Cordero-Ferrari: ¿catarrito II?

Fortaleza: 30 años de discurso
Fisco: que pague el gran capital

Carlos Fernández-Vega / México SA


Ante lo que podría convertirse en el segundo capítulo del catarrito, los secretarios de Hacienda y de Economía, si bien reconocen la posibilidad de un contagio financiero derivado de los problemas económicos de varios países europeos y la debilidad del crecimiento de Estados Unidos, también aseguran, como en el preludio de la crisis de 2009, que tal posibilidad es peccata minuta ante lo que califican de fortaleza de la economía mexicana y de las finanzas públicas (vale recordar que esa misma confianza y certidumbre, con Agustín Carstens en la SHCP, le costó al país el mayor desplome del producto interno bruto (PIB) en ocho décadas).

El par de funcionarios del calderonato repiten el estribillo, como en su momento el fallido aspirante a dirigir el FMI: “en este momento México resiste la posibilidad de un contagio de la incertidumbre en Europa y la desaceleración en Estados Unidos… La fortaleza de la economía mexicana y la posibilidad de que sigamos creciendo, que poco a poco se generen más empleos, es gracias a la fortaleza en las finanzas públicas y que con lo recaudado vía impuestos permite financiar la inversión y el gasto para enfrentar los retos”.

Por lo anterior, aseguran Ernesto Cordero y Bruno Ferrari, “no hay que descuidar ese frente… tengamos como prioridad mantener la estabilidad de nuestras finanzas públicas y por ninguna circunstancia erosionar nuestra base de recaudación. Lo responsable es seguir con una recaudación sólida que nos permita financiar el crecimiento del país… si cometemos la irresponsabilidad de debilitar nuestra base tributaria, si debilitamos nuestra capacidad de recaudar impuestos, probablemente todo sugeriría que podríamos ser más susceptibles de contagio de lo que estamos ahorita” (La Jornada, Víctor Cardoso y Julio Reyna).

Qué bueno. Dicen no estar dispuestos a ser irresponsables en materia fiscal, ni a debilitar nuestra capacidad de recaudar impuestos. Por ello, el gobierno calderonista, con Cordero en primera línea, deberá erradicar todos los privilegios que en este renglón tiene el gran capital, históricamente el que menos aporta, cuando aporta. Para ser congruentes con ese discurso de responsabilidad, tienen que acabar con los regímenes espaciales, la consolidación, los créditos y subsidios fiscales, los impuestos diferidos, la práctica de borrón y cuenta nueva, y con todas las gracias que en este renglón y por decisión de la autoridad tributaria, no sin la complicidad del Legislativo, han he-cho de México un paraíso para los grandes consorcios y sus dueños (nacionales y foráneos).

¿En serio no quieren ser irresponsables? ¿Realmente quieren sostenibilidad fiscal? Fácil: cóbrenle al intocado gran capital los impuestos que debe pagar. Los oligopólicos consorcios no pueden amenazar con retiro de inversiones, porque con todo y paraíso fiscal, de cualquier forma los capitales se fugan (se exportan, según la terminología del Banco de México). Noventa y tres mil millones de dólares han sido exportados durante el calderonato, y contando. Entonces, menos choro y más acción, que el discurso de Cordero y Ferrari no es más que la repetición de lo que sucesivamente han anunciado todos aquellos que en las últimas tres décadas ocuparon la oficina principal en las secretarías de Hacienda y de Economía.

Por el lado de lo fortaleza económica por ellos pregonada, pues que sean felices, porque la realidad es totalmente distinta. En sentido, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados advierte que los signos de debilidad en el crecimiento económico se hicieron patentes en los más recientes resultados de los indicadores económicos. En México, la oferta y demanda agregadas al primer trimestre de 2011 indican que la demanda interna no es tan vigorosa como se requiere para estimular el crecimiento económico; otros indicadores como la encuesta de establecimientos comerciales y el incremento en la tasa de desocupación reflejan también que el mercado interno carece de fortaleza, siendo las exportaciones las que en mayor parte contribuyen al crecimiento del PIB.

A pesar del impulso que ejercen las exportaciones a la economía mexicana, las cuales incrementaron su ritmo de crecimiento en mayo, éste podría verse disminuido, pues el crecimiento económico de Estados Unidos, principal socio comercial, refleja una desaceleración del PIB, así como debilidad en el empleo y en su mercado interno, lo que se confirma con la reducción en los pronósticos de crecimiento que efectuó el Comité Federal de Mercado Abierto. En consecuencia, éste organismo anunció mantener la tasa de interés de referencia en 0 y 0.25 por ciento para impulsar la recuperación económica.

A lo anterior, apunta el CEFP, se suma que la economía mundial enfrenta nuevamente riesgos derivados del sistema financiero internacional como la menor recuperación económica, la incertidumbre sobre la sostenibilidad de la deuda en algunos países europeos y las bajas tasas de interés que podrían empujar a los inversionistas a invertir en títulos de mayor riesgo en los mercados emergentes, co- mo se expone en el Informe sobre Estabilidad Financiera del Fondo Monetario Internacional.

En México, la inversión también mostró desaceleración al pasar de un incremento de 1.91 por ciento en el cuarto trimestre de 2010 a 0.62 por ciento en el primer trimestre de 2011. El movimiento por componentes fue el siguiente: el público pasó de un aumento de 5.01 por ciento a una caída de 21.63 por ciento, en el periodo señalado; mientras el privado pasó de una caída de 0.11 por ciento a un alza de 10.97 por ciento.

Según las cifras desestacionalizadas, en el primer trimestre de 2011 se observó que la demanda interna no repunta significativamente; basta con apreciar que el consumo privado continuó teniendo menores incrementos debido a que pasó de un crecimiento de 1.17 por ciento en el cuarto trimestre de 2010 a 0.88 por ciento en el primero de 2011; en tanto que el público lo hizo de una caída de 0.08 por ciento a una alza de 0.75 por ciento, respectivamente, en el periodo señalado. La debilidad se ve reforzada con la baja generación de empleo formal y el incremento en la tasa oficial de desocupación abierta.

Las rebanadas del pastel

Dicen los siempre bien informados chuchos que la derrota electoral del perredismo en el estado de México fue consecuencia de no seguir la estrategia de alianzas con el PAN. Pues bien, si la aritmética no falla, la suma conjunta de los votos amarillos y blanquiazules apenas representó casi la mitad de los que se llevó el tricolor. Entonces, ni así...

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