Calderón-Moreira
PRD, encuestas y apertura
Chuchos arbitrales
Julio Hernández / Astillero
Lo de Torreón no es solamente un asunto de violencia desbordada. Detrás de los continuos enfrentamientos entre bandas de delincuentes, de la toma de la sociedad en rehenes y del aparatoso desmoronamiento de las estructuras públicas de los tres niveles de gobierno en materia de seguridad, está el sostenido e implacable enfrentamiento del bando de Felipe Calderón contra el bando de los Moreira (Morelia-Santos), con un despechado primer compadre en medio (el senador Guillermo Anaya) y con un actualizado intento blanquiazul de revancha contra el hermano que dejó a otro hermano, al evidenciar la descomunal deuda que Humberto contrató y ejerció en CoahuiYork (así presume lo logrado con esos créditos el actual presidente nacional del PRI, con un juego de palabras que suena tragicómico a la luz de lo sucedido en el llamado Territorio Santos Modelo) y que va colocándole en situación de lastre para el proyecto de Enrique Peña Nieto.
Los datos disponibles no apuntan a que haya sido un acto sin mayor intencionalidad. Los propios declarantes oficiales incurrieron en contradicciones en sus primeros reportes, y de una versión original de causas totalmente ajenas al inmueble deportivo (una balacera menor en razón de un retén no atendido, cuya sonoridad combatiente habría sido magnificada por jugadores y aficionados que se habrían asustado por un suceso externo), se pasó al reconocimiento de la afectación de partes del conjunto arquitectónico e incluso a roturas de vidrios, por balas perdidas, en cuando menos un palco y un sitio de transmisión televisiva. La historia de este sexenio ha enseñado a todos a esperar siempre un poco para ir conociendo detalles de lo que realmente ha sucedido.
Ironías del Big Brother tomado por sorpresa. El poder de la imagen puesto involuntariamente al servicio de la denuncia: Televisión Azteca transmitía con normalidad el sopor de un juego intrascendente cuando la fuerza de los hechos obligó a mantener en pantalla las insólitas escenas de la pedagogía social impuesta por el narco: coreografía del peligro sabido y asumido al sonoro tronar del primer disparo, así que los primeros actores (los jugadores y el árbitro) fueron también los primeros en reconocer por piernas que los riesgos de la guerra contra el narco no son un juego. (No es el de este sábado el primer caso de pánico en tribunas deportivas por balaceras. En julio de 2010, en partido de la Liga Mexicana de Beisbol, jugando en su casa los Broncos de Reynosa contra los Sultanes de Monterrey, a la altura de la sexta entrada, se escuchó un tiroteo a las afueras, lo que llevó de inmediato a los jugadores y al público a pro- tegerse como este sábado en Torreón. El juego fue suspendido y luego vuelto a programar http://j.mp/nxta3t.)
Abandonado así el cuadrangular escenario por los personajes centrales, se vivió el impresionante acomodo físico de los aficionados a su nada inusual encajonamiento: el pecho a tierra como nueva postura de protección civil, la adaptación muscular a los vericuetos del cemento y del plástico de las tribunas, las paredes y las vallas como resignada postura preventiva, la amorosa protección de los padres a los hijos como señal de unidad que no puede pasar inadvertida, el correr encorvados entre pasillos para presentar menos posibilidades de alcance a los disparos, la realidad entendida, aprendida, practicada ya varias veces por una sociedad, la lagunera, que ha vivido durante los años recientes entre constantes agresiones y horror, tanto como en otras ciudades donde los reflectores y los discursos oficiales se han posado con más asiduidad, desatendida esa capital regional por las pugnas entre los cárteles partidistas, aprovechados y agravados los problemas para culparse uno a otro, guarecidos e instrumentadores según las circunstancias y los objetivos.
