Carlos Ramírez / Indicador Político
Si México denuncia que muchos de los mexicanos condenados a muerte en los Estados Unidos no tuvieron a tiempo la asesoría consular para defender sus derechos, ocurre que algunos consulados mexicanos en los EU no cumplen su función de tutelar los derechos de los conciudadanos.
Varias denuncias han llegado a Indicador Político para revelar severas irregularidades en el funcionamiento del consulado mexicano en Atlanta, Georgia, donde por cierto han aumentado las agresiones de leyes migratorias que dañan a mexicanos. La oficina de protección del consulado ha dejado de atender consultas y ha abandonado a los mexicanos presos a su propia suerte; miembros de la comunidad oaxaqueña en Atlanta revelan que la jefa de oficina, Abigail Calleja, no responde las llamadas telefónicas dejando a los mexicanos sin la protección consular.
La situación en el consulado de México en Atlanta, a cargo de Salvador de Lara Rangel, ha llegado a un deterioro grave de la atención a mexicanos que algunas organizaciones han enviado cartas oficiales al presidente Felipe Calderón, pero de ahí son remitidos… al propio consulado. Inclusive, algunos mexicanos han comenzado a escribir mensajes a los diputados mexicanos para que tomen cartas en el asunto de un consulado que descuida la protección y atención a los paisanos, justo cuando son perseguidos por las severas leyes migratorias estadounidenses. Las actividades cotidianas del consulado se han retrasado, sobre todo en trámites oficiales de documentos civiles, notariales y de identificación.
El asunto no es menor porque recientemente se aprobó la Ley de Alabama que endurece la persecución contra mexicanos y aumenta los temores a deportación de jefes de familia con hijos nacidos en los EU, por lo que los documentos oficiales se convierten en indispensables. Sin embargo, algunos denunciantes han revelado que en el consulado mexicano en Atlanta hay un retraso de meses en la protocolización de documentos.
Lo malo, dicen las denuncias, es que se han enviado quejas a la Presidencia de la República de México y a las diferentes oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero a la fecha nadie ha investigado las denuncias de irregularidades, a pesar de que varias de ellas contienen datos realmente graves sobre los comportamientos irregulares del cónsul De Lara Rangel, a pesar de que podrían caer como violaciones a códigos de ética estrictos en la diplomacia porque han involucrado la intervención de la policía, aunque salvados gracias a inmunidades diplomáticas.
Por lo pronto, algunos mexicanos han revelado en sus comunicaciones un “espectáculo bochornoso” del cónsul De Lara Rangel a finales del año pasado en el hotel Intercontinental de Atlanta porque tuvo que acudir la policía local para “calmar” los ánimo de del diplomático. Lo grave fue que ya tuvo un accidente de tráfico por consumo de alcohol, hecho que fue subsanado contratando a un chofer de nacionalidad estadunidense pero en una plaza donde muchísimos mexicanos quisieran empleos en oficinas dependientes del Gobierno de México.
En este sentido, los mexicanos en Atlanta y condados que dependen de esa oficina se sientes desprotegidos por la oficina consular. El día en que se aprobó la Ley Alabama, que viola los derechos de los mexicanos y que se encuentra en el escenario de la Ley Arizona que tanto fue condenada por México en discursos, el cónsul De Lara Rangel estuvo ilocalizable para atender la preocupación de los mexicanos ante la persecución migratoria que se avecinaba e inclusive no pudo ser contactado por algunas oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores que exigían información. La disculpa del cónsul fue sorprendente: que ese día había ingerido un medicamento de fuertes repercusiones que lo “sacó de combate”.
Pero hasta ahora, el consulado en Atlanta no sólo no ha tomado iniciativas para proteger a los mexicanos de las leyes migratorias agresivas sino que ha cerrado materialmente las puertas del consulado a los mexicanos que claman protección. La atención ha llegado a situaciones casi de racismo -paradójico pero cierto- porque el cónsul ha prohibido la aglomeración de mexicanos en los pasillos para atender sus demandas debido a “los malos olores” y los solicitantes tienen que llegar desde la madrugada o dormir en la calles una noche antes porque las oficinas inician la atención a las siete, y eso que las familias acuden con niños. Y a pesar del aumento de demandas de servicios consulares por las leyes migratorias, sólo dos personas atienden los mostradores.
La lista de irregularidades en el consulado de México en Atlanta es del tamaño de la irritación de los mexicanos. Lo grave de todo es que las leyes contra migrantes aumentan de intensidad en los Estados Unidos pero algunos consulados, como el de Atlanta, desatienden su tarea primordial de protección de derechos.
