El Capitransa México

Marco A. Flota / Grillotina

Cuando unos comediantes ingleses comentaron en la tele de aquel país que un automóvil fabricado en nuestro país sería lento, flojo y flatulento “como los mexicanos”, nuestro embajador en el Reino Unido, don Eduardo Medina Mora, puso el grito en el cielo. Y si no pidió que les hicieran “manita de puerco” fue para no revelar que antes había sido procurador de la República.

Sí: aunque usted lo dude, un ex titular de la PGR, sin antecedentes diplomáticos, nos representa en Londres. Menos ilógico hubiera sido que lo enviaran a Pekín, porque en la Procu habrá tomado un curso de tormento chino. Pero lo que interesa destacar es que los panistas imitan a los priístas en eso de desterrar a embajadas a los políticos en desgracia.

Recuérdese cuando José López Portillo mandó a Luis Echeverría de embajador a Australia y se comentó que hasta los canguros se cosieron las bolsas. El mismo JLP, para que no se viera tan violento el nombramiento de LEA, designó también a Gustavo Díaz Ordaz embajador en España, con el único antecedente de que había sido matador, pero no de toros.

Por cierto que el ex presidente poblano no duró en Madrid más que dos o tres meses, pues renunció, pretextando motivos de salud. Y confesó a un periodista que le cuestionó por lo que parecía una falsedad:
-En serio, estoy mal de los ojos. Padezco doble visión: Veo dos presidentes.

Alusión irónica al rumor de que Echeverría manejaba a López Portillo, al grado de que éste tuvo que declarar:

-El poder no se comparte...

Lo que se confirmó en el sexenio de Fox, porque doña Marta no compartió el mando con su marido. Jolopo en cambio, no mandó a su esposa doña Carmen con su música a otra parte, pero sí con su sinfónica nacional a otros continentes.

Viene a cuento el largo preámbulo, porque en la televisión norteamericana, parodiando la exitosa película “Capitán América”, presentaron a un “Capitán México” torpe, bigotón y con abultado abdomen. Sin embargo, nuestro embajador en Washington, Arturo Sarukhán, no ha protestado con la misma vehemencia de nuestro representante en Londres.

Quizá el señor Sarukhán no quiere incomodar a los primos, porque todavía tiene esperanzas de ser designado secretario de Relaciones Exteriores, cargo para el cual fue mencionado cuando Calderón estaba formando su Gabinete. Cartera para la que hace falta el visto bueno yanqui. Incluso en otros tiempos era requisito haber sido embajador en Washington, antes de llegar a la Cancillería.

Aunque también hay que considerar que si nuestro embajador protestara cada vez que nos hacen chistes racistas en la tele norteamericana no le quedaría tiempo para atender la embajada. Recordamos, por ejemplo, que antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, el comediante Johnny Carson comentó que México iba a ganar todas las medallas de natación, porque nos entrenábamos atravesando el río Bravo.

De todos modos, si no protesta el embajador Sarukhán, al menos debería hacerlo el Congreso de la Unión. Porque el “Capitán México”, en la parodia gringa, tiene un bigote como el del senador Manlio Fabio Beltrones, un abdomen como el del diputado Alejandro Encinas y es tan simpático como el inefable Fernández Noroña.

O sea que más que Capitán es Capitransa México. Y eso, francamente, sí hiere el honor patrio.

¡RRIINNGG!
-Bueno, oficina de campaña de Santiago Creel...
-¿Se enteró de que Ernesto Cordero ya empezó a recolectar firmas?
-¡Pues si quiere yo le echo una “firma” también!

EPIGRILLO
Regresan a el Ángel huesos
de los héroes. Un bemol:
Para que descansen ésos
¡hay que perder en futbol!

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