Cordero: el fantasma de Carstens

¿Crisis?: en estos días creo que no
Ferrari: la sombra de Ruiz Mateos

Carlos Fernández-Vega / México S.A.


Los mexicanos deben estar profundamente relajados, porque Ernesto Cordero, secretario (virtual) de Hacienda, ya dijo que el segundo tiempo de la sacudida económica estadunidense no es un catarrito para nuestro país, sino una cosa bastante seria, aunque ello no implica, ni de lejos, que la poderosa economía nacional vaya directo a la recesión (tampoco la del vecino del norte). Lo que sucede, de acuerdo con la versión del candidato-funcionario, es que la economía mexicana es sólida, nuestros indicadores así lo indican (sic).

La de Cordero fue una declaración mañanera al canal de las estrellas que brindó tanta confianza y generó tal certidumbre, que el tipo de cambio peso-dólar trepó a 12.30 y el mercado bursátil se desplomó casi 6 por ciento, la caída más profunda en casi tres años (es decir, desde aquel octubre de 2008, cuando finalmente el lerdo gobierno calderonista reconoció la existencia de la crisis por él insistentemente negada a lo largo de todo ese año). Ante las cámaras de la fábrica de sueños (¿desde qué otra tribuna podría mandar el mensaje?), el susodicho quiso sacudirse el fantasma de Agustín Carstens, quien en febrero de 2008 y en el mismo espacio de Televisa acuñó la ya clásica frase del catarrito y pronosticó, que a pesar de la volatilidad la economía mexicana seguirá creciendo.

El segundo secretario (virtual) de Hacienda del calderonato, con doctorado y mención honorífica en pifias, no quiso repetir en público el diagnóstico que en su momento hiciera el actual gobernador del Banco de México (por su incapacidad le dieron un premio de su tamaño), pero sí la misma sarta de frases huecas que poco más de tres años atrás utilizara el también beisbolista fallido (léase Agustín Carstens) para evadir el impacto real que en la economía mexicana tendrá, inexorablemente, el segundo tiempo de la crisis.

¿Viene otra crisis?, preguntó el servicial entrevistador de Televisa. Y el Cordero del señor respondió: “no, no creo Carlos (Loret de Mola); yo creo que la economía mexicana es sólida, nuestros indicadores así lo indican (sic). Yo creo que más bien el reto de México es uno, que esta incertidumbre en los mercados de capitales y mercados cambiarios en este momento no se traduzca en la economía real, en la producción de bienes y servicios, en lo que gasta la gente, que no se traduzca ahí, y por otro lado yo te diría que es un escenario de desaceleración económica, que es muy distinto a un escenario de recesión económica… Afortunadamente nuestros indicadores macroeconómicos son bastante robustos, podemos aguantar, evidentemente puede fluctuar negativamente el mercado de capitales, nuestro tipo de cambio va a seguir en un periodo de volatilidad, y yo te diría que no va a pasar de ahí, no va a pasar de ahí en términos coyunturales y de corto plazo” (palabras más, palabras menos, lo mismo que dijo Carstens en febrero de 2008 al mismo locutor).

El aguerrido entrevistador le reviró: ¿para la economía mexicana viene otra crisis?, y el ilustre funcionario dijo yo creo que no. El del micrófono de las estrellas insistió: ¿no vamos hacia la recesión?, y Cordero, el brillante, contestó: yo veo que no, y en Estados Unidos yo creo que tampoco. Y la mejor de Loret: o sea, no va a pasar mayor cosa. Y la claridosa respuesta de Ernesto: en estos días creo que no; qué va a pasar después cuando la economía estadunidense se esté recuperando mucho más lento de lo que todos preveíamos, en Europa igual. Sin duda alguna es un reto para nosotros fortalecer nuestro mercado interno, seguir invirtiendo en infraestructura, seguir apoyando a las pequeñas y medianas empresas, expansión de crédito, sacar las reformas estructurales, yo creo que todo lo que hagamos por fortalecer el dinamismo interno de nuestra economía va a ser una buena idea. Tan no va a pasar nada, según el secretario (virtual) de Hacienda, que no se modifica el pronóstico oficial de crecimiento para 2011: 4.3 por ciento. En pocas palabras, Agustín Carstens reloaded.

Las sabias cuan tranquilizadoras palabras de Ernesto Cordero se registraron justo cuando el Fondo Monetario Internacional advertía que una desaceleración prolongada en el crecimiento de Estados Unidos será una carga sustancial para la economía de México y la OCDE encendía los focos rojos: “se observan signos de desaceleración económica en las naciones que integran las organización (como es el caso de México)… La histórica baja de la nota crediticia estadunidense, junto con una crisis espiral de deuda en la zona euro, ha elevado los temores de una vuelta a la recesión global”. Entonces, si cae Estados Unidos, el motor del mundo, cuantimás lo hará su peligrosamente dependiente vecino del sur, aunque Cordero no se dé cuenta.

Lo mejor de todo es que las privilegiadas neuronas del gabinetazo calderonista no se limita a las de Ernesto Cordero. Para tranquilidad de los mexicanos también se cuenta con las de Bruno Ferrari, secretario (virtual) de Economía, quien ante la zarandeada recomienda: no se debe entrar en pánico ante la incertidumbre generada por la degradación de la nota crediticia de Estados Unidos. El país debe ser cauto, porque no se sabe qué magnitud tendrá esta crisis. Cualquier cosa que pase sin duda nos va a pegar, pero no con la dimensión ni la fuerza como ocurrió en 1994 (¡sorpresa!: se le olvidó la dimensión y la fuerza de las crisis de 2009)… Este es el momento que la economía mexicana ha esperado desde hace 15 años… Es muy pronto para generalizar cuál será la reacción. No se debe entrar en pánico ni tomar medidas irresponsables o de proteccionismo, como tampoco gastar más dinero del que tenemos… No se ha modificado el pronóstico (de crecimiento económico), no hay que precipitarnos”, de acuerdo con su atinada declaración al diario Excélsior.

En los primeros días de octubre de 2008 (apenas unas horas antes de que el calderonato reconociera oficialmente el estallido de la crisis), otro ilustre panista, Gerardo Ruiz Mateos, en ese entonces secretario de Economía, declaró: es ocioso tomar medidas extraordinarias ante la crisis en Estados Unidos. No vale la pena anticiparnos sobre algo que todavía no pasa. Si se toman medidas será hasta ver cuál es el impacto del sistema financiero americano a los bolsillos de los mexicanos. Cómo se ve, Ferrari sigue sus pasos.

Las rebanadas del pastel

En octubre de 2008, los partidos de oposición exigían a Calderón que deje de mentir sobre la supuesta salud económica del país. Pues bien, tales agrupaciones deberían insistir en su requerimiento, aunque obvio es que desde que se instaló en Los Pinos el susodicho no ha hecho otra cosa.

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