Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
Un asunto más que jurídico, lo fue del todo político, ya que perversamente lo utilizaron como celada para tumbar a López Obrador.
El pasado jueves por fin se cerró un largo capítulo vergonzante, que exhibió al desnudo los desmedidos abusos del poder, la inmoralidad y el descaro con el que se condujeron quienes a nombre del Estado actuaron, en su momento, trastocando el orden legal, situación que dejó ver que las leyes y el derecho no siempre se respetan, y que distan mucho de ser el dique o la barrera protectora que románticamente a manera de garantías individuales se han creado en nuestra constitución, dizque para brindar seguridad jurídica al muchas veces desvalido e indefenso ciudadano en contra de las arbitrariedades y los excesos que las autoridades suelen cometer en el ejercicio de la función pública.
Sí, esto se dice a manera de referencia, para enseguida señalar que después que las partes han estado inmersas durante más de seis años en el conocido caso del predio el encino, éste llegó a su punto final, no sin antes recordar que en el pasado causó tanta controversia jurídica y sobre todo política, ya que fundamentalmente sirvió de pretexto para desaforar, en ese entonces, al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador,
Es decir, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hace ocho días, resolvió de una vez por todas, dar carpetazo al asunto relativo a dicho predio, mismo que se ubica en la zona de Santa Fe, estableciendo en sus puntos resolutivos que ya no era posible regresárselo a sus dueños, pero sí en cambio determinó que el gobierno del Distrito Federal, quien lo había expropiado, tendría que indemnizarlos, sin que para ello llegasen a valer argumentos tales como el que no se cuentan con los recursos económicos. No, una vez definido su precio, conforme avalúos, se tendrá absolutamente que pagar.
Un asunto, más que de orden jurídico, lo fue del todo político, ya que perversamente lo utilizaron como celada para tumbar a López Obrador. Sí, al sentir temor por él, principalmente el gobierno de Vicente Fox, se propusieron derribarlo de su ascendente, boyante y prometedora carrera política a toda plenitud, y para ello se valieron de un supuesto desacato que su gobierno del Distrito Federal había cometido respecto de una sentencia de amparo relacionada con la expropiación del predio el encino, por lo que sin consideración y sin miramiento alguno, Fox, con la complicidad del PRI y por supuesto la de su partido, el PAN, procedieron de manera burda y muy rigurosamente a someterlo a un juicio político con la intención de desaforarlo.
Acto despreciable y antidemocrático, consumado en la Cámara de Diputados por la confabulación de las dos fracciones parlamentarias mayoritarias que respectivamente formaban el PRI y el PAN, las que ciertamente en el 2005 votaron por consigna el desafuero de AMLO, con la consecuente destitución inmediata de su cargo como gobernante del Distrito Federal, lo que significó una fría puñalada tanto para él como para el pueblo mexicano, con el que había logrado generar una enorme e indisoluble empatía. Así lo calcularon y lo previeron, acabarlo de tajo y de golpe en sus aspiraciones políticas, claramente orientadas hacía las elecciones presidenciales que se celebrarían en el año de 2006.
Hecho notorio que cimbró a la sociedad mexicana y que atrajo todas las miradas de dentro y de fuera, porque era la primera vez que en la historia del país se destituía a un ciudadano de un alto cargo por el pecado mismo de haberse ganado la voluntad y la admiración por su estilo de gobernar.
Esto fue lo que les falló en su intentona a Fox, al PRI y al PAN, toparse con un personaje singular, que les demostró un enorme valor, convicciones y principios firmes, innegociables, lo cual provocó que más temprano que tarde aquellos dieran marcha atrás a su desafuero y en la destitución del cargo, más cuando vieron que López Obrador empezó a sumar a cientos de miles de solidarios simpatizantes en todo el país, situación que les espantó tan sólo al ver una concentración histórica en su apoyo, nunca antes registrada, de más de un millón de seguidores que colmó la avenida Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el zócalo de la Ciudad de México.
