PML: 68, ‘madurez revolucionaria’

Carlos Ramírez / Indicador Político

El Porfirio Muñoz Ledo que en estos días ataca al ejército por su papel en la lucha contra los cárteles de la droga y que se opone a “iniciativas militaroides” como la ley de seguridad nacional, es el mismo político priísta-cardenista-salinista-perredista-parmista-panista-foxista-lopezobradorista-petista --más lo que se acumule esta semana-- que en 1968 fue uno de los que apoyó, avaló, legitimó las acciones de represión del presidente Díaz Ordaz contra estudiantes.

En 1969, como una de las estrellas nacientes en el horizonte del PRI y jilguero político de Díaz Ordaz y Luis Echeverría, Muñoz Ledo dijo que la represión en Tlatelolco fue un acto de “madurez revolucionaria” del Estado y una decisión política para imponer la “supremacía del poder político”. Desde dos tribunas, Muñoz Ledo exaltó hasta las lágrimas a Díaz Ordaz por su informe de 1969 en el que asumió la responsabilidad de las decisiones de poder de 1968.

De ahí que Muñoz Ledo aparezca hoy como cómplice moral de la represión y político carente de autoridad moral y política para hablar de la ley de seguridad nacional y su nombre debería estar en los expedientes de investigación de cualquier comisión de la verdad sobre el tlatelolcazo de 1968 y el halconazo de 1971. Los textos de los dos discursos de elogio impúdico, desmedido e infame a Díaz Ordaz están en http://www.indicadorpolitico.com.mx/docs/index5.php. Y de ahí entresacamos algunos párrafos del Muñoz Ledo que hoy se quiere lavar el rostro de la complicidad represiva con su rechazo a la ley de seguridad nacional:

“Hace nueve años, en esta misma tribuna (el Monumento a la Revolución), el ciudadano Gustavo Díaz Ordaz afirmó que a su generación correspondía buscar la concordia entre quienes pudieran hallarse todavía separados por el recuerdo de la lucha, con el fin de conjugar todos los esfuerzos en torno a las grandes metas nacionales.”

Hemos vivido una de las coyunturas más cargadas de sentido dentro de nuestra historia contemporánea (el 68): Momento que separaba y que ha vinculado finalmente tres decenios de desarrollo con los tres que le faltan a la revolución para cumplir su obra durante este siglo.

“Al cabo de un prolongado periodo de crecimiento, fuerzas e intereses ajenos a la voluntad del pueblo pretendieron divorciarlo de las instituciones de la República y los más antiguos trasfondos reaccionarios vinieron a condensarse en la idea de que el deber más imperioso para los mexicanos es disminuir la autoridad del Estado e inventar un nuevo régimen constitucional.

“Hoy, en pocos países como el nuestro, los jóvenes encuentran mejores posibilidades de identificación y de servicio dentro de la sociedad civil. En muy pocos podría escucharse verazmente la promesa que formuló aquí, hace casi dos lustros, el actual jefe de nuestra nación cuando afirmó que a sus contemporáneos correspondía ser el macizo puente por el que habrían de pasar las nuevas generaciones para hacerse cargo de sus responsabilidades con la patria.

“En todo el mundo existe la convicción de que los últimos movimientos de rebeldía y de protesta han dejado como secuela inmediata el aumento de poder de los enemigos del cambio social. Con la más estricta objetividad podemos afirmar que los conflictos sociales que tuvieron lugar en México y que llegaron a poner en peligro la paz pública no dejaron como saldo el más mínimo incremento de poder o de influencia en favor de quienes se oponen a la transformación acelerada y a la autonomía del país.

“El Jefe del Estado mexicano ha puesto en este informe (el V) especial acento a los actos de su administración que atestiguan la posición soberana de México frente al exterior y que propician vías de desarrollo económico cada vez más independientes…

“Díaz Ordaz dijo, reiteradamente, que ninguna presión obligaría al gobierno a “mediatizar la soberanía de la nación” y, podernos añadir con justicia, que no permitió tampoco que se deteriorara la autoridad que el Estado ejerce sobre los intereses particulares que componen la comunidad mexicana. Con esta intención ha dicho que “ningún grupo, ningún sector, ninguna clase tiene el derecho de imponerse a los demás. La voluntad mayoritaria del pueblo mexicano es la que decide”. En ejercicio de ese mandato, el Poder Ejecutivo tomó sus decisiones y la responsabilidad que asume, es -al mismo tiempo- la reafirmación de la soberanía externa del Estado y de la supremacía del poder público en el interior del país.

“Como miembro de este partido (el PRI) y como mexicano que confía honestamente en el destino de la nueva generación, nada me ha conmovido más hondamente en el texto del V Informe que el valor moral y la lucidez histórica con que el Presidente de México reitera su confianza en la “limpieza de ánimo y en la pasión de justicia de los jóvenes mexicanos”.

“Nuestra Revolución Nacional es obra de sucesivas generaciones (…). Por eso nos dolemos ante la expectativa de que nuestros jóvenes naufraguen en la desilusión o frustren sus empeños por no poder o no querer descifrar las estructuras de la civilización que están llamados a transformar.

“Nunca como ahora la educación ha sido una dimensión de la política. El porvenir que ambicionamos depende en gran medida de las fórmulas que encontramos conjuntamente, las dos generaciones, para preservar la continuidad esencial de nuestra historia y para afirmar un México nuevo fundados en la realidad y en la imaginación creadora. Ésta es, la última lección que recojo de un informe ejemplar.”

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