Este domingo deberá decidirse la presidencia del PRI en el Distrito Federal que, ¡oh, sorpresa!, después de seis años de completo abandono e inmovilidad de su dirigencia, no por conflicto, sino por desinterés, vuelve a ser un botín apreciable para los tricolores. No extraña. Con las elecciones presidenciales casi en puerta, y el fenómeno del gobernador Enrique Peña Nieto que arrastra electores a las urnas, ahora sí quieren quedarse con el PRI local para que, desde ahí, se coloque al próximo candidato al gobierno capitalino, que se someterá a votación el mismo día que el candidato presidencial. El paleolítico del PRI tomó posiciones. La eterna líder del PRI capitalino, informal y formal, eterna negligente de la construcción del mismo, María de los Ángeles Moreno, volvió a hacer equipo con su cercanísima Beatriz Paredes, para impulsar a otra Beatriz, de apellido Pagés, como nueva dirigente. Enfrente tiene la adversidad de Cuauhtémoc Gutiérrez, el "Príncipe de la Basura", a quien apoya otro de los eternos dirigentes capitalinos, Jorge Schiaffino. Si por méritos fuera, Gutiérrez, que sí ha hecho trabajo territorial en el Distrito Federal, tendría que quedarse con la presidencia del tricolor, pero las cosas no operan así, y la aristocracia priísta puede dejarlo en el camino, aunque durante casi 20 años demostraron que no sirven para nada.
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