EFE
Micaela Cabañas, hija del guerrillero mexicano Lucio Cabañas, pidió hoy ayuda para salir de México por las amenazas que ella y su familia han recibido tras el asesinato de su madre y tía el pasado 3 de julio, y denunció que no hay avances en la investigación.
"Estoy aquí para pedirles su apoyo (...) y para sensibilizar a la izquierda y a las organizaciones de derechos humanos, que no entiendo por qué no han atendido mi caso", dijo Micaela en una rueda de prensa, en la que aseguró que "no ha habido ningún avance" en la investigación de los crímenes.
"¿Por qué me dejan sola?", exclamó la hija de Lucio Cabañas, para pedir a continuación su apoyo para "salir de este país tan inseguro".
Isabel y Reyna Ayala Nava, madre y tía de Micaela Cabañas, fueron asesinadas el 3 de julio en Xaltianguis, a unos 10 kilómetros del centro turístico de Acapulco, en el sureño estado de Guerrero.
A raíz del doble homicidio, Micaela Cabañas y 17 familiares más se vieron obligados a salir de su pueblo y refugiarse en otras zonas del país.
"Dicen que hay dos líneas de investigación, pero de momento (las autoridades) no se han comunicado conmigo", indicó la mujer, que estuvo acompañada por miembros de distintas organizaciones sociales.
La asociación Nacidos en la Tempestad indicó en un comunicado que los asesinatos se cometieron tres días después de que un legislador propuso la creación de una Comisión de la Verdad en el Congreso del estado de Guerrero.
La madre de Micaela perteneció a principios de los años setenta al Partido de los Pobres, fundado por Lucio Cabañas, quien falleció en un enfrentamiento con el Ejército mexicano en 1974, en Atoyac de Álvarez, en Guerrero.
De acuerdo con la organización, entre 1974 y 1976 Ayala permaneció detenida en el Campo Militar Nº1, del que fue liberada por las autoridades con la condición de no denunciar su encierro clandestino.
Allí "vio los nombres de decenas de detenidos escritos en las paredes y escuchó las sesiones de tortura de los presos, por lo que era un testigo clave sobre estos acontecimientos", reza el escrito.
En los últimos dos años, la madre de Micaela participó en eventos organizados por las agrupaciones de Izquierdas Unidas del Sur y la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero y pidió justicia por los detenidos desaparecidos de la llamada "guerra sucia" de los años 70.
Durante dicho periodo el Estado mexicano reprimió a sospechosos de pertenecer a grupos subversivos izquierdistas y cientos de personas desaparecieron a manos de militares.
Según la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM), desde 1978 ha documentado "un poco más de 450 desaparecidos" solo en el municipio de Atoyac de Álvarez, una cifra que sube a "más de 650" si se suman otros detectados en otras partes de Guerrero.
"No hay una figura tan emblemática en la guerrilla como Lucio Cabañas, hay más de 150 desaparecidos de su familia, y el asesinato de su esposa podría ser (...) un mensaje muy claro para que los que exigimos justicia por todo aquello dejemos de hacerlo", afirmó Raúl Álvarez Garín.
Este activista, miembro del grupo Comité 68, dijo que si bien "es prioritaria la seguridad de Micaela", no pueden "dejar de exigir que los delitos de hace 30 años se esclarezcan".
Para Catalino Hernández, de Izquierdas Unidas del Sur, "los muertos de ayer, los más de 5.000 muertos de la guerra sucia, son tapados con los muertos de hoy; y la falta de justicia de ayer se hace presente con la falta de justicia de hoy".
Por su parte, José Luis Moreno Borbolla, del Centro de Investigación Histórica de los Movimientos Sociales, señaló que el asesinato de la madre y la tía de Micaela está enmarcado en la ola de violencia que azota a México, que ha causado unas 40.000 muertes desde finales de 2006.
Micaela Cabañas, hija del guerrillero mexicano Lucio Cabañas, pidió hoy ayuda para salir de México por las amenazas que ella y su familia han recibido tras el asesinato de su madre y tía el pasado 3 de julio, y denunció que no hay avances en la investigación.
"Estoy aquí para pedirles su apoyo (...) y para sensibilizar a la izquierda y a las organizaciones de derechos humanos, que no entiendo por qué no han atendido mi caso", dijo Micaela en una rueda de prensa, en la que aseguró que "no ha habido ningún avance" en la investigación de los crímenes.
"¿Por qué me dejan sola?", exclamó la hija de Lucio Cabañas, para pedir a continuación su apoyo para "salir de este país tan inseguro".
Isabel y Reyna Ayala Nava, madre y tía de Micaela Cabañas, fueron asesinadas el 3 de julio en Xaltianguis, a unos 10 kilómetros del centro turístico de Acapulco, en el sureño estado de Guerrero.
A raíz del doble homicidio, Micaela Cabañas y 17 familiares más se vieron obligados a salir de su pueblo y refugiarse en otras zonas del país.
"Dicen que hay dos líneas de investigación, pero de momento (las autoridades) no se han comunicado conmigo", indicó la mujer, que estuvo acompañada por miembros de distintas organizaciones sociales.
La asociación Nacidos en la Tempestad indicó en un comunicado que los asesinatos se cometieron tres días después de que un legislador propuso la creación de una Comisión de la Verdad en el Congreso del estado de Guerrero.
La madre de Micaela perteneció a principios de los años setenta al Partido de los Pobres, fundado por Lucio Cabañas, quien falleció en un enfrentamiento con el Ejército mexicano en 1974, en Atoyac de Álvarez, en Guerrero.
De acuerdo con la organización, entre 1974 y 1976 Ayala permaneció detenida en el Campo Militar Nº1, del que fue liberada por las autoridades con la condición de no denunciar su encierro clandestino.
Allí "vio los nombres de decenas de detenidos escritos en las paredes y escuchó las sesiones de tortura de los presos, por lo que era un testigo clave sobre estos acontecimientos", reza el escrito.
En los últimos dos años, la madre de Micaela participó en eventos organizados por las agrupaciones de Izquierdas Unidas del Sur y la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero y pidió justicia por los detenidos desaparecidos de la llamada "guerra sucia" de los años 70.
Durante dicho periodo el Estado mexicano reprimió a sospechosos de pertenecer a grupos subversivos izquierdistas y cientos de personas desaparecieron a manos de militares.
Según la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM), desde 1978 ha documentado "un poco más de 450 desaparecidos" solo en el municipio de Atoyac de Álvarez, una cifra que sube a "más de 650" si se suman otros detectados en otras partes de Guerrero.
"No hay una figura tan emblemática en la guerrilla como Lucio Cabañas, hay más de 150 desaparecidos de su familia, y el asesinato de su esposa podría ser (...) un mensaje muy claro para que los que exigimos justicia por todo aquello dejemos de hacerlo", afirmó Raúl Álvarez Garín.
Este activista, miembro del grupo Comité 68, dijo que si bien "es prioritaria la seguridad de Micaela", no pueden "dejar de exigir que los delitos de hace 30 años se esclarezcan".
Para Catalino Hernández, de Izquierdas Unidas del Sur, "los muertos de ayer, los más de 5.000 muertos de la guerra sucia, son tapados con los muertos de hoy; y la falta de justicia de ayer se hace presente con la falta de justicia de hoy".
Por su parte, José Luis Moreno Borbolla, del Centro de Investigación Histórica de los Movimientos Sociales, señaló que el asesinato de la madre y la tía de Micaela está enmarcado en la ola de violencia que azota a México, que ha causado unas 40.000 muertes desde finales de 2006.
Comentarios