Francisco Rodríguez / Índice Político
El caso es que no hay medicamentos ni químicos para diagnósticos clínicos. El caso es que decenas de miles de derechohabientes han visto cancelado su derecho a la salud e, incluso, a la vida. El caso es que “las miles de auditorías –Yunes y Calderón dixit– han resultado un fiasco, pues no han llegado al meollo del asunto que es la enorme corrupción en el ISSSTE.
Tales auditorías chafas han omitido apuntar que el desabasto de medicinas fue intencional. Que con todas las agravantes de la ley –premeditación, alevosía y ventaja– se retrasó la licitación para el surtimiento de este 2011, con el objeto de acogerse a una de las excepciones marcadas por la Ley de Adquisiciones: el soporte de vida. Y que esa excepción permite a funcionarios bandidos, como lo son todos los que ahora se encargan del ISSSTE bajo la égida del veracruzano Yunes Linares, adjudicar directamente los contratos.
Eso han hecho. A cambio de enormes tajadas pecuniarias. Adjudicaron contratos a empresas en donde tienen participación a través de prestanombres o a otras en las que están de plano coludidos.
“Las miles de auditorías”, por supuesto, han obviado profundizar en empresas beneficiadas por esas adjudicaciones directas como Mirafe (www.mirafe.com), Silodisa (www.silodisa.com.mx) o Instrumentos y Equipos Falcón, SA (www.falconmx.com) que, a través de Miguel Marengo Canales –un ex policía ligado a Yunes desde que éste fuera secretario de gobierno en Veracruz, pero sobre todo en la subsecretaría de Seguridad del gobierno foxista–, han llevado verdaderas tajadas a las arcas de quien, a través del “sobrino de Córdoba Villalobos” sigue controlando a la institución.
Mirafe es la empresa beneficiada con la “logística” y distribución de los inexistentes medicamentos. A ella le dio Yunes la facultad de almacenar y distribuir todos los insumos para la salud que por mandato debiera almacenar y distribuir el propio Instituto. Así lo dice su propio protocolo; para ello previo al otorgamiento del contrato tenia la infraestructura requerida, así funciono por décadas; medios y personal que aún subsisten. La diferencia la hace el innecesario pago al tercero del orden de los 60 millones de pesos por periodo mensual para los años 2009, 2010, 2011 y 2012. Ve usted la dimensión del negocio: 2 mil 880 millones de pesos en cuatro años.
Falcón, por su parte, proveerá al ISSSTE de los químicos para diagnósticos clínicos en los próximos años. Porque una característica de la gestión yunista al frente del Instituto que debería proveer seguridad social a los burócratas federales son precisamente los contratos multianuales. Quien en el 2012 llegue a dirigir a esa dependencia, no tendrá nada qué hacer. Hay transacciones firmadas que en algunos casos llegan hasta el 2020.
En cuanto al desabasto, Nunca como ahora y desde hace ya varios meses el ISSSTE padece la peor carencia de los más elementales medicamentos y material de curación en clínicas y hospitales a nivel nacional, desabasto que en algunos alarmantes casos ha rebasado el 50% de las claves. Si bien se recurre a la subrogación, esta se da a un muy elevado costo y por razones obvias a destiempo si consideramos la urgencia en la administración de los fármacos.
Dos factores son los causantes de tan inaceptable e insostenible situación que repercute en deficiente preservación de la vida y porque no decirlo en la posible muerte de la población derechohabiente. Primero, el grave desfasamiento en los tiempos de licitación y posterior adquisición de los insumos, clara responsabilidad de funcionarios del ISSSTE –de esos que no funcionan. Mucho se habla en los medios sobre lo ilegal en la asignación del multimillonario convenio de prestación de servicios otorgado a la empresa Fármacos Especializados, ilegal por ser derivada de una licitación “a modo”.
La más somera auditoria –no como las que presumen Yunes y Calderón– a este proveedor y al propio Instituto arrojará sin duda un flagrante incumplimiento al contrato suscrito, incumplimiento que debía significar la cancelación del convenio.
Es menester plasmar la interrogante del porqué si la empresa favorecida fue Fármacos Especializados, cual es la razón de que la operación descanse del todo en un grupo que sin oficio alguno contribuye al escandaloso desabasto, esto último derivado de criterios meramente económicos ajenos del todo a la óptica de satisfacer la demanda de atención del derechohabiente, grupo del que está al frente Miguel Marengo Canales, según trasciende supuesto prestanombres de Yunes Linares. Inexplicable el salto económico de Marengo, de una mediana empresa de software, Mirafe, a una coinversión del orden de los 600 millones de pesos. ¿De dónde, pues?
Lo cierto es que la ineficiente compañía subsiste solo derivado de los inconfesables arreglos cupulares. Justificadas multas millonarias son ignoradas por la institución a pesar del descontento y evidente riesgo del personal encargado de sancionar las desviaciones al contrato.
A últimas fechas tal vez conociendo su futuro incierto la empresa en cuestión da preferencia al movimiento de mercancías de empresas farmacéuticas –entre particulares–, como ejemplo Pfizer, esto por encima de las necesidades de su cliente primario ISSSTE.
Lo cierto, pues, es que no hay medicinas en ese Instituto. Lo cierto es que la corrupción es la gran responsable.
Índice Flamígero: “Yo no fui, fue Teté”. Así se leyó la declaración del ocupante de Los Pinos, achacando a Vicente Fox el que Miguel Ángel Yunes fuese nombrado director del ISSSTE en el 2006. ¿También ya se deslindó del fallido candidato a la gubernatura veracruzana? ¿El pastelazo quedó ya en papelazo?
