Francisco Rodríguez / Índice Político
Justo en la esquina de Periférico y Viaducto Tlalpan, al sur de la capital nacional, se levanta otro costosísimo monumento a la ineficacia y a la corrupción: el Instituto Federal Electoral. Un organismo dizque “ciudadanizado” que, en realidad, responde sólo a los intereses de los partidos políticos.
Costosísimo, pues ha pedido apenas un presupuesto que ronda los 16 mil millones de pesos para ejercer en el venidero 2012, luego de que este año dilapidó una cifra cercana a los 14 mil millones.
Ineficaz, usted lo sabe, porque no sólo fue incapaz de dar certidumbre sobre quién fue el candidato que verdaderamente ganó los comicios de 2012 –muchos aún creemos que el triunfo le fue escamoteado a Andrés Manuel López Obrador, en otro de esos “fraudes patrióticos” con los que se evita “que el pueblo se equivoque”–, sino porque a cada rato es blanco de críticas, ya por sus corruptelas, lo mismo que por sus fallos en materia de multas y castigos que invariablemente merecen ser corregidas por el Tribunal Electoral del Distrito Federal.
Ineficaz ahora mismo, cuando en prácticamente todos los partidos se ha desatado la fiebre sucesoria del ocupante de Los Pinos, y hábilmente todos los aspirantes a ocupar el principal cargo del país –esperemos que ahora sí legal y legítimamente– andan desatados sin que el IFE se atreva siquiera a levantar una de sus derrochadoras manitas para poner un hasta aquí.
Bien que a todos nos urja que el tiempo vuele y se acabe este malhadado sexenio, antes de que supere sus propias marcas de empobrecimiento de la población y, sobre todo, de aniquilamiento de la misma cual producto de la estúpida guerra dizque en contra del narco emprendida por Felipe Calderón, pero…
Lo que ocurre al seno del PAN, por cierto, es particularmente llamativo.
Ahí entre los blanquiazules, desde hace más de tres meses se copió el método empleado por el PRI en 1997 –cuando no había restricciones para llevar a cabo precampañas– para presentar ante la sociedad a “siete distinguidos” militantes. Muy pequeños todos. Y con tan mala suerte para su promotor, el señor Felipe Calderón, que contrario a lo que sucede a quienes como él gozan de mal fario, no le creció ninguno de sus enanos. Hubieron de descartarse dos de ellos, para quedar en una quinteta que no conmueve ni menos mueve a cuando menos la militancia albiceleste.
Para que ello sucediera ha habido actos, eventos, promocionales, cartas de apoyo e intención del voto, cenas, comidas y traslados que, de acuerdo a los cánones, entran en la categoría de precampaña.
¿Ha sabido usted que alguno de los consejeros del IFE o la institución misma se pronuncie al respecto? No. Claro que no.
Este monumental IFE –reitero, por lo costoso e ineficaz–, que yo recuerde, sólo ha atinado a publicar un suelto en el que marca la prohibición a los aspirantes de utilizar para sus traslados pre-pre-electorales vehículos oficiales… lo que por supuesto ninguno de ellos cumple.
Sucede casi igual en el PRI. Por antonomasia, pero más por su profusa presencia en medios electrónicos, carteles espectaculares y todo tipo de vehículos propagandísticos, El Precandidato –with capital letters– Enrique Peña Nieto despliega actividades pre-pre-electorales sin que la autoridad de la materia objete ni uno sólo de sus movimientos ni una sola de sus “movidas”.
Antes al contrario, dijera aquél. Cuando las acusaciones en su contra llegan al Tribunal Electoral, invariablemente es indultado.
El otro aspirante priísta, Manlio Fabio Beltrones –sin el aparato publicitario, también monumental, de Peña Nieto– anda por las mismas: en pre-pre-campaña.
Y en la denominada izquierda, cualquiera también se encuentra con violaciones constantes a la normatividad que da sustento al IFE: giras permanentes, eventos de apoyo –¿y “de a huevo”?–, cambios de fisonomías partidistas, más giras, más eventos…
¿Y el IFE?
Distraído en dirimir las “mordidas” por la renta y adquisición de inmuebles… quejándose por que el organismo está “mocho” sin tres de sus integrantes… de viaje internacional, conociendo experiencias de otros países… ideando qué otras prebendas personales pueden obtener quienes ahí más o menos se desempeñan.
Todavía no empieza la función, y el IFE no garantiza limpieza en el escenario. Tampoco impide que los aspirantes levanten el telón y se asomen a ver si los reconoce el público.
¿Estarán bien gastados, o si usted quiere: invertidos, esos 16 mil millones de pesos que los contribuyentes pondremos a disposición de este ineficaz IFE?
Índice Flamígero: A partir de ayer y hasta el 31 de este mes, los ciudadanos que deseen participar en el proceso electoral de 2012 como consejeros electorales locales podrán solicitar su inscripción como aspirantes, así como las propuestas sugeridas por organizaciones sociales para ocupar los puestos. Cabe aclarar que, a diferencia de quienes lo son federales, estos cargos son honorarios, no remunerativos.
