Esa izquierda no se ve

Joel Hernández Santiago

¿Se acuerdan de aquel: “Un fantasma recorre Europa…”? Era el inicio del “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels y eran los tiempos (1847-48) en los que desde ese documento se presagiaban cambios en el mundo por las crisis financieras, desigualdades, injusticias y quebrantos sociales… “¡Proletarios del mundo, uníos!”

Hoy, otro fantasma recorre Europa… y todo el mundo; es el fantasma de la derecha que se instala en los gobiernos de la mayor parte de Europa y cuyo influjo puede traer consecuencias funestas para países del mundo occidental que no han terminado por consolidar sus gobiernos de tono social y con democracias incipientes.

Es el caso de México, en donde la derecha se instaló en el gobierno desde el 2000 y que después de once años ha dado muestras de un rápido desgaste político e inconformidad social por su conservadurismo enajenante, por su religiosidad, por su énfasis en el ideal del libre mercado como solución al problema social y por encima del igualitarismo. Lo macro por encima de lo social; su marcado tono presidencialista, el sometimiento de lo esencialmente político por ‘la política aldeana, primitiva y sin cepillar’.

Hoy, los mexicanos, vivimos una crisis grave de la que muy difícilmente nos vamos a reponer en poco tiempo: una crisis de desconfianza, de rencor, de inseguridad y de desprecio por la política y sus operarios. Eso está en el ánimo colectivo y seguramente tendrá costos electorales.

El gobierno de derecha mexicano no ha dado solución a los problemas que criticaba cuando llegó al poder en 2000 y está muy lejos de haberse conectado con lo que suele llamarse ‘pueblo’, más absorto como está en perseguir a los violentos y en enviar mensajes mediáticos llenos de un optimismo lejanos de la realidad y atento como está en perseguir a malandrines producto de la pobreza creciente, de su propia patología y del altísimo consumo de drogas en Estados Unidos. En fin.

Pero el problema va a más en México. Es el problema de la falsa definición ideológica de los partidos políticos mexicanos, los partidos que han creado una dictadura ‘casi perfecta’.

El PRI cree que ganará las elecciones de 2012 debido a dos cosas: al fracaso del gobierno de Felipe Calderón y a su propia recuperación electoral derivada del fastidio nacional por un gobierno federal que ni los ve ni los oye y con gobiernos locales caciquiles, mediocres y sin el mínimo sentido de Estado hechos de chismorreo y de venganzas y resquemores.

Quizá gane el PRI en 2012, pero ¿ganaremos los mexicanos con ese triunfo? Es difícil saberlo ahora, pero por la gente que encabeza a este partido, viejos políticos que no dejan pasar a jóvenes con intención de cambio y sin novedad en el frente, probablemente será de otro modo lo mismo.

La alternativa que podría haber dado aire fresco al quehacer político, a las políticas públicas y a un nuevo Estado mexicano es la de la izquierda. Pero ¿dónde está la izquierda mexicana? En dónde quedó esa vieja vocación, digamos, socialista que nos viene de lejos y que dio muestras de su intensidad y emoción entre los mexicanos del siglo XIX a través de aquellos socialistas utópicos que se organizaban para restablecer sus derechos y cuyos dirigentes abrevaron en la filosofía de Owen, Sain-Simon, Fourier y Etienne Cabet, lo que derivó en el anarquismo de los Flores Magón e influyó en los primeros comunistas que organizaron el primer partido comunista del país, aun antes de que naciera el PNR –abuelito del PRI- en 1929. Y de ahí en adelante la construcción de un socialismo real como ideal de gobierno y de construcción de un país con justicia e igualdad…

Muchos mexicanos de gran valor e intensidad promovieron la creación de un socialismo mexicano. Muchos de ellos también Siervos de la Nación ya desde la política, o la academia o el pensamiento o la creación o el trabajo mismo. Todos ellos soñaron con un país diferente, con mexicanos en diferente circunstancia para el bien nacional. ¿Dónde quedó todo eso?

Hoy sabemos que nada de ello está quedando… o muy poco. De pronto en la academia se discute ‘repensar a la izquierda’; de pronto en organizaciones aisladas; de pronto en cada uno de los estados del país surgen muestras de un izquierdismo indispensable para equilibrar los excesos de una derecha torpe y de unos partidos políticos que no son partidos políticos con gobiernos que son todo, menos eso: gobierno, al que se le otorga la responsabilidad de cuidar nuestros fueros y privilegios…

Hoy la izquierda mexicana está sumergida en el ánimo social, no en los partidos políticos. No en ese PRD que se dice de izquierda pero que cuando ha gobernado no ha dado muestras de serlo; en esos otros partidos satélite que se visten de izquierda sin saber si trabajan por la construcción de un nuevo país o trabajan para sus cuotas y privilegios.

No. No hay una izquierda en México que sea una alternativa real frente a sus adversarios políticos –ya no ideológicos- y que muestre al mismo tiempo modernidad, claridad, ideas propias, novedades, con la aspiración de una nueva ciudadanía multidimensional y que convoque a la sociedad, toda, para la reconstrucción política, social, económica y cultural de México, que es decir, para la reconstrucción de México en tono socialista, que es decir, en donde el ser social predomine frente a lo individual y frente a una economía de mercado voraz e insensible… En fin. Que nos hace falta esa izquierda en este país ‘huérfano de besos’.

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