Ante la derrota, pretextos

José Antonio Crespo / Horizonte Político

Ante la catástrofe de haber sido vencido por el PRI por un margen de 40 puntos porcentuales en el Estado de México, el PRD alega condiciones ine-quitativas, parcialidad del árbitro y uso de recursos públicos a favor del ganador Eruviel Ávila. Que hubo inequidad, ni duda cabe, pero lamentablemente es norma en los comicios estatales, y no la excepción. Sin embargo, dada la enorme distancia entre el ganador y su más cercano rival, no se puede pretender que dichas inequidades hayan sido determinantes en el resultado. Cuatro o cinco puntos, quizá, pero no cuarenta. El reclamo que fue atendible en 2006 (por ser sólo .56 % la ventaja del ganador oficial), resulta ridículo hoy en día. Son pretextos para no reconocer que se cometió un gran error táctico, al no haber aceptado Alejandro Encinas ser candidato de una coalición PAN - PRD, cuando estaban dadas todas las condiciones para ello. Como los obradoristas no reconocerán que había que ir en coalición para aspirar al triunfo, se detendrán en la inequidad como causa última de su descalabro.

1. Si bien es claro que el terreno no fue parejo, eso no obstó para lograr el triunfo en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, el año pasado. Desde luego, nada garantizaba la victoria de una eventual coalición PAN-PRD en el Estado de México, pues esta elección se distinguió de las de 2010 en que ahora el PRI seleccionó a un buen candidato. Pero sin coalición, no había ninguna oportunidad de vencer, y en cambio se le ponía tapete rojo al partido gobernante para repetir una vez más en el poder (por lo cual, si Eruviel no fuera ingrato, daría un agradecimiento público a Andrés Manuel López Obrador por haberle allanado el terreno). Todos lo sabíamos, por más que Encinas quiso generar la falsa expectativa de que la izquierda por sí misma podría obtener una victoria, como lo hizo en 2006 (cuando las condiciones en nada se parecían a las de hoy día).

2. Se podrá argüir que la suma de votos del PAN y del PRD no superan tampoco la votación del PRI. Pero las coaliciones suelen generar una dinámica en que muchos votantes, al ver la posibilidad real de derrotar al PRI, se lanzan a las urnas incrementando significativamente la participación normal. En cambio, al constatar que no había posibilidad alguna de vencer al PRI, muchos opositores deciden abstenerse. De ahí el 43 % de participación en Edomex, frente al casi 60 % en Oaxaca, por ejemplo.

3. Encinas presumió su congruencia ideológica al rechazar la oferta de ser candidato de coalición que le hizo el PAN, aunque probablemente la verdadera causa fue respaldar la estrategia de Andrés Manuel López Obrador de reventar la alianza y así evitar que se considerara la misma ruta en 2012. Puede ser loable esa congruencia, pero eso implica también asumir las consecuencias. El lema parece ser, "Soy perdedor, pero ideológicamente puro". Muy bien, pero hay que asumir las consecuencias de esa pureza (que no hubo en Oaxaca, Puebla, Sinaloa o Hidalgo).

4. Y es que de haber aceptado la candidatura aliancista, Encinas no tenía que abjurar de su larga militancia y trayectoria de izquierda, ni necesitaba transmutarse en un panista. Se hubiera entendido la negativa perredista de ser el candidato propuesto un panista, pero el PAN ofreció sus votos al perredista en charola de plata. Ya en el gobierno, Encinas pudo haber seguido un programa congruente con su ideología y convicciones sin demasiado problema, pues además la ley electoral en México absurdamente da por terminadas las coaliciones al concluir el proceso electoral.

5. Si Encinas y López Obrador no quisieron la coalición para no dar aliento a la misma experiencia en 2012, deben entonces asumir las consecuencias esperadas de su decisión; un triunfo aplastante del PRI, que muy bien podrá reproducirse en 2012 a juzgar por todos los indicadores vigentes.

6. Por su parte, el PAN que en 2006 exigía reconocimiento del resultado "así fuera con un voto de ventaja", se proclama ganador en Nayarit, con siete puntos en contra. Lo que demuestra una vez más que los partidos se comportan en forma idéntica en condiciones similares. Constituyen una permanente burla al ciudadano. Paradójicamente, si PAN y PRD se refugian en pretextos para no hacer una autocrítica de fondo, alejarán electores en lugar de atraerlos, y llegarán auto - engañados y de antemano derrotados a la contienda presidencial en 2012. Tendría que reabrirse el debate sobre una eventual alianza, si no se quiere enfrentar un escenario similar al de estos comicios.

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