Incendio londinense

Fausto Pretelín

En los recortes presupuestales está el motor del levantamiento de los enfadados. Más impuestos y menos oportunidades o, si se prefiere, menos futuro y un presente más caliente que limita los espacios de progreso de los jóvenes.

El sentido de la libertad también se expresa a través de actos de vandalismo. Ocurre en la cohorte juvenil cuando intuye que su espacio libertario corre peligro. Son los estudios y, en particular, el trabajo. No existe un riesgo más lamentable para un estudiante universitario que equiparar la conclusión de sus estudios universitarios con el desempleo. En pocas palabras, los jóvenes experimentan la terrible sensación de estar en medio de dos muros que se desplazan hacia ellos.

No es un levantamiento detonado por alguna ideología. Se trata del malestar. En él cabe toda indignación: desde los “sin futuro” a los xenófobos.

David Cameron tuvo que responder con decisiones a las demandas de una realidad europea cuya deuda pública asfixia a los gobernantes y, por supuesto, a la propia sociedad. Gran Bretaña se encuentra fuera de la zona euro pero adentro de los desequilibrios de gasto público heredados por la moda europea de la pasada década.

Los jóvenes británicos han recibido desincentivos para alquilar un departamento. Aquellos que tienen entre 25 y 34 años recibirán un subsidio siempre y cuando compartan los cuartos. Adiós a la exclusividad o al Totalmente Palacio. Cameron decidió subir el techo del IVA dos metros y medio (2.5%) para alcanzar el 20%. Los trabajadores que planeaban su jubilación durante el 2012 tuvieron que deshacer sus planes porque serán obligados a seguir levantándose temprano para desplazarse hacia sus fuentes de trabajo, es decir, la edad de jubilación será a partir de los 66 años hasta el 2020. Por si fuera poco los subsidios de desempleo se recortan. En pocas palabras, la receta social se reinventa.

Los precios en Londres, desde México, parecen una broma. Una broma cruel:

Abono anual del metro: 20,000 pesos. El precio por boleto es de 7 libras ($133.00).

Comprar un departamento en una zona intermedia (entre el centro y la periferia sabiendo que el centro es lo más barato y la periferia lo más caro) puede costar 20 millones de pesos mientras que, en la zona donde vive Margaret Thatcher (exclusiva) los precios se disparan hasta los 500 millones de pesos por casa o departamento.

El famoso Fish & Chips 117 pesos. Si lo traducimos a McDonald´s, el precio del McTrío es de 78 pesos. Subirse a un taxi desde el aeropuerto para ir hacia el centro de Londres: 1,959 pesos. Si se quiere profundizar sobre el nivel de vida en Londres pueden leer el siguiente documento: http://www.statistics.gov.uk/downloads/theme_social/familyspending2010.pdf Por supuesto que los niveles salariales son exorbitantes pero la brecha entre los que ganan un buen salario y uno paupérrimo crece.

Desde los barrios de Túnez a las calles de Manchester pasando por las plazas de Madrid o de Santiago en Chile, la red de los “sin futuro” se ve alterada por el crecimiento de sus nodos (de expresión) gracias, en parte, a las nuevas tecnologías. Poco a poco va apareciendo en el espectro social una especie de “seguridad” del anónimo que, empujado por la voluntad de la masa (tecnológica), encuentra pivotes cada momento en que decide ingresar a Twitter o a la zona de mensajes del Blackberry.

Con dificultades existirá una marcha en reversa. Para los jóvenes solo existe la quinta velocidad. Riesgo latente.

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