Arturo García Hernández / La Jornada
El filme La red social (The social network, David Fincher, 2010) contó al mundo que Facebook fue creada en 2004, en un dormitorio de la Universidad de Harvard, por un estudiante huraño, antipático, oportunista, misógino y ávido de sexo, cuyo principal objetivo era conocer e impresionar mujeres. Poco a poco el joven nerd –Mark Zuckerberg– fue percibiendo el potencial de lo que al principio parecía una especie de directorio interactivo con fotografía, y empezó a desarrollarlo tomando incluso –según la película– ideas ajenas hasta hacer de la plataforma lo que es hoy: la mayor red social en Internet, con más de 500 millones de suscriptores.
A los 27 años, con una fortuna calculada por Forbes en 6 mil 900 millones de dólares, Zuckerberg es uno de los multimillonarios más jóvenes e influyentes del mundo. Ya lo vemos codeándose, todo risas, con el presidente francés Nicolás Sarkozy en la cumbre del G-8, llevada a cabo los días 24 y 25 de mayo para discutir sobre la regulación mundial de Internet, la web, que atraviesa por uno de sus periodos más dinámicos y espectaculares debido al surgimiento de las redes sociales digitales (RSD).
¿Es mejor Facebook o Twitter? La disyuntiva es falsa. Aunque comparten algunas características y ciertas aplicaciones, cada una posee particularidades que dificultan la comparación. La prevalencia de una sobre otra depende del gusto y necesidades de los usuarios.
Si Twitter tiene en su favor la inmediatez, la simultaneidad y el acceso a una cantidad inmensa de contactos (en teoría, tantos como usuarios haya), Facebook limita el número de contactos, pero es más versátil en el manejo de contenidos multimedia. En Facebook se pueden cargar y almacenar textos largos creados ex profeso para el medio, fotos y videos; es mayor la información que cada usuario puede ofrecer de sí y contra otros. En Twitter es mínima y sólo quedan registrados los famosos mensajes de 140 caracteres o menos, y de los enlaces a otras plataformas (blogs, Youtube, portales periodísticos, etcétera) no se pueden archivar directamente fotos ni videos.
A diferencia de Twitter, donde todos pueden ser contactos de todos si así lo desean, en Facebook cada usuario está en posibilidades de elegir a sus contactos o amigos hasta un límite de 5 mil. El intercambio entre cada uno es más pausado, aunque igualmente demandante. Si no mantiene comunicación constante con los amigos, el usuario va quedando relegado.
Patricia Torres Maya, estudiosa de las redes sociales y periodista de amplia trayectoria, señala que utiliza Facebook para relacionarse con amigos, familiares y conocidos cercanos. Ahí tengo mis afectos más entrañables, con quienes he compartido la vida, mientras en Twitter contacto a gente con la que me gustaría compartir algo, con perfiles que me interesan o llaman la atención.
Su crecimiento, entre 2009 y 2010
Las RSD empezaron a tener presencia en México en 2007, pero, de acuerdo con el portal Social Media Marketing, entre 2009 y 2010 comenzaron a tener un crecimiento considerable, al convertirse en punto de reunión para usuarios de entre 16 y 55 años. Hasta marzo de 2011 Facebook contaba con 20 millones de usuarios, aunque se prevé que a finales de año serán 26 millones, lo cual significaría una penetración de 70 por ciento respecto del número total de personas conectadas a Internet en el país (34.9 millones, según el cálculo más reciente de la Asociación Mexicana de Internet).
El aumento exponencial de usuarios en todo el mundo, tanto de Twitter como de Facebook, va ligado con la expansión y desarrollo de dispositivos que permiten el acceso. No es necesario ya tener una computadora para conectarse a Internet.
La tendencia –indica Social Media Marketing– es un aumento de dispositivos (tablets, y smartphones de todas marcas) alejados de las computadoras de escritorio o laptops, diseñadas para conexión inalámbrica permanente a Internet. Sólo en 2010, el porcentaje de compra de dispositivos portátiles fue de 14 por ciento (Estudio de consumos de medios digitales en México, de Millward Brown México).
Como ha ocurrido históricamente, el desarrollo tecnológico, principalmente para los medios de transporte y comunicación, impacta y modifica la forma en que los seres humanos se ven a sí mismos y se relacionan con los demás. Los ejemplos sobran: la imprenta, la máquina de vapor, el automóvil, los aviones, el cine, el teléfono, la radio, la televisión.
En ese sentido, una de las características más perturbadoras de las redes sociales en Internet y, en particular, de Facebook, es que la noción de tiempo deja de ser lineal. Pasado y presente adquieren una simultaneidad que, en casos extremos, puede afectar negativamente la vida de una persona. Por ejemplo, un hecho doloroso, trágico o incómodo para alguien no queda en el recuerdo personal: está ahí en forma de fotografía, video o texto, de tal forma que siempre puede haber alguien que lo descubra y le dé sentido de actualidad.
Altea Gómez, ciberactivista y periodista en Internet, colaboradora de la sociedad Pateando Piedras, señala: Digo que Internet en general y Facebook en particular tienen memoria infinita, que todo lo que hagas ahí, todo lo que subas, se va a saber tarde o temprano, porque es un medio público que uno no controla.
