Cae Medina; ¿con él, Peña?

Francisco Rodríguez / Índice Político

Es “importante sembrar en los gobernadores (priístas) la certidumbre de que durante los diez años de gobierno de Acción Nacional se han respetado sus espacios políticos y no se les ha obligado a renunciar anticipadamente, como sucedía de manera frecuente durante los mandatos del PRI”, señala en una de sus partes el documento que los estrategas panistas en la Administración prepararon para ejecutar durante los últimos dos meses con vistas a la elección federal de 2012 y que en algunos de los recientes Índices Políticos he comentado con usted.

Y es que los gobernadores son factores clave en los comicios. Lo fueron, al menos, en los de 2006 cuando muchos de ellos inclinaron la balanza más en contra de Roberto Madrazo que a favor de Felipe Calderón, a quien creían –tal vez ahora se arrepientan– la opción “menos mala” de la tripleta en contienda.

Esos gobernadores le “compraron” al mercadólogo JJ Rendón la idea, difundida por él desde noviembre de 2005, de que con Madrazo perderían la libertad y relativa autonomía de la que gozaron con Vicente Fox. Pero ese poder moverse a sus anchas, ahora se ve, no era producto de una actitud institucional, respetuosa de las soberanías estatales, sino personal; definida en una sola palabra: valemadrista. A Fox, en efecto, “le valían madres” las dependencias federales, cuantimás las instancias estatales.

Pero esa libertad o libertinaje –dirían algunos– que convirtió en verdaderos caciques políticos a no pocos mandatarios estatales, con facultades omnipotentes hasta para nombrar a sus herederos, se perdió o mínimo se diluyó desde el inicio del calderonato. El ocupante de Los Pinos encontró que el manejo discrecional de las participaciones federales a las tesorerías de las entidades a él le funcionaba ya como garrote, ya como zanahoria.

Hace unos días, por ejemplo, Tomás Ruiz, como encargado de las finanzas públicas veracruzanas, denunciaba que a su entidad y a muchas otras la Federación no les han liberado partidas presupuestales importantes, incluso vitales.

¿Respeto a los gobernadores? Nada de eso. Nuevas formas de control e imposición. Nada más.

Y no, no hay tal respeto que presumen los estrategas panistas, cual ahora mismo se observa sucede en Nuevo León. Porque desde mediados de la semana anterior ahí se cocina ya a todo vapor la “caída” del gobernador Rodrigo Medina, dado el agravamiento del clima de inseguridad en el área metropolitana de Monterrey.

Fue el asesinato de un policía en la vía pública del municipio de San Pedro Garza García lo que reencendió la hoguera. Más que nada por el hecho de que sus asesinos hayan dejado sobre el cadáver una nota que palabras más o menos decía “acuérdate en lo que quedaste”. ¿Quién debe acordarse? ¿El alcalde sampetrino Mauricio Fernández? ¿El gobernador neoleonés Medina? ¿Acaso su discutido antecesor Natividad González? ¿Qué fue lo ahora olvidado?

A partir de ese momento se dieron movimientos inusitados. El surgimiento de un frente de empresarios de peso y de muchos pesos. Una reunión, el miércoles, con el jefe de la Zona Militar –a la que no fue convidado el gobernador– en la que miembros de las Fuerzas Armadas dialogaron directamente con los patrones e inversionistas para acordar que los temas de inseguridad deberían ser reportados directamente a los cuarteles militares. Conferencias telefónicas de una decena de participantes, periódicas y permanentes.

Medina, mientras tanto, ajeno a todo lo que a sus espaldas sucede. Lo mismo sus más cercanos colaboradores –buena parte de ellos “recomendados” por Enrique Peña Nieto, para “acuerpar” a su homólogo–, empecinados en negar que pase algo en la entidad sin que ellos estén enterados.

Los cresos de Monterrey quieren defenestrar a Medina. No desconocen que con ello también le darían un coscorrón al grupo de Peña. A Peña mismo. Pero tal no los detiene. Tampoco el hecho de que la Constitución neoleonesa considere que habría que llamar a elecciones, pues aún no se cumplen los tres años del mandato de Medina (Art. 90), lo que sucederá hasta el próximo 4 de octubre. Les urge que en el Palacio de Gobierno frontero a la Macroplaza haya quien sí le entre a los problemas, no los rehúya ni, mucho menos, permanentemente acuda con un SOS a Toluca para que desde ahí le ayuden con el paquete.

¿Todos estos empresarios actúan per se? ¿Igual los militares?

No. Muchos opinan que “tirar” a un gobernador que es producto químicamente puro del peñismo-televisivo en realidad es un golpe electorero. Pero son todavía más quienes creen en la fórmula mágica: sin Medina volverá el clima de seguridad, propicio para invertir y para trabajar.

¿Respeto a los gobernadores priístas, como dicen los estrategas de la fallida Administración panista? ¿Usted que cree?

Índice Flamígero: En Nuevo León, el PAN calderonista ya inició la campaña negra en contra de Enrique Peña Nieto. Lleva cual lema “No te equivoques”. Y pretende sensibilizar a los ciudadanos sobre el riesgo que corre México si se elige a un personaje sólo por su imagen. “En Nuevo León los ciudadanos estamos viviendo en carne propia” la equivocación “de haber elegido a alguien (Rodrigo Medina de la Cruz) sólo por su imagen, pero malo para gobernar, y hoy lo estamos pagando con un estado al borde de la quiebra y con la inseguridad desbordada”, explicó Sandra Pámanes Ortiz, dirigente estatal del blanquiazul. La campaña, que contiene el mensaje “Ya nos equivocamos en Nuevo León, no te equivoques con México”, se ilustra con fotografías de Rodrigo Medina y Enrique Peña Nieto y se difundió un par de días en la zona metropolitana de Monterrey, aunque dicen continuará de manera permanente.

Comentarios