Rick Perry, un aspirante de cuidado

José Carreño Figueras

A tres semanas de haber entrado a la carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano el gobernador de Texas, Rick Perry, no sólo está a la cabeza de las encuestas sino en lo que hoy parece una ruta firma hacia la candidatura.

A menos que haya sorpresas o el aspirante sufra un tropezón espectacular, Perry parece haber aventajado ya sin problemas no sólo a su principal competidor, Mitch Romney, sino a un campo de competidores que incluye a diputados que en algún momento hicieron suspirar a la extrema derecha republicana.

Pero ahí donde Michele Bachman y Ron Paul alegraron los corazones de los miembros de los “Partidos del Té”, que son especialmente conservadores fiscales, Perry no solo los hizo latir sino que los hizo acompañar con los latidos de los conservadores religiosos. La suma representa dos de las mas, si no las mas, importantes audiencias del partido republicano.

Si Perry logrará después atraer al centro estadounidense, indispensable para que un político gane la Casa Blanca, es otro negocio. La etapa preelectoral, al menos de aquí a la consagración de los candidatos presidenciales de ambos partidos en julio-agosto de 2012, pertenece a los militantes y los activistas.

Por lo pronto Perry aparece a la cabeza en las encuestas de opinión pública, con una retórica que recurre tanto a la religiosidad o el conservadurismo económico de sus escuchas como a su resentimiento o desconfianza hacia el gobierno federal y el alegato de que su estado es el mayor creados de empleos en el país.

La calidad de los empleos es un punto sujeto a discusión, pero la oratoria de Perry acompaña el dato con referencias Dios, críticas al comportamiento del aparato político de Washington y la promesa de políticas de fuerza.

Es una oratoria, en suma, adecuada para la membresía de un partido que parece cada vez mas a la derecha.

En ese sentido Romney, que gobernó como moderado en Massachussetts y ahora se presenta como un conservador fiscal, está en desventaja. Su religión mormona lo hace sospechoso a los cristianos evangélicos que forman la derecha religiosa republicana; su conversión reciente al conservadurismo fiscal y su relación con las estructuras tradicionales republicanas hacen recelar a los miembros de los “Partidos del Té”.

Perry presume de una política de dureza frente a los inmigrantes indocumentados, pero al mismo tiempo aboga porque los residentes ilegales tengan abiertas algunas rutas a la ciudadanía, como el servicio militar.

En otras palabras, como buen populista tiene un poco para todos. Algunos dicen que no es el político mas listo, pero ha sido reelecto mas veces que ningún otro gobernador de Texas; otros lo consideran como cínico, pero ha logrado convencer a muchos de que es un ferviente conservador religioso y está considerado entre los políticos favoritos de los miembros de los “Partidos del Té”.

En suma, es un político de cuidado. Puede vestir de traje y calzar botas vaqueras, propugnar por la soberanía de los estados para tomar la mayoría de sus decisiones -y parecer un retroceso a la época previa a la guerra civil-; puede incluso parecer un poco tonto a veces pero nunca, de ninguna forma, se le puede subestimar.

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