Campos Elíseos / Katia D'Artigues
El maestro presidencial
Ayer me levanté con una resaca electoral tremenda. Y yo, ternurita, que pensaba que ya no vivía en el país de los “carros completos” y tantas otras figuras que, quizá, tendremos que re-aprender. ¿O las hemos olvidado?
De acuerdo con las primeras cifras difundidas, con 51.88 por ciento de las casillas computadas, el PRI obtuvo 48.71 por ciento de los votos; PAN, 16.65, y PRD y partidos que lo acompañaban el 29.27 por ciento…
No, no tengo mal las cifras. Esas dio la Secretaría Técnica de la Comisión Federal Electoral el 9 de julio de 1988. Eran de esa controvertida elección presidencial.
Con la llegada del verano, digamos, regresó esta moda ochentera. Bienvenidos al pasado (al menos a sus cifras). Como decía Jairo Calixto: ¿en dónde tramitamos nuestra credencial de la CTM? Si es que alguna vez dormimos, cuando despertamos, el dinosaurio seguía ahí, parafraseando a Augusto Monterroso.
Como un déjà vú, vimos fotos de camionetas al servicio del PRI, trasladando a votantes a la casilla electoral. Previo a las elecciones, vimos —aunque al parecer las autoridades electorales no— patrullas repletas de simpatizantes rumbo a mítines de Eruviel Ávila. Denuncias de compra de votos, entrega de despensas y electrodomésticos, promesas de coches y un funcionario videograbado instruyendo a usar programas sociales gubernamentales por votos.
Vimos el lodazal, literal, en Ecatepec, municipio gobernado por Ávila, pero pese a ello…los mexiquenses votaron por él.
Habría que revisar principios científicos básicos aplicados a la política: Un PRI que pese a todos los escándalos de corrupción, no se destruye, vaya, parece que ni se transforma… pero arrasa electoralmente.
Luego de ver lo sucedido en Nayarit, Coahuila, y el Estado de México, creo que debemos decretar inaugurada la Operación COPETE: Cooptación Preelectoral en Todos los Estados, que implementarán el PRI y todos los partidos que puedan en el 2012. Y cuestionarnos seriamente, como sociedad, por qué votamos por el PRI… o si nunca dejamos de ser priístas.
Dice un amigo que es por una suerte de respeto a la legalidad. Explico: ¿para qué votar por partidos piratas, que tratan de emularlo, cuando está disponible el original?
Y Humberto Moreira cumplió su promesa. Reapareció luego de estar ausente.
El líder priísta dijo que no descarta hacer una alianza ni más ni menos que con Elba Esther Gordillo, pensando, obvio, en que el PRI regrese a Los Pinos en el 2012.
Pero más que eso, su reaparición era esperada por propios y extraños para que nos explicara cómo le hizo Vicente Chaires, quien de ser un servidor de la cuchara grande… no, no, de ser funcionario público en Coahuila, cercanísimo a él, que incluso lo acompañó en el CEN del PRI antes de que misteriosamente lo borraran de la página de internet (que porque ya no trabajaba ahí, dice Moreira), pasó a ser un prosperísimo hombre de negocios, aquí y en Texas.
Ayer, Moreira tocó el tema. Dijo que esperará el resultado de las investigaciones que harán las autoridades y ya. Es decir, la denuncia que presentó Federico Döring por presunto enriquecimiento inexplicable y operaciones con recursos de procedencia ilícita ante la PGR (menos mal que no fue ante la procuraduría de Coahuila de los Moreira, ¿sí sabe que ahora así habrá de llamarse el estado, no? Al menos debería, de una vez). Y que “contestaría más” pero que como ya hay denuncia de por medio, todo se hará por la vía legal.
Sigue siendo un misterio con base a qué méritos la Secretaría de Relaciones Exteriores decide ciertos nombramiento de embajadores, cónsules o agregados culturales “a la carrera”, que no de carrera.
Un ejemplo: el del ministro Jaime Del Arenal Fenochio, director del Instituto Cultural de México en España.
De acuerdo con la Universidad Panamericana, él fue profesor de Historia del Derecho Medieval, Moderno y Mexicano. Lo que no aparece en su curricula es que fue maestro de Felipe Calderón en la Escuela Libre de Derecho.
Ayer, desempolvando algunos artículos encontré unas declaraciones del hoy diplomático, de mayo de 2006, cuando se declaraba apartidista aunque su voto sería por el PAN:
—Los aduladores y un poco la soberbia son los riesgos que corre Felipe. El medio envicia a los políticos y él lleva unos años en primera plana, eso puede representar un peligro. El poder envenena…
¿Seguirá pensando igual? Como sea que nadie le diga a la canciller Espinosa.
