Secretario de Defensa, Guillermo Galván, se encuentra en un problema: ¿permitió que soldados actuaran políticamente?

El secretario de la Defensa, Guillermo Galván, se encuentra en un problema: ¿permitió que soldados actuaran políticamente? El vocero presidencial para temas de seguridad nacional, Alejandro Poiré, asegura que no, pero la unidad que arrestó el sábado en la madrugada a Jorge Hank Rhon y lo acusaron de posesión de armas largas, está en el límite de la legalidad. Asegura la Sedena que los soldados, en respuesta a una denuncia anónima, detuvieron a tres personas cerca de un hotel, que portaban y mostraban sus armas largas. Según la Sedena, ellos son quienes declararon que las armas eran propiedad de Hank, por lo que fueron a su casa e irrumpieron en ella. La discusión se ha centrado en dos temas: si es un asunto judicial llevado al terreno político electoral, y si, como dice el acusado, las armas fueron plantadas. Jurídicamente, el tema se encuentra en lo que dijo originalmente el abogado del empresario-político, que el Ejército había irrumpido sin orden de cateo. Los militares aducen flagrancia, que se entiende perfectamente en el caso de los detenidos, pero hay lagunas legales sobre el tema de la flagrancia en la casa de Hank. La realidad es que no llevaban orden de cateo, y que, además, ese tipo de acciones no las realiza el Ejército, sino la policía local, lo que introduce un elemento adicional de debate público, y es si también ahora el general Galván autorizará que su tropa realicen tareas que competen a las autoridades municipales. Esto, en momento que se exige que salgan de las calles y dejen de combatir al narcotráfico, no le ayuda absolutamente nada.

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