Carlos Slim está pleno: por un lado The New York Times empieza a pagar su deuda de más de 250 millones de dólares con el grupo financiero del empresario, que los salvó de irse a casi una quiebra técnica, y que se los dio con unos intereses que hicieron que fuera una de sus operaciones más lucrativas en la relación tiempo, de los últimos años, y por otra, Televisa, que reportó una caída de sus ingresos por publicidad de 5.9% en el segundo trimestre del año por el retiro de la publicidad del Grupo Carso en la televisión abierta. En el equipo de Slim disfrutan como venganza dulce lo que arrojaron los resultados de Televisa pues, a diferencia de esa empresa, las ventas de celulares Telcel alcanzaron niveles sin precedente, lo que les demostró que el gasto millonario que hacían en la televisión abierta, pues era casi tirar dinero a la basura.
Comentarios