Simple: la Policía no puede abusar

Rubén Cortés

El nigeriano Isac Echinedu, quien murió arrollado tras perseguir a dos policías de la SSP capitalina que lo golpearon y extorsionaron, era adicto, presunto narcomenudista, ex convicto, y Liduvina Castillo, quien exige justicia por su muerte, ni siquiera era su esposa, vamos, ni vivían juntos.

Durante el altercado, Echinedu estaba en un punto de venta de drogas y tenía 194 grados de alcohol en la sangre, equivalentes a una borrachera en la que olvidas hasta tu nombre. Bueno, con 40 grados en el alcoholímetro vas 72 horas preso.

¿Y qué? Nada era motivo para que los policías lo trataran de extorsionar y lo golpearan. El nigeriano trató de perseguirlos y un coche lo mató: los policías se excedieron en el uso de la fuerza y las lesiones no pueden quedar cubiertas por una acción policial.

De ahí que resultó adecuada la actitud adoptada ante este caso por el Procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, quien consignó a los agentes Heriberto Martínez González y Juan Carlos Rosales por “abuso de autoridad y lesiones”.

También los investiga por ataques racistas, ya que uno gritó mientras golpeaba a Echinedu: “Mira cómo se altera este pinche negro nomás por una revisión”.

Por eso Mancera es importante dentro del esquema sucesorio de Marcelo Ebrard y de la corriente del PRD local controlada por el secretario general Jesús Valencia: ven al Procurador como apuesta para la candidatura a Jefe de Gobierno.

Mancera es un funcionario inusual: es un técnico que acredita conocimientos, pero con capacidad política para aplicarlos. Por ejemplo, apresó en abril a 11 del SME que quemaron coches, apedrearon bomberos, golpearon a reporteros y enfrentaron a la SSP federal.

Y eso que el SME es una organización aliada del PRD y del jefe de Gobierno.

No quiere decir que Mancera ignore el juego político y vaya por su cuenta sin velar los intereses de su jefe ¡Al contrario! Sólo que trata de que sus acciones oculten las costuras, algo que no se les da a sus colegas federales.

En ese caso, la principal estrategia del gobierno, la lucha contra el crimen organizado, se degrada cada vez que es usada con un sentido político-electoral: no funcionó con el michoacanazoen 2009, ni con la detención ahora del ex alcalde priista

Jorge Hank.

Porque el gobierno federal no ha actuado nunca contra panistas en malos pasos, lo cual le resta autoridad moral para hacerlo con políticos de otros partidos. Sin contar que, al margen de la personalidad hampesca o los claroscuros políticos de Hank, su detención se produjo sin orden de cateo.

Ahí está el detalle en la justicia aplicada a la política: no se le pueden ver las costuras, porque si se le ven… es autoritarismo.

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