Monterrey disputa a Juárez títulos rojos

La capital neoleonesa es ya la segunda ciudad más violenta del país e incluso en junio superó al municipio chihuahuense en ejecuciones. En 2011, el promedio en la urbe regia es de tres ultimados diariamente.

Juan Pablo Becerra-Acosta M. / Milenio


Monterrey y su zona conurbada —formada por ocho municipios más literalmente pegados a la capital neoleonesa: una calle o un paso a desnivel pueden separar uno de otro, como ocurre en las delegaciones del Distrito Federal— con 650 ejecuciones y muertos en enfrentamientos en lo que va de 2011, ya es la segunda urbe más violenta del país en el año, sólo detrás de Ciudad Juárez, que lleva 975 asesinatos vinculados al crimen organizado.

De hecho, en junio Monterrey fue la ciudad más violenta de México: superó a la ciudad chihuahuense, ya que Juárez tuvo 143 asesinatos en el mes, y Monterrey… 155 ejecuciones y muertos en escaramuzas.

Y el 15 de junio, Monterrey también le arrebató a Juárez otro título rojo: el área regiomontana fue la más violenta del país durante un día: tuvo 32 ejecutados y caídos en choques armados, contra los 25 que había tenido la zona juarense durante la jornada del 12 de septiembre de 2010.

Monterrey se acerca poco a poco a Ciudad Juárez en ejecuciones y muertos en enfrentamientos por la guerra contra el crimen organizado y entre narcos: si Juárez lleva 975 ejecuciones en 2011 (recuento MILENIO), Monterrey tiene 650 (recuento del reportero especializado en el tema, Miguel Ángel Puértolas de Multimedios Monterrey). Pero mientras en Juárez las ejecuciones disminuyen (52 por ciento en junio respecto al mismo mes del año anterior), en Monterrey y su zona conurbada aumentan vertiginosamente: en los últimos dos meses no ha habido un día sin ejecuciones. En todo el año tienen un promedio de al menos tres ejecutados por día, uno cada ocho horas. En 2010 la zona regiomontana tuvo 412 ejecutados. Ahora, a la mitad del año, lleva 238 más, un crecimiento de 58por ciento.

Aquel 15 de junio de 32 ejecuciones —por lo menos una cada hora, en promedio—, algunos medios locales anunciaban: “Monterrey rebasa a Juárez como la ciudad más violenta del mundo”.

¿Y en la calle, más allá de las cifras, cómo viven los regiomontanos esto?...

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—Un conocido periodista local cuenta que… adiestró a su familia para que sepa cómo tirarse al piso ante las balaceras cotidianas que hay en su colonia. “Así, como lo oye… Ya es parte de nuestra vida saber cómo proceder en una balacera dentro de nuestra propia casa”.

—En la Universidad Autónoma de Nuevo León, a las espaldas del hospital universitario, está ubicado el anfiteatro del servicio médico forense. El mismo que, en los días de extrema violencia, satura de cuerpos las heladas planchas metálicas del lugar, tanto, que decenas de restos sin identificar tienen que ser enviados con premura a fosas comunes en el panteón municipal. Uno de los forenses acepta charlar amablemente:

“Mire, antes llegaban muertos por accidentes y asuntos… ‘normales’. Ahora, por ejemplo, de enero para acá, llegan llenos de orificios. ¿Qué resalta? La saña con que los matan. No queremos acostumbrarnos: si perdemos la sensibilidad, perdemos con ellos (con los criminales). No podemos quedarnos en este presente que todos los días hablamos de lo mismo en nuestra casas, en los restaurantes, en las reuniones, en todos lados…”

—Dos de las paredes del forense están siendo tapizadas con hojas y cartulinas… con fotografías de rostros de desaparecidos y sus filiaciones. Con letras escritas a mano o impresas luego de ser redactadas en computadoras, decenas de familiares de víctimas llegan a la recepción del anfiteatro para colocar sus súplicas:

—“Ayúdame a encontrar a mi hijo… Desaparecido desde el 3 de febrero de 2011. Édgar Alberto Moreno López. Edad: 28 años. Complexión: media. Estatura: 1:68 mts. Tez: aperlado. Ojos: café oscuro. Celular: 811…”

—“Se busca. Delia Karen Hernández Guerra. 18 años de edad. Es alta. Tiene cabello largo, negro. Ojos negros. Vestía con blusa morada, pantalón de mezclilla y tenis blancos. Desapareció el martes 4 de enero por la mañana. Si la ha visto, favor de llamar al…”

Muchas personas han abandonado por las noches zonas que antes eran de esparcimiento. Por ejemplo, en el céntrico barrio antiguo a las nueve o diez la presencia de paseantes es mínima. Pero al mismo tiempo, la vida continúa con normalidad en la mayoría de las zonas. “Mientras no sea un día en el que el demonio se suelte”, como se refieren los regios a sus jornadas de ejecutados múltiples, colgados, o narcobloqueos, los centros comerciales, los restaurantes de áreas ricas y las vialidades tienen aceptable presencia de compradores, y comensales.

Aunque sí hay algo nuevo entre los regiomontanos: con todo y bromas y sarcasmos, sí hay cierto miedo y vergüenza cuando hablan de su nueva cotidianeidad: la violencia. Las historias que narran (mañana) así lo exhiben...

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