Jesús Zambrano y Dolores Padierna están en serios problemas de legalidad, que amenaza sus cargos en la dirigencia del PRD. Como parte de una negociación entre las dos corrientes predominantes del partido, la llamada de Los Chuchos y Nueva Izquierda, Zambrano y Padierna quedaron como presidente y secretaria general del PRD, y se apoderaron de la gran mayoría de las posiciones del partido. Carlos Sotelo, al frente de ocho tribus perredistas, se inconformó ante el Tribunal Electoral que el fin de semana pasado determinó que la impugnación tenía base, y que tanto Zambrano como Padierna y el resto del Comité Ejecutivo Nacional, habían violado los estatutos y, por lo tanto, la elección era ilegal. O sea, tiene que realizarse una nueva votación donde vuelvan a ponerse en juego todos los cargos. Dicen los que saben que las condiciones internas en el PRD no están muy bien como para entrar en un nuevo proceso, por lo que las dos corrientes están negociando con Sotelo y las ocho tribus sobre posiciones para futuros diputados federales, locales, regidores y presidentes municipales, a fin de que avalen el acuerdo cupular. La dirigencia del PRD quiere emitir una convocatoria para nuevas elecciones en estos días, pero necesita tener el concurso de los demás para no entrar en un problema sinfín y que el partido, en la recta final de la precampaña presidencial, quede acéfalo.
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