José Cárdenas
De vez en cuando comen juntos y hasta se toman la foto. Entonces, se les ve sonrientes y “unidos”. Pero la realidad es otra. Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones cada vez encuentran menos espacios para no confrontarse.
Los mandarriazos han ido envueltos, hasta ahora, en guante de seda. Han sido sutiles fintas. Expresión civilizada de sus diferencias.
Es parte del contexto en el que el líder del PRI, Humberto Moreira, se afana en mantener el orden en las filas de ese partido. Inventa y distribuye, a diestra y siniestra, tareas de partido, para apaciguar los ánimos y apagar la estridencia, peligroso anticipo del descontento, la fisura, el rompimiento o algo peor.
La del domingo fue la tercera reunión de altos cuadros priistas, con los gobernadores que trabajan preparando el proceso para definir al candidato presidencial. Otra reunión anunció ayer el alumbramiento del Programa México 2012-2018, la “hoja de ruta” que anuncia el ritual.
En septiembre, un renovado Consejo Político Nacional entrará en acción. En noviembre, ese órgano convocará al registro de aspirantes a la candidatura presidencial, anunciará las alianzas con otros partidos y, a más tardar en febrero, definirá el ansiado nombre de su gallo (porque en el PRI no hay gallinas), mediante reunión de mil 200 delegados. Formalidad y ceremonia van de la mano a la vieja usanza.
El senador Beltrones insiste: “Antes que decidir con quién, urge saber y explicar qué queremos y para qué”. Moreira le toma la palabra. Vienen los debates. Hay que hacer “tiempo”.
Francisco Rojas y los diputados del PRI pusieron trabas a las reformas propuestas por don Beltrone y aprobadas por el Senado. Los diputados mexiquenses aplazaron toda decisión legislativa hasta después de las elecciones del 3 de julio. Pasada la aduana electoral, las fricciones hacen subir de nuevo la temperatura.
¿Cómo evitar la competencia de Beltrones, uno de los políticos más sagaces, maduros y experimentados de los últimos 25 años? ¿Cómo ponerle peros doctrinarios, estratégicos o de procedimiento a un gobernador ubicado, según las encuestas, en la estratósfera de la aceptación pública?
Beltrones y Peña Nieto, Peña Nieto y Beltrones, son las dos mitades de la misma naranja. No hay más “gajos”.
Moreira tendrá que seguir haciendo filigrana, evitar malentendidos, resquebrajamientos o señales de ruptura entre los punteros y sus grupos. De paso, podrá sacar a retozar al bromista que también es: ¿Y hay o habrá cargada?, le preguntan. “Sólo una. La gran cargada de todos para construir el programa”.
O cuando insiste: “Pactaríamos con Elba Esther Gordillo si apoya el proyecto del PRI”. Su simpatía por la presidenta vitalicia del SNTE es inocultable, pero, ¿apoyarán otros priistas el proyecto más exitoso de La Maestra, a saber, el fortalecimiento de ella misma? ¿Irán con ella “al baile presidencial” aunque apoye al PAN en Michoacán? ¿Pues no que Elba Esther es un lastre?
MONJE LOCO. ¿Qué pasa cuando a los malos les va retebién y quedan libres por falta de pruebas? Fácil. Se convierten en adalides políticos, en víctimas y testigos del “uso faccioso” de la justicia. Eso dicen. Al caerse la acusación por delincuencia organizada y delitos contra la salud, Gregorio Greg Sánchez pisa la calle tras pasarse 15 meses “a la sombra”. Pero lo vuelven a arraigar. Le buscan, le buscan, a ver si le encuentran. Más que fortaleza, la procuradora Marisela Morales vuelve a exhibir la debilidad de la PGR heredada de sus antecesores Eduardo Medina-Mora y Arturo Chávez Chávez. Ya se sabe, ya se supo.
De vez en cuando comen juntos y hasta se toman la foto. Entonces, se les ve sonrientes y “unidos”. Pero la realidad es otra. Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones cada vez encuentran menos espacios para no confrontarse.
Los mandarriazos han ido envueltos, hasta ahora, en guante de seda. Han sido sutiles fintas. Expresión civilizada de sus diferencias.
Es parte del contexto en el que el líder del PRI, Humberto Moreira, se afana en mantener el orden en las filas de ese partido. Inventa y distribuye, a diestra y siniestra, tareas de partido, para apaciguar los ánimos y apagar la estridencia, peligroso anticipo del descontento, la fisura, el rompimiento o algo peor.
La del domingo fue la tercera reunión de altos cuadros priistas, con los gobernadores que trabajan preparando el proceso para definir al candidato presidencial. Otra reunión anunció ayer el alumbramiento del Programa México 2012-2018, la “hoja de ruta” que anuncia el ritual.
En septiembre, un renovado Consejo Político Nacional entrará en acción. En noviembre, ese órgano convocará al registro de aspirantes a la candidatura presidencial, anunciará las alianzas con otros partidos y, a más tardar en febrero, definirá el ansiado nombre de su gallo (porque en el PRI no hay gallinas), mediante reunión de mil 200 delegados. Formalidad y ceremonia van de la mano a la vieja usanza.
El senador Beltrones insiste: “Antes que decidir con quién, urge saber y explicar qué queremos y para qué”. Moreira le toma la palabra. Vienen los debates. Hay que hacer “tiempo”.
Francisco Rojas y los diputados del PRI pusieron trabas a las reformas propuestas por don Beltrone y aprobadas por el Senado. Los diputados mexiquenses aplazaron toda decisión legislativa hasta después de las elecciones del 3 de julio. Pasada la aduana electoral, las fricciones hacen subir de nuevo la temperatura.
¿Cómo evitar la competencia de Beltrones, uno de los políticos más sagaces, maduros y experimentados de los últimos 25 años? ¿Cómo ponerle peros doctrinarios, estratégicos o de procedimiento a un gobernador ubicado, según las encuestas, en la estratósfera de la aceptación pública?
Beltrones y Peña Nieto, Peña Nieto y Beltrones, son las dos mitades de la misma naranja. No hay más “gajos”.
Moreira tendrá que seguir haciendo filigrana, evitar malentendidos, resquebrajamientos o señales de ruptura entre los punteros y sus grupos. De paso, podrá sacar a retozar al bromista que también es: ¿Y hay o habrá cargada?, le preguntan. “Sólo una. La gran cargada de todos para construir el programa”.
O cuando insiste: “Pactaríamos con Elba Esther Gordillo si apoya el proyecto del PRI”. Su simpatía por la presidenta vitalicia del SNTE es inocultable, pero, ¿apoyarán otros priistas el proyecto más exitoso de La Maestra, a saber, el fortalecimiento de ella misma? ¿Irán con ella “al baile presidencial” aunque apoye al PAN en Michoacán? ¿Pues no que Elba Esther es un lastre?
MONJE LOCO. ¿Qué pasa cuando a los malos les va retebién y quedan libres por falta de pruebas? Fácil. Se convierten en adalides políticos, en víctimas y testigos del “uso faccioso” de la justicia. Eso dicen. Al caerse la acusación por delincuencia organizada y delitos contra la salud, Gregorio Greg Sánchez pisa la calle tras pasarse 15 meses “a la sombra”. Pero lo vuelven a arraigar. Le buscan, le buscan, a ver si le encuentran. Más que fortaleza, la procuradora Marisela Morales vuelve a exhibir la debilidad de la PGR heredada de sus antecesores Eduardo Medina-Mora y Arturo Chávez Chávez. Ya se sabe, ya se supo.
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