Lydia Cacho / Plan B
Karen es una niñita greñuda que no sabe mentir, mira a su tía Isabelle mientras aquella duerme en la hamaca sin saber que esa pequeña cambiará su vida para siempre. Karen es diagnosticada con autismo funcional, y con cada paso que da revela que su mirada del mundo tiene mucho que ver con la autenticidad y la fuerza intuitiva y nada que ver con una discapacidad mental.
A esta niña entrañable la conocí gracias a Sabina Berman, la dramaturga, psicóloga y escritora feminista mexicana que con su más reciente novela “La mujer que Buceó Dentro del Corazón del Mundo”, ha tocado el alma de miles en los 30 países donde esta historia ha sido publicada. Una vez que tuve el libro en mis manos no pude dejarlo, por momentos cerraba los ojos y podía ver las costas de Mazatlán y sentir el aroma del mar que conmueve y nutre la vida de esta extraña niña que se convierte en adulta excepcional, dedicada a la industria de la pesca atunera.
Karen no se preocupa por lo inexistente, la realidad es el único plano en que es capaz de moverse, y por ello es más sensible a las verdades y mentiras de las demás personas. La narrativa fluida e ingeniosa de Sabina Berman produce la extraña sensación de que este personaje de la niña-mujer autista trae consigo un mensaje que buena falta nos hace en estos tiempos aciagos de violencia y desaseo político y social. Y no es un libro de moralejas, nada más lejos, porque la autora lleva a sus personajes a explorar otras formas de ser persona sin la intolerancia que nos separa, pero también sin la hipocresía de lo correcto.
Karen no conoce las formas sociales y su autismo le impide construir ese doble discurso que acompaña las relaciones humanas y destruye el respeto a las diferencias y al disenso. A ella no le importa ser rara, su rareza es lo que es, y como es incapaz de soñar con el futuro se asume como un ser integrado a la naturaleza, a la comunidad, al aire y el mar.
Nos lleva de la mano para mirar al mundo con nuevos ojos. Es una incomprendida, pero contrario a las novelas clásicas del antihéroe que sufre y se atormenta por lo que imagina y podría llegar a ser, nuestra heroína hace lo justo porque su intuición la lleva hacia ello, aunque la razón de los otros le dicte lo contrario.
No es ninguna novedad descubrir que en el autismo subyace una forma de ser que carece de ciertos filtros sociales y emocionales, y a la vez una genialidad que toca las fibras más crudas, naturales y por tanto sensibles del ser. Sabina viajó a diferentes mares del mundo y llegó a las islas galápagos en busca de los mensajes que naturaleza y animales le enviarían a este entrañable personaje femenino. Nunca antes me quedó tan clara la formación de psicóloga de Sabina Berman; con este libro nada es casualidad, la autora sabe que nos falta mirar en las profundidades de la existencia con otros ojos, y hacia allá nos lleva de la mano de esta inquietante niña-mujer.
Como sólo sucede en las mejores novelas, los personajes dejaron de ser un producto de la imaginación de quien les inventa, en este caso el libro ya no pertenece a Sabina Berman. Ella puso en nuestras manos esta genial mirada a lo humano en todas sus dimensiones. Porque “La mujer que buceó dentro del corazón del mundo” habita, acaso sin darnos cuenta para siempre en nuestras vidas, incluso luego de terminar su lectura.
Karen es una niñita greñuda que no sabe mentir, mira a su tía Isabelle mientras aquella duerme en la hamaca sin saber que esa pequeña cambiará su vida para siempre. Karen es diagnosticada con autismo funcional, y con cada paso que da revela que su mirada del mundo tiene mucho que ver con la autenticidad y la fuerza intuitiva y nada que ver con una discapacidad mental.
A esta niña entrañable la conocí gracias a Sabina Berman, la dramaturga, psicóloga y escritora feminista mexicana que con su más reciente novela “La mujer que Buceó Dentro del Corazón del Mundo”, ha tocado el alma de miles en los 30 países donde esta historia ha sido publicada. Una vez que tuve el libro en mis manos no pude dejarlo, por momentos cerraba los ojos y podía ver las costas de Mazatlán y sentir el aroma del mar que conmueve y nutre la vida de esta extraña niña que se convierte en adulta excepcional, dedicada a la industria de la pesca atunera.
Karen no se preocupa por lo inexistente, la realidad es el único plano en que es capaz de moverse, y por ello es más sensible a las verdades y mentiras de las demás personas. La narrativa fluida e ingeniosa de Sabina Berman produce la extraña sensación de que este personaje de la niña-mujer autista trae consigo un mensaje que buena falta nos hace en estos tiempos aciagos de violencia y desaseo político y social. Y no es un libro de moralejas, nada más lejos, porque la autora lleva a sus personajes a explorar otras formas de ser persona sin la intolerancia que nos separa, pero también sin la hipocresía de lo correcto.
Karen no conoce las formas sociales y su autismo le impide construir ese doble discurso que acompaña las relaciones humanas y destruye el respeto a las diferencias y al disenso. A ella no le importa ser rara, su rareza es lo que es, y como es incapaz de soñar con el futuro se asume como un ser integrado a la naturaleza, a la comunidad, al aire y el mar.
Nos lleva de la mano para mirar al mundo con nuevos ojos. Es una incomprendida, pero contrario a las novelas clásicas del antihéroe que sufre y se atormenta por lo que imagina y podría llegar a ser, nuestra heroína hace lo justo porque su intuición la lleva hacia ello, aunque la razón de los otros le dicte lo contrario.
No es ninguna novedad descubrir que en el autismo subyace una forma de ser que carece de ciertos filtros sociales y emocionales, y a la vez una genialidad que toca las fibras más crudas, naturales y por tanto sensibles del ser. Sabina viajó a diferentes mares del mundo y llegó a las islas galápagos en busca de los mensajes que naturaleza y animales le enviarían a este entrañable personaje femenino. Nunca antes me quedó tan clara la formación de psicóloga de Sabina Berman; con este libro nada es casualidad, la autora sabe que nos falta mirar en las profundidades de la existencia con otros ojos, y hacia allá nos lleva de la mano de esta inquietante niña-mujer.
Como sólo sucede en las mejores novelas, los personajes dejaron de ser un producto de la imaginación de quien les inventa, en este caso el libro ya no pertenece a Sabina Berman. Ella puso en nuestras manos esta genial mirada a lo humano en todas sus dimensiones. Porque “La mujer que buceó dentro del corazón del mundo” habita, acaso sin darnos cuenta para siempre en nuestras vidas, incluso luego de terminar su lectura.
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