Trípoli, en dirección a Túnez, al oeste de la capital libia.

Durante la mañana corrió la versión de que Muammar Kadafi huyó de Trípoli hacia el suroeste, en dirección a la vecina Argelia, pero a lo largo de la jornada la televisión estatal difundió dos alocuciones en las que el líder llamó a la población a defender la capital. No nos rendiremos. No dejaremos Trípoli a los invasores y sus agentes. Estoy con ustedes en esta batalla, dijo, al asegurar que se encontraba en esta ciudad.

La televisión estatal difundió por la noche otro mensaje de Kadafi –el tercero en menos de 24 horas– para insistir a los tripolitanos que deben repeler a los insurrectos, si no quieren convertirse en esclavos del colonialismo.

Fuera de los mensajes de Kadafi, el gobierno mantuvo silencio casi total y no confirmó las versiones sobre la captura de los familiares y la guardia personal del líder libio.

El ministro libio de Información, Moussa Ibrahim, dijo que sólo entre el sábado y el domingo hubo mil 300 muertos y cinco mil heridos en Trípoli.

El hotel de la capital que alberga a los periodistas extranjeros –confinados durante los últimos seis meses y sin poder cubrir los acontecimientos– cayó en el caos, a veces asediado por los insurrectos, porque ahí residen también los voceros oficiales.

Al anochecer, las televisoras Al Arabiya, Fox y BBC transmitieron imágenes de una multitud que celebraba en la plaza Verde del centro de Trípoli, pero los alzados dijeron que aún había focos de resistencia en algunas zonas, incluido el centro del poder libio, Bab Aziziya, el complejo de edificios repetidamente bombardeado por naves francesas, británicas, italianas, belgas, estadunidenses, canadienses y danesas, en nombre de la OTAN.

También se reportaron festejos en Bengasi.

Esta madrugada los aliados lanzaron una nueva ofensiva aérea con cuatro proyectiles que cimbraron la ciudad, incluido el complejo Bab Aziziya, cuartel de Kadafi.

La alianza atlántica informó que la ofensiva se centra en la capital y que el blanco de los 22 disparos hechos entre el sábado y la madrugada de este domingo fueron instalaciones militares, depósitos, vehículos acorazados, lanzamisilesy sistemas de radar. Del viernes al sábado fueron lanzados 14 proyectiles con similares destinos.

Dana Lungescu, portavoz de la OTAN, indicó que unos cuatro mil objetivos militares fueron dañados o destruidos desde que Francia inició los bombardeos sobre Libia, apenas unas horas después de que el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas aprobó el 18 de marzo una resolución que prohibió al gobierno libio utilizar sus aeronaves. A los bombardeos –incluso desde barcos de guerra estacionados en el mar Mediterráneo– se sumaron los otros aliados.

La decisión del órgano ejecutivo de la ONU tuvo el objetivo de impedir que el gobierno libio reprimiera a los opositores que iniciaron su levantamiento en Bengasi, principalmente. Estableció además un embargo de armas a todo el país. No obstante, los alzados fueron criticados en varias ocasiones por especialistas en asuntos militares de países europeos, a causa de su inoperancia en el terreno.

El diario The New York Times, en su edición de este lunes, reportó que fuentes del gobierno estadunidense dijeron que en los últimos días aviones no tripulados Predator –con capacidad de fuego– sobrevolaron Libia y atacaron blancos del ejército gubernamental en tierra. En fechas recientes, precisó, los aliados desplegaron fuerzas especiales para entrenar y armar a los opositores.

Los primeros brotes contra Kadafi surgieron días después de que estallaron las revueltas en Túnez y en Egipto.

Los opositores instalaron en Bengasi el CNT, en febrero, y desde entonces fueron reconocidos y apoyados por París, Londres y Washington, que de inmediato aprobaron que los insurrectos comercializaran el petrólero ligero libio con auxilio de las monarquías árabes del golfo Pérsico. El organismo recuperó como bandera la que enarboló la monarquía derrocada hace 42 años.

Túnez reconoció al CNT y se sumó a otros 28 gobiernos que aceptan como legítima la representacion del pueblo libio. China dijo el 22 de junio que el organismo es un interlocutor importante y Rusia, que cuestionó la resolución de la ONU de marzo, rechazó dar reconocimiento a los alzados.

