Autogol de Calderón

Francisco Rodríguez / Índice Político

Casi un centenar de asesinatos durante el fin de semana en el marco de la guerra iniciada por Felipe Calderón… y como gran estratega cual se asume, el ocupante de Los Pinos propone al futbol como solución a los crecientes problemas de los jóvenes, víctimas de la imparable inseguridad pública y del vertiginoso crecimiento de las adicciones.

Textualmente: “Ojalá México un día vea en sus millones y millones de jóvenes de este gran pueblo joven que somos, México, donde la mitad de la población tiene 26 años o menos, veamos en cada uno de esos niños al gran mexicano que está llamado a ser. Y que niños, jóvenes y adultos, a través del futbol, este deporte pasional de México, podamos verdaderamente encontrar solución a tantos problemas nuestros”.

Hablaba Calderón con la euforia que le produjo unas horas antes el que una oncena de jóvenes –aún no maleados por los negociantes del espectáculo futbolístico– hubiesen conseguido llegar a disputar, ayer domingo, el campeonato mundial frente al seleccionado de Uruguay.

Radiante, además, como invitado de honor de quienes, entre otros más, han convertido al deporte en un espectáculo que rinde enormes dividendos, siempre y cuando tenga de su lado las complicidades de autoridades gubernamentales venales cual sin duda han sido las administraciones estatales de Hidalgo encabezadas por Jesús Murillo Karam, Manuel Ángel Núñez y Miguel Ángel Osorio quienes dilapidaron el patrimonio de sus contribuyentes, cediéndolo a la empresa que encabeza Jesús Martínez: Promotora Pachuca.

Una empresa que hace un par de años facturaba 130 millones de dólares cada 12 meses, merced a la renta del estadio de la capital hidalguense por 30 mil pesos mensuales.

Una empresa que además recibió como donativo un terreno de 20 hectáreas que, en el 2002, tenía un valor de 2 mil millones de pesos, sobre el que ahora se erigen negocios que poco o nada tienen qué ver con el deporte favorito de la mayoría de los mexicanos: centro comercial, hotel…

Una empresa que ha recibido, también en donaciones del generoso gobierno de Hidalgo –uno de los estados con más miserables entre sus habitantes– otros terrenos y edificios para instalaciones que ayer inauguró Calderón, convirtiéndose así en cómplice de este despojo al patrimonio de los hidalguenses. Un autogol, pues.

Sus elogiosas palabras al negocio –que no al deporte– futbolístico no son gratuitas.

Desde siempre, los espectáculos deportivos o circenses han servido en para hacer olvidar la problemática social. Sin ser menos el fútbol nos ha llevado en muchas ocasiones a satisfacer esa necesidad, sin que la gente se dé cuenta del verdadero interés al organizar o promover acciones que distraigan la atención popular. De la crisis de inseguridad, ahora mismo.

Dentro del fútbol convergen muchos y muy variados intereses. Los económicos, sí. Pero también el interés político. La política como una forma de mantener cierto poder sobre un determinado grupo de personas con el fin de administrar los diversos recursos de la población implica el manejo de ciertos lineamientos para mantener este poder. Uno de ellos es el deporte.

Las políticas deportivas van más allá de la mera promoción o desarrollo deportivo de una población. Intentan utilizar al deporte con otros distintos fines de los que esta actividad tiene.

Pero el futbol también es violencia. Muchos aficionados acuden a los estadios a descargar sus frustraciones o hasta a imponer sus preferencias. En el fútbol, al igual que la política, se hace lo posible por ir contra el otro. Las posturas encontradas, las ideologías antagónicas, pujan con la finalidad de imponerse siempre dentro del marco exigido por las leyes. El juego se desarrolla en el marco de unas reglas muy precisas determinadas ellas por una instancia que podríamos llamar Poder Legislativo. Por ello, el árbitro como IFE, ayuda a disipar las dudas aunque casi siempre es fuente de polémica. Lo interesante del árbitro es que también se equivoca. Que muchas veces está “vendido” a una de las partes en disputa.

En la política y en el fútbol hay fallos polémicos y controversiales, hay votos y partidos comprados y arbitrajes de dudosa legitimidad.

Índice Flamígero: Interesante la entrevista al director de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, José Luis Prado Maillard, publicada ayer en La Jornada. En ella afirmó que investigaciones realizadas por esa casa de estudios indican que hay niños de 13 años de edad que ingresan al crimen organizado como aventura, y por considerar que allí encuentran la integración y cariño que no tuvieron en su familia, así como una sensación de poder que no les da su vida común.

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