El caso es que no hay medicamentos ni químicos para diagnósticos clínicos. El caso es que decenas de miles de derechohabientes han visto cancelado su derecho a la salud e, incluso, a la vida. El caso es que “las miles de auditorías –Yunes y Calderón dixit– han resultado un fiasco, pues no han llegado al meollo del asunto que es la enorme corrupción en el ISSSTE.
Tales auditorías chafas han omitido apuntar que el desabasto de medicinas fue intencional. Que con todas las agravantes de la ley –premeditación, alevosía y ventaja– se retrasó la licitación para el surtimiento de este 2011, con el objeto de acogerse a una de las excepciones marcadas por la Ley de Adquisiciones: el soporte de vida. Y que esa excepción permite a funcionarios bandidos, como lo son todos los que ahora se encargan del ISSSTE bajo la égida del veracruzano Yunes Linares, adjudicar directamente los contratos.
Eso han hecho. A cambio de enormes tajadas pecuniarias. Adjudicaron contratos a empresas en donde tienen participación a través de prestanombres o a otras en las que están de plano coludidos.
“Las miles de auditorías”, por supuesto, han obviado profundizar en empresas beneficiadas por esas adjudicaciones directas como Mirafe (www.mirafe.com), Silodisa (www.silodisa.com.mx) o Instrumentos y Equipos Falcón, SA (www.falconmx.com) que, a través de Miguel Marengo Canales –un ex policía ligado a Yunes desde que éste fuera secretario de gobierno en Veracruz, pero sobre todo en la subsecretaría de Seguridad del gobierno foxista–, han llevado verdaderas tajadas a las arcas de quien, a través del “sobrino de Córdoba Villalobos” sigue controlando a la institución.
Mirafe es la empresa beneficiada con la “logística” y distribución de los inexistentes medicamentos. A ella le dio Yunes la facultad de almacenar y distribuir todos los insumos para la salud que por mandato debiera almacenar y distribuir el propio Instituto. Así lo dice su propio protocolo; para ello previo al otorgamiento del contrato tenia la infraestructura requerida, así funciono por décadas; medios y personal que aún subsisten. La diferencia la hace el innecesario pago al tercero del orden de los 60 millones de pesos por periodo mensual para los años 2009, 2010, 2011 y 2012. Ve usted la dimensión del negocio: 2 mil 880 millones de pesos en cuatro años.
Falcón, por su parte, proveerá al ISSSTE de los químicos para diagnósticos clínicos en los próximos años. Porque una característica de la gestión yunista al frente del Instituto que debería proveer seguridad social a los burócratas federales son precisamente los contratos multianuales. Quien en el 2012 llegue a dirigir a esa dependencia, no tendrá nada qué hacer. Hay transacciones firmadas que en algunos casos llegan hasta el 2020.
En cuanto al desabasto, Nunca como ahora y desde hace ya varios meses el ISSSTE padece la peor carencia de los más elementales medicamentos y material de curación en clínicas y hospitales a nivel nacional, desabasto que en algunos alarmantes casos ha rebasado el 50% de las claves. Si bien se recurre a la subrogación, esta se da a un muy elevado costo y por razones obvias a destiempo si consideramos la urgencia en la administración de los fármacos.
Dos factores son los causantes de tan inaceptable e insostenible situación que repercute en deficiente preservación de la vida y porque no decirlo en la posible muerte de la población derechohabiente. Primero, el grave desfasamiento en los tiempos de licitación y posterior adquisición de los insumos, clara responsabilidad de funcionarios del ISSSTE –de esos que no funcionan. Mucho se habla en los medios sobre lo ilegal en la asignación del multimillonario convenio de prestación de servicios otorgado a la empresa Fármacos Especializados, ilegal por ser derivada de una licitación “a modo”.
La más somera auditoria –no como las que presumen Yunes y Calderón– a este proveedor y al propio Instituto arrojará sin duda un flagrante incumplimiento al contrato suscrito, incumplimiento que debía significar la cancelación del convenio.
Es menester plasmar la interrogante del porqué si la empresa favorecida fue Fármacos Especializados, cual es la razón de que la operación descanse del todo en un grupo que sin oficio alguno contribuye al escandaloso desabasto, esto último derivado de criterios meramente económicos ajenos del todo a la óptica de satisfacer la demanda de atención del derechohabiente, grupo del que está al frente Miguel Marengo Canales, según trasciende supuesto prestanombres de Yunes Linares. Inexplicable el salto económico de Marengo, de una mediana empresa de software, Mirafe, a una coinversión del orden de los 600 millones de pesos. ¿De dónde, pues?
Lo cierto es que la ineficiente compañía subsiste solo derivado de los inconfesables arreglos cupulares. Justificadas multas millonarias son ignoradas por la institución a pesar del descontento y evidente riesgo del personal encargado de sancionar las desviaciones al contrato.
A últimas fechas tal vez conociendo su futuro incierto la empresa en cuestión da preferencia al movimiento de mercancías de empresas farmacéuticas –entre particulares–, como ejemplo Pfizer, esto por encima de las necesidades de su cliente primario ISSSTE.
Lo cierto, pues, es que no hay medicinas en ese Instituto. Lo cierto es que la corrupción es la gran responsable.
Índice Flamígero: “Yo no fui, fue Teté”. Así se leyó la declaración del ocupante de Los Pinos, achacando a Vicente Fox el que Miguel Ángel Yunes fuese nombrado director del ISSSTE en el 2006. ¿También ya se deslindó del fallido candidato a la gubernatura veracruzana? ¿El pastelazo quedó ya en papelazo?
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