Hoy la Suprema Corte al resolver en definitiva el caso ominoso del encino, reconoce implícitamente que a López Obrador le asistía la razón, porque la expropiación se había hecho para darle una utilidad pública al predio el encino, consistente en abrir una calle para comunicar de manera directa un hospital, argumento fundamental esgrimido por el máximo tribunal del país en la sentencia que pone fin a ese entuerto, quedando pendiente ¿alguna disculpa para AMLO?
Pálida tinta: Tal parece que los diputados priistas llevarán hasta el límite el nombramiento de los tres consejeros electorales que faltan en el IFE, lo cual necesariamente tendría que ocurrir en septiembre próximo, cuando inicie el nuevo periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, ya que el proceso electoral de las elecciones federales que se avecinan, incluyendo la presidencial, formalmente también dará inicio en el venidero mes octubre y seguro que antes estará completo ese instituto, con todos sus consejeros, porque no sería normal ni apropiado que con tantos recursos presupuestales que se le asignan, continúe cojo, incompleto, como irregularmente ha venido funcionando desde hace más de un año, lo que significa que a los señores legisladores con esa omisión no les ha importado infringir la ley. Pero el motivo de tal retraso en esos nombramientos, es muy claro, ya que PRI a toda costa quiere cuando menos a dos consejeros afines a su causa, el PAN, al igual que el PRD, quiere uno, respectivamente. EL PRI, además del manejo de los tiempos, bien que ha tenido el cálculo de destrabar ese escollo, y resulta sencillo, él se quedará con los dos consejeros que pretende, porque el PAN estará conforme al contar ya con el Presidente del Tribunal Federal Electoral, José Alejandro Luna Ramos, más un consejero de pilón, y al PRD aunque no le tocará ningun consejero electoral, pero estará conforme, ya que le concederán que presida la comisión de la cámara de Diputados por el último año que le queda de la presente legislatura, y san se acabó, todos contentos, resuelto el problema.
Un asunto más que jurídico, lo fue del todo político, ya que perversamente lo utilizaron como celada para tumbar a López Obrador.
El pasado jueves por fin se cerró un largo capítulo vergonzante, que exhibió al desnudo los desmedidos abusos del poder, la inmoralidad y el descaro con el que se condujeron quienes a nombre del Estado actuaron, en su momento, trastocando el orden legal, situación que dejó ver que las leyes y el derecho no siempre se respetan, y que distan mucho de ser el dique o la barrera protectora que románticamente a manera de garantías individuales se han creado en nuestra constitución, dizque para brindar seguridad jurídica al muchas veces desvalido e indefenso ciudadano en contra de las arbitrariedades y los excesos que las autoridades suelen cometer en el ejercicio de la función pública.
Sí, esto se dice a manera de referencia, para enseguida señalar que después que las partes han estado inmersas durante más de seis años en el conocido caso del predio el encino, éste llegó a su punto final, no sin antes recordar que en el pasado causó tanta controversia jurídica y sobre todo política, ya que fundamentalmente sirvió de pretexto para desaforar, en ese entonces, al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador,
Es decir, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hace ocho días, resolvió de una vez por todas, dar carpetazo al asunto relativo a dicho predio, mismo que se ubica en la zona de Santa Fe, estableciendo en sus puntos resolutivos que ya no era posible regresárselo a sus dueños, pero sí en cambio determinó que el gobierno del Distrito Federal, quien lo había expropiado, tendría que indemnizarlos, sin que para ello llegasen a valer argumentos tales como el que no se cuentan con los recursos económicos. No, una vez definido su precio, conforme avalúos, se tendrá absolutamente que pagar.