Pasando a otros temas de negro (con amarillo): una primera lectura de los acuer- dos a que llegó el PRD este fin de semana haría pensar que se ha declarado abiertamente la guerra entre los dos únicos bandos hasta ahora moderadamente contendientes: AMLO había advertido, con lenguaje y conceptos poco propicios para el entendimiento con la contraparte a la que se supone busca convencer de apoyarle, que no aceptará encuestas de opinión para definir la candidatura presidencial más que entre miembros de la franja del izquierdismo electoral que formarían PT, Convergencia Ciudadana (oficialmente llamada Movimiento) y el vapuleado PRD, más la metodológicamente imprecisa sección de los ciudadanos independientes.
El PRD acordó, sin embargo, que la consulta, mediante varias encuestas, será abierta a la ciudadanía, es decir, si se aplican las prevenciones del tabasqueño, a un universo que inevitablemente incluiría a la multimencionada mafia poderosa. Claramente acomodado a la línea de apertura a la sociedad, Marcelo Ebrard dijo de inmediato que es más importante el candidato que un partido o los partidos, proveyendo de contenido con sello camachista a tal proyecto aliancista para 2012 que así acabaría siendo la continuación natural del aliancismo con el PAN que se practicó en elecciones estatales recientes. Pero no quedaría sólo MEC en el casillero del presunto candidato ciudadano con credencial perredista, pues también apareció la posibilidad de incorporar a Juan Ramón de la Fuente e incluso asoma un retorno táctico de Cuauhtémoc Cárdenas.
Y, sin embargo, el congreso extraordinario del PRD se regaló una opción de arreglo cupular de última hora, al man- datar al consejo nacional –dominado por los Chuchos– para que al final puedan privilegiar la unidad partidista, es decir, para que puedan negociar y condicionar una eventual postulación lopezobradorista.
Y, mientras un confiable pajarito trasatlántico dejó el recado de que el pasado jueves fue detenido en España un piloto de la principal línea mexicana de aviación, con 40 kilos de material estupefaciente a su cuidado, y según lo poco que se ha filtrado, el piloto asegura que él y su familia fueron amenazados de muerte si no transportaba el encargo a Madrid... ¡Hasta mañana!
PRD, encuestas y apertura
Chuchos arbitrales
Julio Hernández / Astillero
Lo de Torreón no es solamente un asunto de violencia desbordada. Detrás de los continuos enfrentamientos entre bandas de delincuentes, de la toma de la sociedad en rehenes y del aparatoso desmoronamiento de las estructuras públicas de los tres niveles de gobierno en materia de seguridad, está el sostenido e implacable enfrentamiento del bando de Felipe Calderón contra el bando de los Moreira (Morelia-Santos), con un despechado primer compadre en medio (el senador Guillermo Anaya) y con un actualizado intento blanquiazul de revancha contra el hermano que dejó a otro hermano, al evidenciar la descomunal deuda que Humberto contrató y ejerció en CoahuiYork (así presume lo logrado con esos créditos el actual presidente nacional del PRI, con un juego de palabras que suena tragicómico a la luz de lo sucedido en el llamado Territorio Santos Modelo) y que va colocándole en situación de lastre para el proyecto de Enrique Peña Nieto.
Los datos disponibles no apuntan a que haya sido un acto sin mayor intencionalidad. Los propios declarantes oficiales incurrieron en contradicciones en sus primeros reportes, y de una versión original de causas totalmente ajenas al inmueble deportivo (una balacera menor en razón de un retén no atendido, cuya sonoridad combatiente habría sido magnificada por jugadores y aficionados que se habrían asustado por un suceso externo), se pasó al reconocimiento de la afectación de partes del conjunto arquitectónico e incluso a roturas de vidrios, por balas perdidas, en cuando menos un palco y un sitio de transmisión televisiva. La historia de este sexenio ha enseñado a todos a esperar siempre un poco para ir conociendo detalles de lo que realmente ha sucedido.