Si México denuncia que muchos de los mexicanos condenados a muerte en los Estados Unidos no tuvieron a tiempo la asesoría consular para defender sus derechos, ocurre que algunos consulados mexicanos en los EU no cumplen su función de tutelar los derechos de los conciudadanos.
Varias denuncias han llegado a Indicador Político para revelar severas irregularidades en el funcionamiento del consulado mexicano en Atlanta, Georgia, donde por cierto han aumentado las agresiones de leyes migratorias que dañan a mexicanos. La oficina de protección del consulado ha dejado de atender consultas y ha abandonado a los mexicanos presos a su propia suerte; miembros de la comunidad oaxaqueña en Atlanta revelan que la jefa de oficina, Abigail Calleja, no responde las llamadas telefónicas dejando a los mexicanos sin la protección consular.
La situación en el consulado de México en Atlanta, a cargo de Salvador de Lara Rangel, ha llegado a un deterioro grave de la atención a mexicanos que algunas organizaciones han enviado cartas oficiales al presidente Felipe Calderón, pero de ahí son remitidos… al propio consulado. Inclusive, algunos mexicanos han comenzado a escribir mensajes a los diputados mexicanos para que tomen cartas en el asunto de un consulado que descuida la protección y atención a los paisanos, justo cuando son perseguidos por las severas leyes migratorias estadounidenses. Las actividades cotidianas del consulado se han retrasado, sobre todo en trámites oficiales de documentos civiles, notariales y de identificación.
El asunto no es menor porque recientemente se aprobó la Ley de Alabama que endurece la persecución contra mexicanos y aumenta los temores a deportación de jefes de familia con hijos nacidos en los EU, por lo que los documentos oficiales se convierten en indispensables. Sin embargo, algunos denunciantes han revelado que en el consulado mexicano en Atlanta hay un retraso de meses en la protocolización de documentos.
Lo malo, dicen las denuncias, es que se han enviado quejas a la Presidencia de la República de México y a las diferentes oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero a la fecha nadie ha investigado las denuncias de irregularidades, a pesar de que varias de ellas contienen datos realmente graves sobre los comportamientos irregulares del cónsul De Lara Rangel, a pesar de que podrían caer como violaciones a códigos de ética estrictos en la diplomacia porque han involucrado la intervención de la policía, aunque salvados gracias a inmunidades diplomáticas.
Por lo pronto, algunos mexicanos han revelado en sus comunicaciones un “espectáculo bochornoso” del cónsul De Lara Rangel a finales del año pasado en el hotel Intercontinental de Atlanta porque tuvo que acudir la policía local para “calmar” los ánimo de del diplomático. Lo grave fue que ya tuvo un accidente de tráfico por consumo de alcohol, hecho que fue subsanado contratando a un chofer de nacionalidad estadunidense pero en una plaza donde muchísimos mexicanos quisieran empleos en oficinas dependientes del Gobierno de México.
En este sentido, los mexicanos en Atlanta y condados que dependen de esa oficina se sientes desprotegidos por la oficina consular. El día en que se aprobó la Ley Alabama, que viola los derechos de los mexicanos y que se encuentra en el escenario de la Ley Arizona que tanto fue condenada por México en discursos, el cónsul De Lara Rangel estuvo ilocalizable para atender la preocupación de los mexicanos ante la persecución migratoria que se avecinaba e inclusive no pudo ser contactado por algunas oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores que exigían información. La disculpa del cónsul fue sorprendente: que ese día había ingerido un medicamento de fuertes repercusiones que lo “sacó de combate”.
Pero hasta ahora, el consulado en Atlanta no sólo no ha tomado iniciativas para proteger a los mexicanos de las leyes migratorias agresivas sino que ha cerrado materialmente las puertas del consulado a los mexicanos que claman protección. La atención ha llegado a situaciones casi de racismo -paradójico pero cierto- porque el cónsul ha prohibido la aglomeración de mexicanos en los pasillos para atender sus demandas debido a “los malos olores” y los solicitantes tienen que llegar desde la madrugada o dormir en la calles una noche antes porque las oficinas inician la atención a las siete, y eso que las familias acuden con niños. Y a pesar del aumento de demandas de servicios consulares por las leyes migratorias, sólo dos personas atienden los mostradores.
La lista de irregularidades en el consulado de México en Atlanta es del tamaño de la irritación de los mexicanos. Lo grave de todo es que las leyes contra migrantes aumentan de intensidad en los Estados Unidos pero algunos consulados, como el de Atlanta, desatienden su tarea primordial de protección de derechos.
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