Miguel Ángel Granados Chapa
Para nadie es noticia que el senador Santiago Creel aspira a la presidencia de la república. Ha mostrado su voluntad de contender por segunda vez en pos del poder ejecutivo y constantemente hace acto de presencia en multitud de reuniones partidistas, especialmente las de carácter electoral. En ellas su apoyo suele ser bien recibido por los candidatos a cargos locales de elección. Ese activismo se ha visto recompensado por las respuestas que dan los panistas, militantes, adherentes y simpatizantes, a las encuestas cuyos resultados dio a conocer Creel como parte de su lanzamiento formal.
Se le anticiparon en expresiones como la que asumió el sábado pasado, los secretarios Ernesto Cordero y Alonso Lujambio. Grupos de panistas les manifestaron su apoyo y esa decisión les permitió avanzar levemente en su tardo tránsito hacia la elección interna, en que ninguno de los dos pasa del ocho por ciento de preferencias. Sin embargo, Creel corría el riesgo de rezagarse o de hacer más lento su paso, en contraste con el crecimiento de las opiniones favorables ganadas por la diputada Josefina Vázquez Mota.
Frente a ese panorama, y antes de que sea explícito el estado de postración que padece su partido (como se verá en las elecciones del próximo domingo, donde si acaso se alza con un triunfo será con una candidata que pertenece a la bancada perredista en san Lázaro), Creel ha colocado una pica en Flandes. Lo hizo con una declaración y con los datos que lo muestran a la cabeza entre sus compañeros panistas. Fue notable también que alzaran la voz en su favor panistas notorios. No hay entre ellos ningún gobernador o ex presidente del partido, como en el caso de Cordero; ni una pariente cercana a la primera dama, como lo es la diputada local Mariana Gómez del Campo Zavala.
Pero no puede soslayarse la importancia de algunos de quienes lo apoyan. Dos de ellos sobresalen en la lista, y legitiman a Creel en una porción significativa del partido. Se trata de Manuel Clouthier y de Julio Castillo, hijos respectivamente del Maquío (que de este modo se distancia formalmente de su cuñado Heriberto Félix, secretario de desarrollo social) y de Carlos Castillo Peraza, que no solo fue líder nacional panista sino su ideólogo más escuchado después de los fundadores del partido. Lo acompañan también ex colaboradores suyos en la secretaría de Gobernación: José Luis Durán Reveles, ex alcalde de Naucalpan, ex candidato al gobierno mexiquense y que fue subsecretario encargado de medios; y Humberto Aguilar, subsecretario de enlace político, y compañero de Creel en el Senado de la república. Lo es también Federico Doring, el polémico denunciante que en combinación con Diego Fernández de Ceballos divulgó videos sobre corrupción en el PRD, para descarrilar la carrera de Andrés Manuel López Obrador, y actualmente revela en Coahuila la corrupción de personas cercanas a Humberto Moreira, con lo que involucra al presidente nacional del PRI y a su hermano Rubén, pues la denuncia ocurre en el marco del proceso electoral que está por concluir.
Los apoyadores activos de Creel publicaron los resultados de cuatro encuestas hechas en domicilios, en marzo, mayo y junio de este año. En todas ellas el ex secretario de Gobernación obtiene un alto grado de preferencias por encima del resto de aspirantes. En solo una, la realizada el mes pasado por Consulta Mitofsky, Josefina Vázquez Mota se halla cerca de Creel (con 37.4 y 29.1 de las preferencias). Pero en el resto de los sondeos citados (levantados por Buendía & Laredo, Parametría y GEA-ISA), la diferencia es abrumadora a favor de Creel.
Puesto que el candidato presidencial será elegido en febrero próximo con el voto de los panistas, y si las tendencias continúan como hasta ahora (o mejoran a favor del senador capitalino, una vez hecha explícita su aspiración) puede conjeturarse válidamente que esta vez, a diferencia de 2005, alcanzará la postulación de su partido. Pero se alza en su camino la oposición del presidente Calderón, con quien ha estado en pugna desde que fueron miembros del gabinete de Vicente Fox. Su antagonismo se acendró cuando contendieron por la candidatura del PAN hace cinco años, en que Calderón venció a Creel. En cuanto asumió la Presidencia el actual jefe de la administración federal ordenó el desplazamiento de Creel, que había sido nombrado coordinador del grupo blanquiazul en el Senado por Manuel Espino. Éste, por cierto, podría sumarse a la postulación de Creel si logra revertir en el tribunal federal electoral la expulsión que lo afecta, tal como consiguieron hacer en estos días Luis Armando Femat Reynoso y Adalberto Madero Quiroga, malquistos por diferentes razones con los mandos del panismo.
De obtener la candidatura presidencial, Creel vencería el sino adverso que ha pesado sobre él en elecciones directas. No logró la jefatura de gobierno del DF en 2000 y tampoco la postulación presidencial en 2005. Y su triunfo interno podría convertirse en una severa derrota, pues como se barrunta por la marcha de la política en general y los aprestos del PRI y del PRD, Acción Nacional quedaría arrinconado en el tercer lugar, con severas repercusiones en la integración del Congreso.
Creel ingresó en la política partidaria por la vía del activismo civil. Dio entonces muestra de una energía y una visión que se opacaron a su paso por la secretaría de Gobernación, donde cometió dislates de gran trascendencia que lo colocaron en la orilla opuesta de la que recorrió como ciudadano, y a la que busca volver.
