¿Y el Jefe de Estado?

Rubén Cortés

Es inquietante la tardanza del Jefe de Estado, Felipe Calderón, en felicitar a los políticos de oposición ganadores, por márgenes bastantes notables de votación, las elecciones para gobernador en el Estado de México, Coahuila y Nayarit.

“¿Ya te habló el Presidente para felicitarte?”, preguntaron ayer al priista Eruviel Ávila los conductores de Frente al País, Ana Paula Ordorica y Pablo Hiriart:

–“No he tenido esta oportunidad, pero cuando tenga la constancia, estaré buscando al Presidente”, respondió el triunfador en el Edomex.

El más contundente ganador de una elección en el país en mucho tiempo (62 por ciento de la votación y 40 puntos de ventaja sobre el segundo lugar) estará “buscando al Presidente”, cuando sería éste quien, en un agradable gesto político, debería de buscarlo a él.

¿Qué podría alegar el mandatario para demorar sus congratulaciones? ¿Qué aún no está completado el PREP? Entonces le faltaría razón, ya que el año pasado, cuando triunfaron tres candidatos de la alianza de su partido con el PRD, los felicitó al día siguiente.

El 5 de julio, 24 horas después de la jornada electoral, sólo con las encuestas de salida como prueba del éxito, Calderón se comunicó telefónicamente con los aliancistas Gabino Cué (Oaxaca), Rafael Moreno Valle (Puebla) y Mario López Valdez (Sinaloa).

Incluso, después lo hizo también con los priistas Roberto Borge (Quintana Roo), César Duarte (Chihuahua), Mariano González (Tlaxcala) y Egidio Torre Cantú (Tamaulipas).

Al regatear el saludo a los priistas Eruviel Ávila (Edomex), Rubén Moreira (Coahuila) y Roberto Sandoval (Nayarit), Calderón no parece actuar como Jefe de Estado, sino como jefe del PAN, lo cual no es buena noticia.

Porque la democracia requiere que el Jefe de Estado se conduzca como tal, sobre todo la nuestra, basada en un sistema presidencialista en el que las filias y fobias del gobernante pueden afectan la institucionalidad democrática y alterar el juego político.

Es sencillo: si ahora el Presidente ejerce como jefe de partido, se pone del lado perdedor, y si procede como Jefe de Estado muestra respeto a los ciudadanos que hicieron ganar a un partido diferente al suyo: 2 millones 862 mil 162 (Edomex), 673 mil 520 (Coahuila) y 204 mil 535 (Nayarit).

Pero Calderón no ha podido desprenderse de esa dicotomía a lo largo de gobierno, lo cual le ha impedido convertirse definitivamente en el gran líder de su guerra contra el crimen, ya que en esa tarea si interviene como Jefe de Estado, pero en todo lo demás trabaja como jefe de partido.

Es como si Churchill hubiera enfrentado la Segunda Guerra Mundial como líder del partido conservador. Al contrario, fue líder de todos los ingleses. Tan resultó así que luego perdió las elecciones.

¡Pero ganó la guerra!

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