Los partidos no saben de electores

Jorge Fernández Menéndez

En última instancia la gente está pidiendo opciones, cosas nuevas, visiones distintas. Está buscando candidatos que le generen expectativas.


¿Afecta la seguridad a las elecciones?, ¿es tomada en cuenta por los electores? Si nos basamos en todos los procesos electorales recientes, desde 2009 hasta ahora, la repuesta es no. En Tamaulipas, incluso luego del asesinato del candidato Rodolfo Torre Cantú, su hermano Egidio ganó los comicios con más de 60% de los votos. En Guerrero, el voto de castigo para la administración de Zeferino Torreblanca no se puso de manifiesto en el tema de la violencia: Ángel Heladio Aguirre ganó con amplitud. El domingo pasado, el PRI ganó en todo el Estado de México, incluso en los municipios del oriente de la ciudad que están azotados por el crimen, organizado y desorganizado. En Coahuila, pese a lo difícil de la situación de seguridad en la Comarca Lagunera (y en la frontera norte), el PRI se impuso en toda la línea. Y lo mismo sucedió en Nayarit donde, en los últimos años, el retroceso en seguridad fue enorme.

Por alguna razón los electores no le están cargando el tema de la inseguridad a sus gobernantes locales. Algunos dirán que le atribuyen la misma al gobierno federal y, en este sentido, habría que darle crédito a la campaña, falsa, de que estamos ante “la guerra de Calderón”, como algunos la llaman. En realidad, los delitos que más afectan a la ciudadanía son del fuero común: el robo, la extorsión, el asesinato, el secuestro. Pero también es verdad que muchos de ellos están relacionados con el crimen organizado. O que las fuerzas policiales locales suelen ser algo más que ineficientes y que, como hemos dicho muchas veces, hay que recordar que gracias a esa ineficiencia y a las deficiencias también serias del sistema de justicia, sobre todo en el ámbito local, el índice de impunidad de los delitos denunciados (que es mucho menor a los cometidos) es de 98 por ciento.

Pero el hecho es que esa situación no está teniendo costos electorales. Y eso está demostrando también cómo están equivocando su estrategia sobre el tema la mayoría de los partidos y actores políticos, como lo pudimos comprobar en los comicios del pasado domingo. La gente no está atendiendo al discurso antiPRI, que han manejado el gobierno, el PAN y el PRD, mucho menos a la historia de “la Mafia” (López Obrador dixit): la mayoría de los electores jóvenes no vivieron ni como adolescentes ni como adultos los gobiernos priistas, llevamos 11 años de administraciones panistas y esa es su referencia; tampoco han vivido las crisis económicas del 82, del 87 y de diciembre del 95. La consecuencia es clara: la mayoría de los jóvenes votaron por el PRI en las pasadas elecciones, por lo menos en el Estado de México, y ese es uno de los elementos que explica la enorme diferencia con sus adversarios.

Si ese discurso antipriista ha demostrado que no sirve, tampoco sirve electoralmente el repartir culpas en el tema de seguridad. La gente no está considerando a la situación de inseguridad “la guerra de Calderón”, como dicen sectores del PRD y del PRI, e incluso algunos panistas. La gente lo que quiere es mayor seguridad, y lo que le reclama al Presidente cuando visita los estados no es, como se decía originalmente en el movimiento de Javier Sicilia (que tuvo mucho eco en el círculo rojo, pero mucho menos en la gente), que se vayan las fuerzas federales de los estados, sino que les envíen más fuerzas federales para reemplazar a las locales, por lo menos hasta que éstas se reconstruyan. En ninguno de los estados con mayor índice de violencia, la gente está demandando que se vayan las fuerzas de seguridad. Piden lo contrario y eso es lo que en parte explica que no se castigue electoralmente el tema.

En última instancia la gente está pidiendo opciones, cosas nuevas, visiones distintas. Está buscando candidatos que le generen expectativas y eso tiene relación con un electorado cada día más joven, que ya no tiene ni la lectura ni la cosmovisión de aquellos que siguen pensando que esta es la juventud del 68, la que ya ha entrado al medio siglo de vida, y que aquellas son sus reivindicaciones actuales. ¿Qué mejor demostración de ello que el discurso que enarboló Alejandro Encinas en la campaña mexiquense, incluso reivindicando el plantón de Reforma y el Centro Histórico de 2006? El país es otro, el electorado también. La mayoría de los partidos no lo comprenden (tampoco muchos medios) y la distancia con esos electores se paga en término de votos.

Aeropuertos pesadilla

Tienen razón Jorge Castañeda, los esquemas de vigilancia en los aeropuertos del país, sobre todo pero no únicamente en el DF, han sido modificados hasta convertirse en algo difícil de sobrellevar. Personal privado sin preparación, grosero, con normas inentendibles porque las aplican a discreción y cada día en forma diferente, hacen una pesadilla volar. Si a eso le sumamos que Aeroméxico en particular parece haberse dormido en sus laureles, que su servicio es cada día más lento, porque aumentó su pasaje, pero no su personal o infraestructura de atención, la situación para los que volamos frecuentemente va de mal en peor.

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