El maestro presidencial
Ayer me levanté con una resaca electoral tremenda. Y yo, ternurita, que pensaba que ya no vivía en el país de los “carros completos” y tantas otras figuras que, quizá, tendremos que re-aprender. ¿O las hemos olvidado?
De acuerdo con las primeras cifras difundidas, con 51.88 por ciento de las casillas computadas, el PRI obtuvo 48.71 por ciento de los votos; PAN, 16.65, y PRD y partidos que lo acompañaban el 29.27 por ciento…
No, no tengo mal las cifras. Esas dio la Secretaría Técnica de la Comisión Federal Electoral el 9 de julio de 1988. Eran de esa controvertida elección presidencial.
Con la llegada del verano, digamos, regresó esta moda ochentera. Bienvenidos al pasado (al menos a sus cifras). Como decía Jairo Calixto: ¿en dónde tramitamos nuestra credencial de la CTM? Si es que alguna vez dormimos, cuando despertamos, el dinosaurio seguía ahí, parafraseando a Augusto Monterroso.
Como un déjà vú, vimos fotos de camionetas al servicio del PRI, trasladando a votantes a la casilla electoral. Previo a las elecciones, vimos —aunque al parecer las autoridades electorales no— patrullas repletas de simpatizantes rumbo a mítines de Eruviel Ávila. Denuncias de compra de votos, entrega de despensas y electrodomésticos, promesas de coches y un funcionario videograbado instruyendo a usar programas sociales gubernamentales por votos.
Vimos el lodazal, literal, en Ecatepec, municipio gobernado por Ávila, pero pese a ello…los mexiquenses votaron por él.
Habría que revisar principios científicos básicos aplicados a la política: Un PRI que pese a todos los escándalos de corrupción, no se destruye, vaya, parece que ni se transforma… pero arrasa electoralmente.
Luego de ver lo sucedido en Nayarit, Coahuila, y el Estado de México, creo que debemos decretar inaugurada la Operación COPETE: Cooptación Preelectoral en Todos los Estados, que implementarán el PRI y todos los partidos que puedan en el 2012. Y cuestionarnos seriamente, como sociedad, por qué votamos por el PRI… o si nunca dejamos de ser priístas.
Dice un amigo que es por una suerte de respeto a la legalidad. Explico: ¿para qué votar por partidos piratas, que tratan de emularlo, cuando está disponible el original?
Y Humberto Moreira cumplió su promesa. Reapareció luego de estar ausente.
El líder priísta dijo que no descarta hacer una alianza ni más ni menos que con Elba Esther Gordillo, pensando, obvio, en que el PRI regrese a Los Pinos en el 2012.
Pero más que eso, su reaparición era esperada por propios y extraños para que nos explicara cómo le hizo Vicente Chaires, quien de ser un servidor de la cuchara grande… no, no, de ser funcionario público en Coahuila, cercanísimo a él, que incluso lo acompañó en el CEN del PRI antes de que misteriosamente lo borraran de la página de internet (que porque ya no trabajaba ahí, dice Moreira), pasó a ser un prosperísimo hombre de negocios, aquí y en Texas.
Ayer, Moreira tocó el tema. Dijo que esperará el resultado de las investigaciones que harán las autoridades y ya. Es decir, la denuncia que presentó Federico Döring por presunto enriquecimiento inexplicable y operaciones con recursos de procedencia ilícita ante la PGR (menos mal que no fue ante la procuraduría de Coahuila de los Moreira, ¿sí sabe que ahora así habrá de llamarse el estado, no? Al menos debería, de una vez). Y que “contestaría más” pero que como ya hay denuncia de por medio, todo se hará por la vía legal.
Sigue siendo un misterio con base a qué méritos la Secretaría de Relaciones Exteriores decide ciertos nombramiento de embajadores, cónsules o agregados culturales “a la carrera”, que no de carrera.
Un ejemplo: el del ministro Jaime Del Arenal Fenochio, director del Instituto Cultural de México en España.
De acuerdo con la Universidad Panamericana, él fue profesor de Historia del Derecho Medieval, Moderno y Mexicano. Lo que no aparece en su curricula es que fue maestro de Felipe Calderón en la Escuela Libre de Derecho.
Ayer, desempolvando algunos artículos encontré unas declaraciones del hoy diplomático, de mayo de 2006, cuando se declaraba apartidista aunque su voto sería por el PAN:
—Los aduladores y un poco la soberbia son los riesgos que corre Felipe. El medio envicia a los políticos y él lleva unos años en primera plana, eso puede representar un peligro. El poder envenena…
¿Seguirá pensando igual? Como sea que nadie le diga a la canciller Espinosa.
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