Jorge Diaz
Se puede empezar por repetir los argumentos (lugares comunes) de las izquierdas: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Pero su ineficacia y desprecio por quienes creen en ellos, los llevaron a esta derrota indiscutible. Y por lo visto seguirán en su cubeta de cangrejos.
Se puede continuar repitiendo los argumentos (lugares comunes) de la derecha: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Pero su desánimo, fractura al interior y un Presidente que quizá esté alucinando que puede durar otros seis años en el poder, los llevaron al peor de los ridículos.
O se pueden presentar los argumentos reales (lugares comunes) del priismo, con los que efectivamente ganó las elecciones en los tres Estados: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Y lo cierto es que lo seguirán haciendo. Mientras la fórmula funcione, no hay por qué cambiarla.
Ni ganadores ni perdedores tienen cara para contrastar sus imaginadas virtudes con los defectos del de enfrente. Pero ¿y el ciudadano?
Muchísima gente no salió a votar, ya sea porque no le importa o porque la bien conocida frase “de todas formas va a ganar el PRI” se impuso. De cualquier forma, mostró su “me vale madres”.
Se acusa de compra de votos, entonces necesariamente hubo quien los vendió. ¿Quién estuvo dispuesto a vender el suyo? ¿Le da lo mismo al ciudadano que sea Chana o Juana mientras el billete hable? ¿Le faltó dinero a los otros partidos para comprar más votos que el PRI siendo éste el modus operandi que mejores resultados da? Lo cierto es que muchos extendieron la mano, mientras otros extendían el cheque.
Sin pretender ofender a los pocos que genuina y libremente fueron a depositar su voto por quien sea, parece que en México en lo general, hay dos tipos de ciudadanos: Al que no le importa para nada la participación y el que espera algo a cambio para decidir su voto. Basados en el fundamento real de que todos son más o menos lo mismo, no les queda más que decidir entre una u otra cosa.
Estoy convencido de que las organizaciones ciudadanas que están lejos de los intereses partidistas y auténticamente preocupados por el bienestar de México y la ciudadanía, son marcianos y a Marte deberían irse porque en este país la lógica en la que la mayoría de los ciudadanos se mueve es: “sui generis”.
Se puede empezar por repetir los argumentos (lugares comunes) de las izquierdas: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Pero su ineficacia y desprecio por quienes creen en ellos, los llevaron a esta derrota indiscutible. Y por lo visto seguirán en su cubeta de cangrejos.
Se puede continuar repitiendo los argumentos (lugares comunes) de la derecha: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Pero su desánimo, fractura al interior y un Presidente que quizá esté alucinando que puede durar otros seis años en el poder, los llevaron al peor de los ridículos.
O se pueden presentar los argumentos reales (lugares comunes) del priismo, con los que efectivamente ganó las elecciones en los tres Estados: “Elección de Estado”, “Compra de votos”, “Inequidad”. Y lo cierto es que lo seguirán haciendo. Mientras la fórmula funcione, no hay por qué cambiarla.
Ni ganadores ni perdedores tienen cara para contrastar sus imaginadas virtudes con los defectos del de enfrente. Pero ¿y el ciudadano?
Muchísima gente no salió a votar, ya sea porque no le importa o porque la bien conocida frase “de todas formas va a ganar el PRI” se impuso. De cualquier forma, mostró su “me vale madres”.
Se acusa de compra de votos, entonces necesariamente hubo quien los vendió. ¿Quién estuvo dispuesto a vender el suyo? ¿Le da lo mismo al ciudadano que sea Chana o Juana mientras el billete hable? ¿Le faltó dinero a los otros partidos para comprar más votos que el PRI siendo éste el modus operandi que mejores resultados da? Lo cierto es que muchos extendieron la mano, mientras otros extendían el cheque.
Sin pretender ofender a los pocos que genuina y libremente fueron a depositar su voto por quien sea, parece que en México en lo general, hay dos tipos de ciudadanos: Al que no le importa para nada la participación y el que espera algo a cambio para decidir su voto. Basados en el fundamento real de que todos son más o menos lo mismo, no les queda más que decidir entre una u otra cosa.
Estoy convencido de que las organizaciones ciudadanas que están lejos de los intereses partidistas y auténticamente preocupados por el bienestar de México y la ciudadanía, son marcianos y a Marte deberían irse porque en este país la lógica en la que la mayoría de los ciudadanos se mueve es: “sui generis”.
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