Andy Novell F.
En cuatro días se llevara a cabo el proceso electoral para elegir a presidentes municipales en el estado de Hidalgo; un Hidalgo que se está ahogando con la tormenta tropical Arlene.
Hablamos de Hidalgo porque este que escribe se encuentra aquí, ha viajado kilómetros de distancias dentro del propio estado para darnos cuenta de la miseria de la política de los políticos y de los institutos políticos, si digo miseria porque tienen la desfachatez de hacer promesas, promesas y promesas que nunca cumplirán.
La comunidad del “Infiernillo” es la más alejada de la cabecera municipal de San Bartolo Tutotepec a seis horas en auto; a pie son más de cinco días. Aún así las brigadas de los partidos políticos llegaron hasta ahí, llegaron a prometer caminos, agua potables, energía eléctrica y hospitales.
Promesas que son acompañadas con despensas que son bien recibidas en una zona, donde la siembra de café, manzanas, duraznos, maíz y frijol es para consumo personal en pequeñas porciones, siembras que son hechas por las mujeres de la comunidad, una comunidad donde los hombres han migrado a Estados Unidos para darles una mejor vida a sus familias en algunos casos, en otro ya no regresan.
Si hablo de Hidalgo en este momento, es porque no se vale que los actores políticos lleguen en sus grandes camionetas a prometer a comunidades donde lo más valioso que tienen son sus pollos, guajolotes o una vaca que solamente la utilizan para nutrir a los pequeños con su leche y no para comer carne.
Aquí el voto por algún candidato en especifico vale mil 500 pesos en algunos casos, en otros son los bultos de cemento o activación de algunas averiguaciones previas para obligar a familias completas a votar por alguien, no importa que esas averiguaciones previas o supuestos delitos sean faltas a la moral pública, es decir orinarse en la calle o estar en estado de ebriedad.
Aquí en Hidalgo, en las comunidades indígenas es fácil engañar a las personas, sobre todo a las que no hablan español; ahí han llegado enfermeras particulares llevadas por un determinado político (si decimos el nombre en este momento, violamos la ley electoral) que realizo una supuesta jornada de salud y como requisito era llevar la credencial de elector para supuestamente “ver si las personas estaban identificadas y eran de la comunidad”, a esas credenciales se les saco fotocopia que también llevaron y la hacían funcionar con un acumulador.
Hablamos de política y esas viejas prácticas que siguen aplicando los partidos políticos; la práctica del engaño, ahora se le suma la práctica de las amenazas cumplidas apoyadas por las autoridades estatales. ¿Eso es política? Al menos en Hidalgo, sí.
En cuatro días se llevara a cabo el proceso electoral para elegir a presidentes municipales en el estado de Hidalgo; un Hidalgo que se está ahogando con la tormenta tropical Arlene.
Hablamos de Hidalgo porque este que escribe se encuentra aquí, ha viajado kilómetros de distancias dentro del propio estado para darnos cuenta de la miseria de la política de los políticos y de los institutos políticos, si digo miseria porque tienen la desfachatez de hacer promesas, promesas y promesas que nunca cumplirán.
La comunidad del “Infiernillo” es la más alejada de la cabecera municipal de San Bartolo Tutotepec a seis horas en auto; a pie son más de cinco días. Aún así las brigadas de los partidos políticos llegaron hasta ahí, llegaron a prometer caminos, agua potables, energía eléctrica y hospitales.
Promesas que son acompañadas con despensas que son bien recibidas en una zona, donde la siembra de café, manzanas, duraznos, maíz y frijol es para consumo personal en pequeñas porciones, siembras que son hechas por las mujeres de la comunidad, una comunidad donde los hombres han migrado a Estados Unidos para darles una mejor vida a sus familias en algunos casos, en otro ya no regresan.
Si hablo de Hidalgo en este momento, es porque no se vale que los actores políticos lleguen en sus grandes camionetas a prometer a comunidades donde lo más valioso que tienen son sus pollos, guajolotes o una vaca que solamente la utilizan para nutrir a los pequeños con su leche y no para comer carne.
Aquí el voto por algún candidato en especifico vale mil 500 pesos en algunos casos, en otros son los bultos de cemento o activación de algunas averiguaciones previas para obligar a familias completas a votar por alguien, no importa que esas averiguaciones previas o supuestos delitos sean faltas a la moral pública, es decir orinarse en la calle o estar en estado de ebriedad.
Aquí en Hidalgo, en las comunidades indígenas es fácil engañar a las personas, sobre todo a las que no hablan español; ahí han llegado enfermeras particulares llevadas por un determinado político (si decimos el nombre en este momento, violamos la ley electoral) que realizo una supuesta jornada de salud y como requisito era llevar la credencial de elector para supuestamente “ver si las personas estaban identificadas y eran de la comunidad”, a esas credenciales se les saco fotocopia que también llevaron y la hacían funcionar con un acumulador.
Hablamos de política y esas viejas prácticas que siguen aplicando los partidos políticos; la práctica del engaño, ahora se le suma la práctica de las amenazas cumplidas apoyadas por las autoridades estatales. ¿Eso es política? Al menos en Hidalgo, sí.
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