Francisco Rodríguez / Índice Político
En corto, el ocupante de la Secretaría de la (Dis)Función Pública Salvador Vega Casillas ha comentado a distintos funcionarios del gabinete: “Tengo instrucciones de no tocar a Miguel Ángel Yunes… y eso que tenemos un altero de expedientes…”.
¿Instrucciones? ¿De quién? Del único que puede girárselas y que no es, por cierto, ni el presidente de la Corte ni mucho menos del presidente del Congreso de la Unión.
Felipe Calderón sí dio a Yunes Linares permiso para saquear.
Lo han hecho juntos a través de Fovissste –encargado a una tía de la juvenil amasia del veracruzano–, dependencia a la que incluso pretendían “quebrar” –lo que les resultó imposible, pues no es una empresa privada, aunque la manejen como tal–; del Sistema de Tiendas y Farmacias que “vende” al ISSSTE los medicamentos –a un precio más alto– que no existen en las boticas de clínicas y hospitales, y claro a través de las adquisiciones que el instituto que pretendidamente atiende la salud física, emocional y económica de los burócratas federales realiza amañadamente.
En público, en cambio, Vega Casillas dice lo que le ordena el ocupante de Los Pinos. Que no hay investigaciones en torno a la turbia gestión de Yunes, lo que contrasta enormemente con lo asentado por directivos de la Auditoria Superior de la Federación: “¡Olvídate de Pemex! La dependencia más corrupta de este sexenio es el ISSSTE”. Y eso que en la petrolera “no cantan mal las rancheras”.
El sistema Medex. Silodisa. Fármacos Especializados. Instrumentos y Equipos Falcón. Mirafe. Empresas que dan a Yunes y cómplices –quienes le dan permiso, pues– entre el 2 y el 5 por ciento de cada uno de los medicamentos movidos o servicios prestados… independientemente de lo “inflado” de las licitaciones.
Vale reiterar. El deficiente surtimiento de medicamentos es intencional. Con todas las agravantes que contempla el derecho penal. No en balde existen centenares de oficios emanados de la Subdirección de Almacenes del Instituto, oficios que signados por los muy medianos “funcionarios” Luis Armando Martínez Barbosa, encargado de la Subdirección de Almacenes; y Patricia Manzo Gálvez, encargada de la Jefatura de Servicios de Coordinación de Almacenes Regionales; lo mismo que por Carlos Echegaray Padilla, él sí jefe de Servicios de Almacén Regional Centro y Mario Hernández Serrano, jefe de Departamento de Almacenaje y Distribución de Alta Especialidad.
Tales documentos que exigen el estatus de entrega de insumos previamente pedidos, en particular aquellas claves pertenecientes al rubro “programas” que van de lo cotidiano como salud bucal y reproductiva a los padecimientos más sensibles como lo son VIH y Trasplantes.
Muchos de los oficios contestados lo son mediante argucias leguleyas, con el estricto fin de obtener el sello de recibido y así dar por atendido el requerimiento. Después la negociación cupular de Miguel Marengo Canales (Silodisa) generalmente con Manuel Muñoz Gánem, subdirector de Administración del ISSSTE, con quien todo “se plancha”. ¿Los funcionarios menores? Ellos, bajo control. Con una comidita, sí comidita, y unos tragos quedan “arreglados”.
Como su nombre lo indica “programa” es la entrega programada de insumos orientados a la prevención de padecimientos o atención de enfermedades crónico-degenerativas hasta aquellos necesarios para preservar la vida.
Para suplir estas necesidades perfectamente predecibles la Subdirección Médica emite periódicamente listados de claves, cantidades y destinos a cubrir.
De por si deficiente y tardía esa programación, los requerimientos son entregados a destiempo a Silodisa, lo que se ve agravado por la absurda acumulación de pedidos hasta hacer rentable la operación. Bien puede pasar un mes o más para complementar las entregas, cuando el compromiso según acuerdo con las áreas del instituto es entregar en un plazo máximo de 10 días y en algunos casos específicos la entrega debe ser efectuada bajo el contexto de soporte de vida –así lo consignan claramente los oficios de solicitud- que según el convenio debe ser entregado con extrema urgencia en un término fijado en 8 horas.
