Pobreza: Más con Zedillo 1995

Carlos Ramírez / Indicador Político

Si revisan las cifras oficiales de Coneval sobre la pobreza, los priístas se encontrarán con varias sorpresas:

--Por la crisis devaluatoria Salinas-Zedillo de 1994-1995 y la caída del PIB en 1995 en -6.2%, la pobreza alimentaria aumentó en 15.3 millones de personas; en tanto que por la crisis hipotecaria de 2008 y el desplome del PIB en -6.4% en 2009, la pobreza alimentaria aumentó sólo en 989 mil personas.

--De acuerdo con la distribución del ingreso en el 60% de los mexicanos pobres, la tasa aumentó en 4.2 puntos porcentuales en el largo periodo de treinta y un años (1963 - 1994), en tanto que esa misma tasa creció en 1.1% en apenas 8 años (2001-2008).

--Según las cifras de evolución de la pobreza de ingresos de 1992 a 2012 (gráfica al final), la durísima crisis provocada por la devaluación Salinas-Zedillo de 1994-1996, el porcentaje de persona afectadas pasó de 52.4% a 69%, un aumento de 16.6 puntos porcentuales; y la pobreza bajó al piso de 42.7 en el 2006, ya en las administraciones panistas. La crisis de 2008 de Calderón hizo aumentar la pobreza por ingresos de 42.7% a 51.3%, un aumento de apenas 8.6 puntos porcentuales, la mitad del daño provocado por Salinas-Zedillo.

De ahí que el debate sobre la crisis debe salirse de la observación parcial del bienio 2008-2010 y enfocarlo en un escenario de más largo plazo. Y ahí las cifras confirman que las crisis económicas y sociales en los gobiernos priístas de 1970-2000 fueron mayores y más dañinas --inflaciones, devaluaciones, desempleo-- que la del 2008 por el colapso hipotecario en los Estados Unidos. El colchón de bienestar de periodo panista 2001-2008 permitió atenuar el efecto negativo de la crisis, contra la generalización de los problemas provocados por la devaluación de 1995 y su efecto inmediato de aumento de las tasas de interés, hechos que provocaron el empobrecimiento de la sociedad.

En la crisis de 1994-1995, el efecto negativo no sólo fue de empleo sino de pérdida de casas y automóviles, aunque Ernesto Zedillo se cuidó de proteger a los banqueros de la quiebra vía el Fobaproa, a costa de la depauperación de millones de familias que aún hoy en día aun no recuperan parte de lo perdido; en tanto que la crisis de 2008 sólo repercutió en la baja en el empleo formal. Por tanto, las cifras de pobreza requieren de un examen en horizonte histórico y no agotarlas en un solo año.

El problema de fondo que abarca a las administraciones priístas y panistas radica en el hecho de que el modelo de desarrollo actual no alcanza para atender las necesidades de bienestar de la mayoría de los mexicanos; de ahí que el debate sobre las cifras de pobreza debe insistir no tanto en acusaciones mutuas sobre las crisis sino en la necesidad muchas veces pospuesta de debatir el rediseño del modelo de desarrollo.

El modelo de desarrollo ha tenido varias etapas: el Estado como gestor de la economía, la economía mixta, la sustitución de importaciones, el desarrollo estabilizador, el desarrollo compartido, el neoliberalismo y la globalización vía el mercado común con los Estados Unidos. Pero todas esas etapas estuvieron condicionadas por la Constitución y su modelo económico priísta de economía primero de Estado y luego de mercado. En estas etapas dominó la política económica como ideología y no como modelo de desarrollo.

El saldo real de las crisis en el ciclo priísta se localiza en el empobrecimiento provocado por el colapso devaluatorio de diciembre de 1994 heredado por Carlos Salinas para evitar el juicio de la historia y que Ernesto Zedillo no pudo operar. Cifras oficiales del Coneval revelan que los pobres por alimentos crecieron en el periodo 1994-1995 en 15.3 millones de personas, los pobres por capacidades aumentaron en 16.3 millones de mexicanos y los pobres en patrimonio se agrandaron en 16.9 millones de mexicanos.

Aumento de pobres en las dos crisis
1994 47,045,221
1996 63,967,416
2008 52,293,719
2010 57,707,660

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