Un asunto, más que de orden jurídico, lo fue del todo político, ya que perversamente lo utilizaron como celada para tumbar a López Obrador. Sí, al sentir temor por él, principalmente el gobierno de Vicente Fox, se propusieron derribarlo de su ascendente, boyante y prometedora carrera política a toda plenitud, y para ello se valieron de un supuesto desacato que su gobierno del Distrito Federal había cometido respecto de una sentencia de amparo relacionada con la expropiación del predio el encino, por lo que sin consideración y sin miramiento alguno, Fox, con la complicidad del PRI y por supuesto la de su partido, el PAN, procedieron de manera burda y muy rigurosamente a someterlo a un juicio político con la intención de desaforarlo.
Acto despreciable y antidemocrático, consumado en la Cámara de Diputados por la confabulación de las dos fracciones parlamentarias mayoritarias que respectivamente formaban el PRI y el PAN, las que ciertamente en el 2005 votaron por consigna el desafuero de AMLO, con la consecuente destitución inmediata de su cargo como gobernante del Distrito Federal, lo que significó una fría puñalada tanto para él como para el pueblo mexicano, con el que había logrado generar una enorme e indisoluble empatía. Así lo calcularon y lo previeron, acabarlo de tajo y de golpe en sus aspiraciones políticas, claramente orientadas hacía las elecciones presidenciales que se celebrarían en el año de 2006.
Hecho notorio que cimbró a la sociedad mexicana y que atrajo todas las miradas de dentro y de fuera, porque era la primera vez que en la historia del país se destituía a un ciudadano de un alto cargo por el pecado mismo de haberse ganado la voluntad y la admiración por su estilo de gobernar.
Esto fue lo que les falló en su intentona a Fox, al PRI y al PAN, toparse con un personaje singular, que les demostró un enorme valor, convicciones y principios firmes, innegociables, lo cual provocó que más temprano que tarde aquellos dieran marcha atrás a su desafuero y en la destitución del cargo, más cuando vieron que López Obrador empezó a sumar a cientos de miles de solidarios simpatizantes en todo el país, situación que les espantó tan sólo al ver una concentración histórica en su apoyo, nunca antes registrada, de más de un millón de seguidores que colmó la avenida Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el zócalo de la Ciudad de México.
Hoy la Suprema Corte al resolver en definitiva el caso ominoso del encino, reconoce implícitamente que a López Obrador le asistía la razón, porque la expropiación se había hecho para darle una utilidad pública al predio el encino, consistente en abrir una calle para comunicar de manera directa un hospital, argumento fundamental esgrimido por el máximo tribunal del país en la sentencia que pone fin a ese entuerto, quedando pendiente ¿alguna disculpa para AMLO?
Pálida tinta: Tal parece que los diputados priistas llevarán hasta el límite el nombramiento de los tres consejeros electorales que faltan en el IFE, lo cual necesariamente tendría que ocurrir en septiembre próximo, cuando inicie el nuevo periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, ya que el proceso electoral de las elecciones federales que se avecinan, incluyendo la presidencial, formalmente también dará inicio en el venidero mes octubre y seguro que antes estará completo ese instituto, con todos sus consejeros, porque no sería normal ni apropiado que con tantos recursos presupuestales que se le asignan, continúe cojo, incompleto, como irregularmente ha venido funcionando desde hace más de un año, lo que significa que a los señores legisladores con esa omisión no les ha importado infringir la ley. Pero el motivo de tal retraso en esos nombramientos, es muy claro, ya que PRI a toda costa quiere cuando menos a dos consejeros afines a su causa, el PAN, al igual que el PRD, quiere uno, respectivamente. EL PRI, además del manejo de los tiempos, bien que ha tenido el cálculo de destrabar ese escollo, y resulta sencillo, él se quedará con los dos consejeros que pretende, porque el PAN estará conforme al contar ya con el Presidente del Tribunal Federal Electoral, José Alejandro Luna Ramos, más un consejero de pilón, y al PRD aunque no le tocará ningun consejero electoral, pero estará conforme, ya que le concederán que presida la comisión de la cámara de Diputados por el último año que le queda de la presente legislatura, y san se acabó, todos contentos, resuelto el problema.
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