Sobre el tema “soporte de vida” es pertinente apuntar que existe un absurdo listado de insumos así considerados, limitado a una veintena de claves. Sin embargo, remediando este absurdo, la Subdirección de Almacenes emitió sendos oficios con la leyenda “No omito comentarle, que dicho listado no es limitativo, es decir, la Subdirección en mención podrá solicitar en casos de emergencia y/o en situaciones que pongan en riesgo la vida de derechohabientes del Instituto, el surtimiento de claves determinadas como soporte de vida…”.
Para cualquiera medianamente enterado resulta claro que casi cualquier medicamente puede, según la circunstancia especifica y estado del paciente, ser etiquetado bajo el termino soporte de vida.
¿Qué hacen en Silodisa ante los requerimientos?
La típica posición de la “Líder de Servicio a Clientes” Licenciada comunicóloga (sic) Mónica Noemí Tisnado Guerrero, es la clara posición de negar el servicio de entrega urgente por resultar incosteable. La posición empresarial es limitar este servicio sólo a la veintena de claves originalmente convenidas con grave descuido.
Tal posición es dictada por el personero de Miguel Marengo Canales, José Manuel Gutiérrez Montelongo, director de Ventas y Servicio al Cliente de Silodisa.
Ambos personajes Mónica Noemí y José Manuel del todo “ordinarios, simple y llanamente incapaces, inmorales y vulgares a todo lo que da”, de acuerdo a quienes los han tratado.
Lamentablemente en ellos recae el manejo de la empresa y su personal y al final la pésima atención al cliente que son los derechohabientes del ISSSTE.
Y aún hay más de este permiso para robar que, desde Los Pinos, le otorgaron a Miguel Ángel Yunes.
Índice Flamígero: Otra instrucción desde Los Pinos: Blindar toda la información sobre los enormes y, para no variar, fallidos gastos del Bicentenario, donde las cloacas embarran a colaboradores y ex colaboradoras de su entorno más cercano. La podredumbre, empero, ya empezó a aflorar y cuando desborde embarrará al propio Felipe Calderón.
En corto, el ocupante de la Secretaría de la (Dis)Función Pública Salvador Vega Casillas ha comentado a distintos funcionarios del gabinete: “Tengo instrucciones de no tocar a Miguel Ángel Yunes… y eso que tenemos un altero de expedientes…”.
¿Instrucciones? ¿De quién? Del único que puede girárselas y que no es, por cierto, ni el presidente de la Corte ni mucho menos del presidente del Congreso de la Unión.
Felipe Calderón sí dio a Yunes Linares permiso para saquear.
Lo han hecho juntos a través de Fovissste –encargado a una tía de la juvenil amasia del veracruzano–, dependencia a la que incluso pretendían “quebrar” –lo que les resultó imposible, pues no es una empresa privada, aunque la manejen como tal–; del Sistema de Tiendas y Farmacias que “vende” al ISSSTE los medicamentos –a un precio más alto– que no existen en las boticas de clínicas y hospitales, y claro a través de las adquisiciones que el instituto que pretendidamente atiende la salud física, emocional y económica de los burócratas federales realiza amañadamente.
En público, en cambio, Vega Casillas dice lo que le ordena el ocupante de Los Pinos. Que no hay investigaciones en torno a la turbia gestión de Yunes, lo que contrasta enormemente con lo asentado por directivos de la Auditoria Superior de la Federación: “¡Olvídate de Pemex! La dependencia más corrupta de este sexenio es el ISSSTE”. Y eso que en la petrolera “no cantan mal las rancheras”.
El sistema Medex. Silodisa. Fármacos Especializados. Instrumentos y Equipos Falcón. Mirafe. Empresas que dan a Yunes y cómplices –quienes le dan permiso, pues– entre el 2 y el 5 por ciento de cada uno de los medicamentos movidos o servicios prestados… independientemente de lo “inflado” de las licitaciones.