El golpe final sobre Trípoli comenzó a gestarse la semana pasada, cuando las mermadas fuerzas de Kadafi cedieron finalmente posiciones en Zlitan, punto intermedio entre la capital y el puerto de Misurata, unos 100 kilómetros al sur de esta capital. La otra localidad perdida por el ejército gubernamental en estos días fue Zawiya, 40 kilómetros al oeste de Trípoli, donde se encuentra el único centro industrial de producción de combustibles para la capital.

El avance de los alzados fue complementado el sábado con una acción planificada y coordinada –bautizada como Operación Sirena– en el barrio Tajura de Trípoli, que fue uno de los puntos donde hubo protestas antigubernamentales el 14 de febrero pasado. Ahmed Jibril, vocero del CNT en Bengasi, aseguró que la OTAN también está implicada en esta movilización.

El nuevo levantamiento en Tajura comenzó al anochecer en Libia, cuando los musulmanes ponen fin al ayuno que practican durante el día, en el periodo conocido como el Ramadán, coincidente con el verano.

A esa hora, la televisora del CNT difundió como noticia que Kadafi y su familia habían escapado de Libia, lo que fue denunciado como falso por Saif Kadafi minutos después.

La incursión, por mar y tierra

Este domingo los insurrectos llegaron a Trípoli desde los cuatro puntos cardinales, por mar y tierra.

Unos 200 hombres desembarcaron por la costa en el norte de la ciudad, provenientes de Misurata –ocupada el mes pasado por los opositores en tierra, acompañados por intenso fuego aéreo de la OTAN– para respaldar el levantamiento iniciado en Tajura, que se ubica en las inmediaciones del aeródromo Matiga, dentro de la ciudad y a 30 kilómetros al norte del aeropuerto internacional de Trípoli.

Por el oeste, decenas de vehículos que salieron de Zawiya llegaron a la capital cuando caía la noche en este país norafricano.

Estos comandos estuvieron durante semanas en las montañas de Nefusa, en el oeste del país. Antes de irrumpir en la capital ocuparon un cuartel a 27 kilómetros de Trípoli, prácticamente sin resistencia. Dos kilómetros adelante liberaron a cientos de reos de una cárcel conocida como Maya y un kilómetro después se enfrentaron a soldados que trataron sin éxito de impedir su avance.

Desde el sureste, comandos que salieron de Zlitan llegaron a la capital haciendo disparos al aire y sin encontrar resistencia. En algunos puntos, según información de agencias de noticias, civiles recibieron a los alzados en armas con gritos de apoyo.

Durante la madrugada, además de las bombas de la OTAN, hubo algunos combates en la ciudad.

La situación era incierta en la noche del domingo al lunes, a pesar de que las televisoras occidentales y regionales árabes mostraban escenas de júbilo popular en la plaza Verde, símbolo de la revolución antimonárquica que llevó al poder a Kadafi.

El enclave de Bab Aziziya estaba rodeado por los insurrectos, según versión recogida por el diario The Washington Post, mientras la televisión estatal difundió declaraciones de un vocero gubernamental libio, quien dijo que Kadafi está preparado para negociar directamente con el CNT.

A lo largo de la jornada, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, pidieron por separado a Kadafi que saliera de Libia para evitar más muertes.

El presidente estadunidense Barack Obama emitió la noche del domingo un comunicado en el cual señaló que la manera más segura de que concluya el derramamiento de sangre es simple: Muammar Kadafi debe reconocer la realidad de que ya no controla Libia. Debe ceder el poder de una vez por todas. Y agregó: Esta noche el ímpetu contra el régimen de Kadafi ha alcanzado un punto de quiebre. Trípoli se escapa al puño del tirano.

Más temprano, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo estar viendo imágenes de cómo los gobiernos democráticos de Europa, no todos, están demoliendo Trípoli con sus bombas, acompañados por el gobierno supuestamente demócrata y democrático de Estados Unidos, porque les da la gana.

El diario The Independent, en un artículo de Patrick Cockburn, uno de sus especialistas en la región árabe, señaló que es evidente que Kadafi perdió, pero no está claro quién ganó. La intervención de los aliados comenzó por razones humanitarias (evitar la represión de civiles libios), pero finalmente se embarcaron en una aventura militar. Es claro que Kadafi se irá, pero todavía falta ver si la guerra terminó."

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