José Cárdenas
Allons enfants de la patrie
Le jour de gloire est arrivé!
Reconocen que no saben todavía dónde colocarle los pedales. Admiten tener dudas técnicas sobre el tamaño de las ruedas e ignoran si debe contar con algún mecanismo de freno.
Los consejeros del IFE siguen empeñados en terminar de “diseñar” su bicicleta y echarla a rodar a como dé lugar. Aunque tenga ruedas cuadradas.
“Es una locura que no existe en ninguna parte del mundo. Si pretenden llegar a algún lado deberían entender cuando menos cómo funciona la radio”, advierte Luis Pardo Sáinz, presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión.
Con la bici, el IFE pretende manejar y transportar casi 40 millones de spots electorales con unas 150 rotaciones diarias, (cambios). Le quieren trepar encima toneladas de mensajes político-electorales para repartirlos por todas las estaciones de radio y TV del país. Total, no les cuesta.
Cuando los reciban, si los reciben, las estaciones deberán trasmitirlos obligatoriamente, en menos de 48 horas. O incurrir en desacato y exponerse a multas y juicios en tribunales.
El IFE actúa como si le hicieran falta más líos de los que ya tiene.
A la sombra de ilegitimidad en sus procedimientos decisorios por la inexistencia de tres de sus nueve consejeros ciudadanos, parece empeñado en convertirse en un árbitro inviable. Ahora no sólo camina, sino diseña su bicicleta para ir más rápido.
Los radiodifusores sostienen que no se dispone de los caminos tecnológicos que la bici necesita para transitar con un mínimo de eficacia y certeza. Pero les han dicho que eso no interesa. A sus diseñadores les urge que esté lista antes de octubre, cuando se inicia el año electoral 2012.
A Pardo Sáinz, y en general a los radiodifusores, les queda claro que el IFE se ha extralimitado en sus funciones. La Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión traza la estrategia para impugnar la pretensión del árbitro ante el Tribunal Electoral.
Los afectados están dispuestos a demostrar la vigencia de un principio jurídico: “Nadie está obligado a lo imposible”.
Benito Nacif, presidente del Comité de Radio y TV del IFE, técnico en jefe del taller donde arman la bicicleta, no está muy seguro de la viabilidad del vehículo: “Se tiene que trabajar todavía en la incorporación de las opiniones de los concesionarios y permisionarios de radio y TV”, reconoce.
¿Y si lo admite, por qué no escuchó antes las opiniones técnicas?, le pregunta Pardo Sáinz. No hay respuesta.
A final de cuentas, la opinión de las teleaudiencias y los radioescuchas por la avalancha de spots, será pasar, de la curiosidad inicial, a la saturación y de ahí al rechazo por el infinito número de mensajes que asestarán partidos y candidatos, con tal de brindarnos su versión de la vida en rosa a cambio de nuestro voto ciudadano.
¡Ya sé! Lo que les hace falta en el IFE es un triciclo.
MONJE LOCO. Entre un coro uniforme de voces complacidas y aplausos de las ONG por la decisión de acotar el fuero militar, la reacción que más urge conocer es la de los altos mandos castrenses. Eso, a menos que el silencio sea la más elocuente expresión de su parecer. Ya se sabe, y se supo.
Allons enfants de la patrie
Le jour de gloire est arrivé!
Reconocen que no saben todavía dónde colocarle los pedales. Admiten tener dudas técnicas sobre el tamaño de las ruedas e ignoran si debe contar con algún mecanismo de freno.
Los consejeros del IFE siguen empeñados en terminar de “diseñar” su bicicleta y echarla a rodar a como dé lugar. Aunque tenga ruedas cuadradas.
“Es una locura que no existe en ninguna parte del mundo. Si pretenden llegar a algún lado deberían entender cuando menos cómo funciona la radio”, advierte Luis Pardo Sáinz, presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión.
Con la bici, el IFE pretende manejar y transportar casi 40 millones de spots electorales con unas 150 rotaciones diarias, (cambios). Le quieren trepar encima toneladas de mensajes político-electorales para repartirlos por todas las estaciones de radio y TV del país. Total, no les cuesta.
Cuando los reciban, si los reciben, las estaciones deberán trasmitirlos obligatoriamente, en menos de 48 horas. O incurrir en desacato y exponerse a multas y juicios en tribunales.
El IFE actúa como si le hicieran falta más líos de los que ya tiene.
A la sombra de ilegitimidad en sus procedimientos decisorios por la inexistencia de tres de sus nueve consejeros ciudadanos, parece empeñado en convertirse en un árbitro inviable. Ahora no sólo camina, sino diseña su bicicleta para ir más rápido.
Los radiodifusores sostienen que no se dispone de los caminos tecnológicos que la bici necesita para transitar con un mínimo de eficacia y certeza. Pero les han dicho que eso no interesa. A sus diseñadores les urge que esté lista antes de octubre, cuando se inicia el año electoral 2012.
A Pardo Sáinz, y en general a los radiodifusores, les queda claro que el IFE se ha extralimitado en sus funciones. La Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión traza la estrategia para impugnar la pretensión del árbitro ante el Tribunal Electoral.
Los afectados están dispuestos a demostrar la vigencia de un principio jurídico: “Nadie está obligado a lo imposible”.
Benito Nacif, presidente del Comité de Radio y TV del IFE, técnico en jefe del taller donde arman la bicicleta, no está muy seguro de la viabilidad del vehículo: “Se tiene que trabajar todavía en la incorporación de las opiniones de los concesionarios y permisionarios de radio y TV”, reconoce.
¿Y si lo admite, por qué no escuchó antes las opiniones técnicas?, le pregunta Pardo Sáinz. No hay respuesta.
A final de cuentas, la opinión de las teleaudiencias y los radioescuchas por la avalancha de spots, será pasar, de la curiosidad inicial, a la saturación y de ahí al rechazo por el infinito número de mensajes que asestarán partidos y candidatos, con tal de brindarnos su versión de la vida en rosa a cambio de nuestro voto ciudadano.
¡Ya sé! Lo que les hace falta en el IFE es un triciclo.
MONJE LOCO. Entre un coro uniforme de voces complacidas y aplausos de las ONG por la decisión de acotar el fuero militar, la reacción que más urge conocer es la de los altos mandos castrenses. Eso, a menos que el silencio sea la más elocuente expresión de su parecer. Ya se sabe, y se supo.
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