Justo en la esquina de Periférico y Viaducto Tlalpan, al sur de la capital nacional, se levanta otro costosísimo monumento a la ineficacia y a la corrupción: el Instituto Federal Electoral. Un organismo dizque “ciudadanizado” que, en realidad, responde sólo a los intereses de los partidos políticos.
Costosísimo, pues ha pedido apenas un presupuesto que ronda los 16 mil millones de pesos para ejercer en el venidero 2012, luego de que este año dilapidó una cifra cercana a los 14 mil millones.
Ineficaz, usted lo sabe, porque no sólo fue incapaz de dar certidumbre sobre quién fue el candidato que verdaderamente ganó los comicios de 2012 –muchos aún creemos que el triunfo le fue escamoteado a Andrés Manuel López Obrador, en otro de esos “fraudes patrióticos” con los que se evita “que el pueblo se equivoque”–, sino porque a cada rato es blanco de críticas, ya por sus corruptelas, lo mismo que por sus fallos en materia de multas y castigos que invariablemente merecen ser corregidas por el Tribunal Electoral del Distrito Federal.
Ineficaz ahora mismo, cuando en prácticamente todos los partidos se ha desatado la fiebre sucesoria del ocupante de Los Pinos, y hábilmente todos los aspirantes a ocupar el principal cargo del país –esperemos que ahora sí legal y legítimamente– andan desatados sin que el IFE se atreva siquiera a levantar una de sus derrochadoras manitas para poner un hasta aquí.
Bien que a todos nos urja que el tiempo vuele y se acabe este malhadado sexenio, antes de que supere sus propias marcas de empobrecimiento de la población y, sobre todo, de aniquilamiento de la misma cual producto de la estúpida guerra dizque en contra del narco emprendida por Felipe Calderón, pero…
Lo que ocurre al seno del PAN, por cierto, es particularmente llamativo.
Ahí entre los blanquiazules, desde hace más de tres meses se copió el método empleado por el PRI en 1997 –cuando no había restricciones para llevar a cabo precampañas– para presentar ante la sociedad a “siete distinguidos” militantes. Muy pequeños todos. Y con tan mala suerte para su promotor, el señor Felipe Calderón, que contrario a lo que sucede a quienes como él gozan de mal fario, no le creció ninguno de sus enanos. Hubieron de descartarse dos de ellos, para quedar en una quinteta que no conmueve ni menos mueve a cuando menos la militancia albiceleste.
Para que ello sucediera ha habido actos, eventos, promocionales, cartas de apoyo e intención del voto, cenas, comidas y traslados que, de acuerdo a los cánones, entran en la categoría de precampaña.
¿Ha sabido usted que alguno de los consejeros del IFE o la institución misma se pronuncie al respecto? No. Claro que no.
Este monumental IFE –reitero, por lo costoso e ineficaz–, que yo recuerde, sólo ha atinado a publicar un suelto en el que marca la prohibición a los aspirantes de utilizar para sus traslados pre-pre-electorales vehículos oficiales… lo que por supuesto ninguno de ellos cumple.
Sucede casi igual en el PRI. Por antonomasia, pero más por su profusa presencia en medios electrónicos, carteles espectaculares y todo tipo de vehículos propagandísticos, El Precandidato –with capital letters– Enrique Peña Nieto despliega actividades pre-pre-electorales sin que la autoridad de la materia objete ni uno sólo de sus movimientos ni una sola de sus “movidas”.
Antes al contrario, dijera aquél. Cuando las acusaciones en su contra llegan al Tribunal Electoral, invariablemente es indultado.
El otro aspirante priísta, Manlio Fabio Beltrones –sin el aparato publicitario, también monumental, de Peña Nieto– anda por las mismas: en pre-pre-campaña.
Y en la denominada izquierda, cualquiera también se encuentra con violaciones constantes a la normatividad que da sustento al IFE: giras permanentes, eventos de apoyo –¿y “de a huevo”?–, cambios de fisonomías partidistas, más giras, más eventos…
¿Y el IFE?
Distraído en dirimir las “mordidas” por la renta y adquisición de inmuebles… quejándose por que el organismo está “mocho” sin tres de sus integrantes… de viaje internacional, conociendo experiencias de otros países… ideando qué otras prebendas personales pueden obtener quienes ahí más o menos se desempeñan.
Todavía no empieza la función, y el IFE no garantiza limpieza en el escenario. Tampoco impide que los aspirantes levanten el telón y se asomen a ver si los reconoce el público.
¿Estarán bien gastados, o si usted quiere: invertidos, esos 16 mil millones de pesos que los contribuyentes pondremos a disposición de este ineficaz IFE?
Índice Flamígero: A partir de ayer y hasta el 31 de este mes, los ciudadanos que deseen participar en el proceso electoral de 2012 como consejeros electorales locales podrán solicitar su inscripción como aspirantes, así como las propuestas sugeridas por organizaciones sociales para ocupar los puestos. Cabe aclarar que, a diferencia de quienes lo son federales, estos cargos son honorarios, no remunerativos.
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