Para nadie es noticia que el senador Santiago Creel aspira a la presidencia de la república. Ha mostrado su voluntad de contender por segunda vez en pos del poder ejecutivo y constantemente hace acto de presencia en multitud de reuniones partidistas, especialmente las de carácter electoral. En ellas su apoyo suele ser bien recibido por los candidatos a cargos locales de elección. Ese activismo se ha visto recompensado por las respuestas que dan los panistas, militantes, adherentes y simpatizantes, a las encuestas cuyos resultados dio a conocer Creel como parte de su lanzamiento formal.
Se le anticiparon en expresiones como la que asumió el sábado pasado, los secretarios Ernesto Cordero y Alonso Lujambio. Grupos de panistas les manifestaron su apoyo y esa decisión les permitió avanzar levemente en su tardo tránsito hacia la elección interna, en que ninguno de los dos pasa del ocho por ciento de preferencias. Sin embargo, Creel corría el riesgo de rezagarse o de hacer más lento su paso, en contraste con el crecimiento de las opiniones favorables ganadas por la diputada Josefina Vázquez Mota.
Frente a ese panorama, y antes de que sea explícito el estado de postración que padece su partido (como se verá en las elecciones del próximo domingo, donde si acaso se alza con un triunfo será con una candidata que pertenece a la bancada perredista en san Lázaro), Creel ha colocado una pica en Flandes. Lo hizo con una declaración y con los datos que lo muestran a la cabeza entre sus compañeros panistas. Fue notable también que alzaran la voz en su favor panistas notorios. No hay entre ellos ningún gobernador o ex presidente del partido, como en el caso de Cordero; ni una pariente cercana a la primera dama, como lo es la diputada local Mariana Gómez del Campo Zavala.
Pero no puede soslayarse la importancia de algunos de quienes lo apoyan. Dos de ellos sobresalen en la lista, y legitiman a Creel en una porción significativa del partido. Se trata de Manuel Clouthier y de Julio Castillo, hijos respectivamente del Maquío (que de este modo se distancia formalmente de su cuñado Heriberto Félix, secretario de desarrollo social) y de Carlos Castillo Peraza, que no solo fue líder nacional panista sino su ideólogo más escuchado después de los fundadores del partido. Lo acompañan también ex colaboradores suyos en la secretaría de Gobernación: José Luis Durán Reveles, ex alcalde de Naucalpan, ex candidato al gobierno mexiquense y que fue subsecretario encargado de medios; y Humberto Aguilar, subsecretario de enlace político, y compañero de Creel en el Senado de la república. Lo es también Federico Doring, el polémico denunciante que en combinación con Diego Fernández de Ceballos divulgó videos sobre corrupción en el PRD, para descarrilar la carrera de Andrés Manuel López Obrador, y actualmente revela en Coahuila la corrupción de personas cercanas a Humberto Moreira, con lo que involucra al presidente nacional del PRI y a su hermano Rubén, pues la denuncia ocurre en el marco del proceso electoral que está por concluir.
Los apoyadores activos de Creel publicaron los resultados de cuatro encuestas hechas en domicilios, en marzo, mayo y junio de este año. En todas ellas el ex secretario de Gobernación obtiene un alto grado de preferencias por encima del resto de aspirantes. En solo una, la realizada el mes pasado por Consulta Mitofsky, Josefina Vázquez Mota se halla cerca de Creel (con 37.4 y 29.1 de las preferencias). Pero en el resto de los sondeos citados (levantados por Buendía & Laredo, Parametría y GEA-ISA), la diferencia es abrumadora a favor de Creel.
Puesto que el candidato presidencial será elegido en febrero próximo con el voto de los panistas, y si las tendencias continúan como hasta ahora (o mejoran a favor del senador capitalino, una vez hecha explícita su aspiración) puede conjeturarse válidamente que esta vez, a diferencia de 2005, alcanzará la postulación de su partido. Pero se alza en su camino la oposición del presidente Calderón, con quien ha estado en pugna desde que fueron miembros del gabinete de Vicente Fox. Su antagonismo se acendró cuando contendieron por la candidatura del PAN hace cinco años, en que Calderón venció a Creel. En cuanto asumió la Presidencia el actual jefe de la administración federal ordenó el desplazamiento de Creel, que había sido nombrado coordinador del grupo blanquiazul en el Senado por Manuel Espino. Éste, por cierto, podría sumarse a la postulación de Creel si logra revertir en el tribunal federal electoral la expulsión que lo afecta, tal como consiguieron hacer en estos días Luis Armando Femat Reynoso y Adalberto Madero Quiroga, malquistos por diferentes razones con los mandos del panismo.
De obtener la candidatura presidencial, Creel vencería el sino adverso que ha pesado sobre él en elecciones directas. No logró la jefatura de gobierno del DF en 2000 y tampoco la postulación presidencial en 2005. Y su triunfo interno podría convertirse en una severa derrota, pues como se barrunta por la marcha de la política en general y los aprestos del PRI y del PRD, Acción Nacional quedaría arrinconado en el tercer lugar, con severas repercusiones en la integración del Congreso.
Creel ingresó en la política partidaria por la vía del activismo civil. Dio entonces muestra de una energía y una visión que se opacaron a su paso por la secretaría de Gobernación, donde cometió dislates de gran trascendencia que lo colocaron en la orilla opuesta de la que recorrió como ciudadano, y a la que busca volver.
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