Rubén Cortés
José Narro, quiso jugar con las palabras ayer y terminó jugando con fuego. Dijo que “México debe indignarse”. El rector de 316 mil 589 jóvenes en la UNAM está llamando a éstos a imitar a los que tienen patas arriba a España sólo por joder.
En su acostumbrado garlito verbal de parecer un político correcto y un líder social a la vez, dijo que “cuando piensa uno en los jóvenes piensa que ya es tiempo de que México emprenda los grandes cambios”.
Eso lo dijo Narro, quien hace una semana recibió como hijo pródigo a Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda que considera que con 6 mil pesos en México se puede tener hijos en escuela privada, casa propia y coche.
“Nos da mucho gusto tenerlo aquí. ¿Cómo no va a ser de esta manera si tiene en su sangre los colores de nuestra institución?”, expresó al servirle de Cicerone al controlador de los dineros en el país.
Imposible olvidar que Cordero es el candidato oficioso del partido gobernante a la presidencia y encargado de diseñar el presupuesto del gobierno para 2012. Narro tiene un discurso para quienes no tienen, y otro para quienes tienen.
Pero ayer su teatro verbal y su retozo político tocó un punto peligroso al incitar a sus estudiantes a la protesta contra las instituciones, cuando el líder político más seguido por esos estudiantes, AMLO, les pide a diario que manden al diablo a las instituciones.
La palabra “indignarse”, para las personas informadas al menos (y esos 316 mil 589 estudiantes se supone lo están) tiene una connotación de revuelta universal, desde que el 15 de mayo cientos de jóvenes españoles tienen en jaque al gobierno de su país.
Pero el Movimiento de los Indignados (15-M) no dice nada nuevo y es un pretexto de esos jóvenes para tomar las calles y cumplir su cuota juvenil de “enfrentamiento” a la policía para contarlo luego a sus hijos.
Lo canta mejor Joaquín Sabina:
Ese tipo que va al club de golf,
si lo hubieras visto ayer,
dando gritos de “yankee go home”
coreando slogans de Fidel.
Hoy tiene un adoquín en su despacho
del muro de Berlín.
¿Qué pide el 15-M?:
1.- Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución.
2.- Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas.
3.- Reforma de las condiciones laborales de la clase política para que se abolan sus altos sueldos.
4.- Rechazo y condena de la corrupción.
Y así por el estilo.
¿Para reclamar eso es que quiere el rector que sus estudiantes se “indignen”?
Mejor que haga algo él para resolverlo. Empezar, por lo pronto, a cumplir el tercer punto: abolirse el sueldo.
José Narro, quiso jugar con las palabras ayer y terminó jugando con fuego. Dijo que “México debe indignarse”. El rector de 316 mil 589 jóvenes en la UNAM está llamando a éstos a imitar a los que tienen patas arriba a España sólo por joder.
En su acostumbrado garlito verbal de parecer un político correcto y un líder social a la vez, dijo que “cuando piensa uno en los jóvenes piensa que ya es tiempo de que México emprenda los grandes cambios”.
Eso lo dijo Narro, quien hace una semana recibió como hijo pródigo a Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda que considera que con 6 mil pesos en México se puede tener hijos en escuela privada, casa propia y coche.
“Nos da mucho gusto tenerlo aquí. ¿Cómo no va a ser de esta manera si tiene en su sangre los colores de nuestra institución?”, expresó al servirle de Cicerone al controlador de los dineros en el país.
Imposible olvidar que Cordero es el candidato oficioso del partido gobernante a la presidencia y encargado de diseñar el presupuesto del gobierno para 2012. Narro tiene un discurso para quienes no tienen, y otro para quienes tienen.
Pero ayer su teatro verbal y su retozo político tocó un punto peligroso al incitar a sus estudiantes a la protesta contra las instituciones, cuando el líder político más seguido por esos estudiantes, AMLO, les pide a diario que manden al diablo a las instituciones.
La palabra “indignarse”, para las personas informadas al menos (y esos 316 mil 589 estudiantes se supone lo están) tiene una connotación de revuelta universal, desde que el 15 de mayo cientos de jóvenes españoles tienen en jaque al gobierno de su país.
Pero el Movimiento de los Indignados (15-M) no dice nada nuevo y es un pretexto de esos jóvenes para tomar las calles y cumplir su cuota juvenil de “enfrentamiento” a la policía para contarlo luego a sus hijos.
Lo canta mejor Joaquín Sabina:
Ese tipo que va al club de golf,
si lo hubieras visto ayer,
dando gritos de “yankee go home”
coreando slogans de Fidel.
Hoy tiene un adoquín en su despacho
del muro de Berlín.
¿Qué pide el 15-M?:
1.- Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución.
2.- Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas.
3.- Reforma de las condiciones laborales de la clase política para que se abolan sus altos sueldos.
4.- Rechazo y condena de la corrupción.
Y así por el estilo.
¿Para reclamar eso es que quiere el rector que sus estudiantes se “indignen”?
Mejor que haga algo él para resolverlo. Empezar, por lo pronto, a cumplir el tercer punto: abolirse el sueldo.
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