Ironías del Big Brother tomado por sorpresa. El poder de la imagen puesto involuntariamente al servicio de la denuncia: Televisión Azteca transmitía con normalidad el sopor de un juego intrascendente cuando la fuerza de los hechos obligó a mantener en pantalla las insólitas escenas de la pedagogía social impuesta por el narco: coreografía del peligro sabido y asumido al sonoro tronar del primer disparo, así que los primeros actores (los jugadores y el árbitro) fueron también los primeros en reconocer por piernas que los riesgos de la guerra contra el narco no son un juego. (No es el de este sábado el primer caso de pánico en tribunas deportivas por balaceras. En julio de 2010, en partido de la Liga Mexicana de Beisbol, jugando en su casa los Broncos de Reynosa contra los Sultanes de Monterrey, a la altura de la sexta entrada, se escuchó un tiroteo a las afueras, lo que llevó de inmediato a los jugadores y al público a pro- tegerse como este sábado en Torreón. El juego fue suspendido y luego vuelto a programar http://j.mp/nxta3t.)
Abandonado así el cuadrangular escenario por los personajes centrales, se vivió el impresionante acomodo físico de los aficionados a su nada inusual encajonamiento: el pecho a tierra como nueva postura de protección civil, la adaptación muscular a los vericuetos del cemento y del plástico de las tribunas, las paredes y las vallas como resignada postura preventiva, la amorosa protección de los padres a los hijos como señal de unidad que no puede pasar inadvertida, el correr encorvados entre pasillos para presentar menos posibilidades de alcance a los disparos, la realidad entendida, aprendida, practicada ya varias veces por una sociedad, la lagunera, que ha vivido durante los años recientes entre constantes agresiones y horror, tanto como en otras ciudades donde los reflectores y los discursos oficiales se han posado con más asiduidad, desatendida esa capital regional por las pugnas entre los cárteles partidistas, aprovechados y agravados los problemas para culparse uno a otro, guarecidos e instrumentadores según las circunstancias y los objetivos.
Pasando a otros temas de negro (con amarillo): una primera lectura de los acuer- dos a que llegó el PRD este fin de semana haría pensar que se ha declarado abiertamente la guerra entre los dos únicos bandos hasta ahora moderadamente contendientes: AMLO había advertido, con lenguaje y conceptos poco propicios para el entendimiento con la contraparte a la que se supone busca convencer de apoyarle, que no aceptará encuestas de opinión para definir la candidatura presidencial más que entre miembros de la franja del izquierdismo electoral que formarían PT, Convergencia Ciudadana (oficialmente llamada Movimiento) y el vapuleado PRD, más la metodológicamente imprecisa sección de los ciudadanos independientes.
El PRD acordó, sin embargo, que la consulta, mediante varias encuestas, será abierta a la ciudadanía, es decir, si se aplican las prevenciones del tabasqueño, a un universo que inevitablemente incluiría a la multimencionada mafia poderosa. Claramente acomodado a la línea de apertura a la sociedad, Marcelo Ebrard dijo de inmediato que es más importante el candidato que un partido o los partidos, proveyendo de contenido con sello camachista a tal proyecto aliancista para 2012 que así acabaría siendo la continuación natural del aliancismo con el PAN que se practicó en elecciones estatales recientes. Pero no quedaría sólo MEC en el casillero del presunto candidato ciudadano con credencial perredista, pues también apareció la posibilidad de incorporar a Juan Ramón de la Fuente e incluso asoma un retorno táctico de Cuauhtémoc Cárdenas.
Y, sin embargo, el congreso extraordinario del PRD se regaló una opción de arreglo cupular de última hora, al man- datar al consejo nacional –dominado por los Chuchos– para que al final puedan privilegiar la unidad partidista, es decir, para que puedan negociar y condicionar una eventual postulación lopezobradorista.
Y, mientras un confiable pajarito trasatlántico dejó el recado de que el pasado jueves fue detenido en España un piloto de la principal línea mexicana de aviación, con 40 kilos de material estupefaciente a su cuidado, y según lo poco que se ha filtrado, el piloto asegura que él y su familia fueron amenazados de muerte si no transportaba el encargo a Madrid... ¡Hasta mañana!
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