Vale reiterar. El deficiente surtimiento de medicamentos es intencional. Con todas las agravantes que contempla el derecho penal. No en balde existen centenares de oficios emanados de la Subdirección de Almacenes del Instituto, oficios que signados por los muy medianos “funcionarios” Luis Armando Martínez Barbosa, encargado de la Subdirección de Almacenes; y Patricia Manzo Gálvez, encargada de la Jefatura de Servicios de Coordinación de Almacenes Regionales; lo mismo que por Carlos Echegaray Padilla, él sí jefe de Servicios de Almacén Regional Centro y Mario Hernández Serrano, jefe de Departamento de Almacenaje y Distribución de Alta Especialidad.
Tales documentos que exigen el estatus de entrega de insumos previamente pedidos, en particular aquellas claves pertenecientes al rubro “programas” que van de lo cotidiano como salud bucal y reproductiva a los padecimientos más sensibles como lo son VIH y Trasplantes.
Muchos de los oficios contestados lo son mediante argucias leguleyas, con el estricto fin de obtener el sello de recibido y así dar por atendido el requerimiento. Después la negociación cupular de Miguel Marengo Canales (Silodisa) generalmente con Manuel Muñoz Gánem, subdirector de Administración del ISSSTE, con quien todo “se plancha”. ¿Los funcionarios menores? Ellos, bajo control. Con una comidita, sí comidita, y unos tragos quedan “arreglados”.
Como su nombre lo indica “programa” es la entrega programada de insumos orientados a la prevención de padecimientos o atención de enfermedades crónico-degenerativas hasta aquellos necesarios para preservar la vida.
Para suplir estas necesidades perfectamente predecibles la Subdirección Médica emite periódicamente listados de claves, cantidades y destinos a cubrir.
De por si deficiente y tardía esa programación, los requerimientos son entregados a destiempo a Silodisa, lo que se ve agravado por la absurda acumulación de pedidos hasta hacer rentable la operación. Bien puede pasar un mes o más para complementar las entregas, cuando el compromiso según acuerdo con las áreas del instituto es entregar en un plazo máximo de 10 días y en algunos casos específicos la entrega debe ser efectuada bajo el contexto de soporte de vida –así lo consignan claramente los oficios de solicitud- que según el convenio debe ser entregado con extrema urgencia en un término fijado en 8 horas.
Sobre el tema “soporte de vida” es pertinente apuntar que existe un absurdo listado de insumos así considerados, limitado a una veintena de claves. Sin embargo, remediando este absurdo, la Subdirección de Almacenes emitió sendos oficios con la leyenda “No omito comentarle, que dicho listado no es limitativo, es decir, la Subdirección en mención podrá solicitar en casos de emergencia y/o en situaciones que pongan en riesgo la vida de derechohabientes del Instituto, el surtimiento de claves determinadas como soporte de vida…”.
Para cualquiera medianamente enterado resulta claro que casi cualquier medicamente puede, según la circunstancia especifica y estado del paciente, ser etiquetado bajo el termino soporte de vida.
¿Qué hacen en Silodisa ante los requerimientos?
La típica posición de la “Líder de Servicio a Clientes” Licenciada comunicóloga (sic) Mónica Noemí Tisnado Guerrero, es la clara posición de negar el servicio de entrega urgente por resultar incosteable. La posición empresarial es limitar este servicio sólo a la veintena de claves originalmente convenidas con grave descuido.
Tal posición es dictada por el personero de Miguel Marengo Canales, José Manuel Gutiérrez Montelongo, director de Ventas y Servicio al Cliente de Silodisa.
Ambos personajes Mónica Noemí y José Manuel del todo “ordinarios, simple y llanamente incapaces, inmorales y vulgares a todo lo que da”, de acuerdo a quienes los han tratado.
Lamentablemente en ellos recae el manejo de la empresa y su personal y al final la pésima atención al cliente que son los derechohabientes del ISSSTE.
Y aún hay más de este permiso para robar que, desde Los Pinos, le otorgaron a Miguel Ángel Yunes.
Índice Flamígero: Otra instrucción desde Los Pinos: Blindar toda la información sobre los enormes y, para no variar, fallidos gastos del Bicentenario, donde las cloacas embarran a colaboradores y ex colaboradoras de su entorno más cercano. La podredumbre, empero, ya empezó a aflorar y cuando desborde embarrará al propio Felipe Calderón.
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