Y el Presidente... ahora elogia al PRI

Rubén Cortés

Tras llamar al PRI represor el domingo en Stanford; y destructor de la economía en 1981, 82, 87 y 94, el lunes en el DF; el Presidente cambió su tono y elogió el papel de ese partido en nuestra transformación democrática.

Sin dudas, a eso se refirió ayer al escribir en Twitter: “En Stanford enfaticé la importancia de la transformación democrática de México. Un orgullo para cualquier demócrata”.

Porque la oposición no derrocó al PRI, como manejó el Presidente en California. El PRI negoció una transición en la que dejó de ser partido de Estado, que funcionaba con reglas metaconstitucionales, y se convirtió en un partido más.

Transición que no arrancó con la aceptación de la victoria del panista Vicente Fox por parte del Presidente Ernesto Zedillo en 2000, sino cuando el secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, promovió la reforma política de 1977.

Reyes Heroles acordó con la oposición legal, y legalizó a la que tras la masacre de Tlatelolco en 1968 se radicalizó, pasando un sector a la guerrilla hasta mediados de los setentas.

Transición que continuó durante el sexenio del Presidente Carlos Salinas (1988-1994) con el diseño y el desempeño institucional de tres organismos autónomos: el IFE, la CNDH y la Auditoría Superior de la Federación.

Hasta que Zedillo facilitó la victoria de Fox. Todo eso legitima al PRI para aspirar a regresar al poder, pues aceptó las reglas de la democracia que permitieron la alternancia que tiene a Calderón en Los Pinos.

Además de que hubo muchos PRI, demostrando una notable capacidad de construcción institucional que heredó al PAN un México prestigiado en política exterior, el nacimiento de Pemex, IMSS, UNAM, INFONAVIT… no todo fue oscuridad como manejó el Presidente en Stanford.

No todo fueron robos y masacres. Gobiernos priistas encarcelaron a sus corruptos de sus filas, lo cual no ha hecho el PAN.

López Portillo encarceló a Eugenio Méndez y Félix Barra, ex secretarios de Comunicaciones y Transportes y de Reforma Agraria, al ex director del Fideicomiso Bahía de Banderas, Alfredo Ríos, y al del Instituto Mexicano del Café, Fausto Cantú.

Salinas encarceló a otro priista, el líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, La Quina. Entonces, insistir en un pasado priista sólo de masacres y crisis es como referirse al pasado del PAN relacionado con los cristeros que le cortaban las orejas a los maestros alfabetizadores.

Para más, la generación priista de las masacres se encuentra ahora mayoritariamente en el PRD, como AMLO y Porfirio Muñoz Ledo. Y los priistas que empiezan a tomar el poder (Peña, Eruviel, Videgaray, Roberto Borge, Moreira…) ni siquiera nacía o eran niños.

El Presidente se dio cuenta, al recordar ayer “la importancia de la transformación democrática de México”.

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