David Kirkpatrick, autor de El efecto Facebook, historia oficial de esa red social, lo ha dicho en términos más gráficos: Yo no subiría a Facebook nada que no quisiera ver en la portada de un periódico.
El filme La red social (The social network, David Fincher, 2010) contó al mundo que Facebook fue creada en 2004, en un dormitorio de la Universidad de Harvard, por un estudiante huraño, antipático, oportunista, misógino y ávido de sexo, cuyo principal objetivo era conocer e impresionar mujeres. Poco a poco el joven nerd –Mark Zuckerberg– fue percibiendo el potencial de lo que al principio parecía una especie de directorio interactivo con fotografía, y empezó a desarrollarlo tomando incluso –según la película– ideas ajenas hasta hacer de la plataforma lo que es hoy: la mayor red social en Internet, con más de 500 millones de suscriptores.
A los 27 años, con una fortuna calculada por Forbes en 6 mil 900 millones de dólares, Zuckerberg es uno de los multimillonarios más jóvenes e influyentes del mundo. Ya lo vemos codeándose, todo risas, con el presidente francés Nicolás Sarkozy en la cumbre del G-8, llevada a cabo los días 24 y 25 de mayo para discutir sobre la regulación mundial de Internet, la web, que atraviesa por uno de sus periodos más dinámicos y espectaculares debido al surgimiento de las redes sociales digitales (RSD).
¿Es mejor Facebook o Twitter? La disyuntiva es falsa. Aunque comparten algunas características y ciertas aplicaciones, cada una posee particularidades que dificultan la comparación. La prevalencia de una sobre otra depende del gusto y necesidades de los usuarios.
Si Twitter tiene en su favor la inmediatez, la simultaneidad y el acceso a una cantidad inmensa de contactos (en teoría, tantos como usuarios haya), Facebook limita el número de contactos, pero es más versátil en el manejo de contenidos multimedia. En Facebook se pueden cargar y almacenar textos largos creados ex profeso para el medio, fotos y videos; es mayor la información que cada usuario puede ofrecer de sí y contra otros. En Twitter es mínima y sólo quedan registrados los famosos mensajes de 140 caracteres o menos, y de los enlaces a otras plataformas (blogs, Youtube, portales periodísticos, etcétera) no se pueden archivar directamente fotos ni videos.
A diferencia de Twitter, donde todos pueden ser contactos de todos si así lo desean, en Facebook cada usuario está en posibilidades de elegir a sus contactos o amigos hasta un límite de 5 mil. El intercambio entre cada uno es más pausado, aunque igualmente demandante. Si no mantiene comunicación constante con los amigos, el usuario va quedando relegado.
Patricia Torres Maya, estudiosa de las redes sociales y periodista de amplia trayectoria, señala que utiliza Facebook para relacionarse con amigos, familiares y conocidos cercanos. Ahí tengo mis afectos más entrañables, con quienes he compartido la vida, mientras en Twitter contacto a gente con la que me gustaría compartir algo, con perfiles que me interesan o llaman la atención.
Su crecimiento, entre 2009 y 2010
Las RSD empezaron a tener presencia en México en 2007, pero, de acuerdo con el portal Social Media Marketing, entre 2009 y 2010 comenzaron a tener un crecimiento considerable, al convertirse en punto de reunión para usuarios de entre 16 y 55 años. Hasta marzo de 2011 Facebook contaba con 20 millones de usuarios, aunque se prevé que a finales de año serán 26 millones, lo cual significaría una penetración de 70 por ciento respecto del número total de personas conectadas a Internet en el país (34.9 millones, según el cálculo más reciente de la Asociación Mexicana de Internet).
El aumento exponencial de usuarios en todo el mundo, tanto de Twitter como de Facebook, va ligado con la expansión y desarrollo de dispositivos que permiten el acceso. No es necesario ya tener una computadora para conectarse a Internet.
La tendencia –indica Social Media Marketing– es un aumento de dispositivos (tablets, y smartphones de todas marcas) alejados de las computadoras de escritorio o laptops, diseñadas para conexión inalámbrica permanente a Internet. Sólo en 2010, el porcentaje de compra de dispositivos portátiles fue de 14 por ciento (Estudio de consumos de medios digitales en México, de Millward Brown México).
Como ha ocurrido históricamente, el desarrollo tecnológico, principalmente para los medios de transporte y comunicación, impacta y modifica la forma en que los seres humanos se ven a sí mismos y se relacionan con los demás. Los ejemplos sobran: la imprenta, la máquina de vapor, el automóvil, los aviones, el cine, el teléfono, la radio, la televisión.
En ese sentido, una de las características más perturbadoras de las redes sociales en Internet y, en particular, de Facebook, es que la noción de tiempo deja de ser lineal. Pasado y presente adquieren una simultaneidad que, en casos extremos, puede afectar negativamente la vida de una persona. Por ejemplo, un hecho doloroso, trágico o incómodo para alguien no queda en el recuerdo personal: está ahí en forma de fotografía, video o texto, de tal forma que siempre puede haber alguien que lo descubra y le dé sentido de actualidad.
Altea Gómez, ciberactivista y periodista en Internet, colaboradora de la sociedad Pateando Piedras, señala: Digo que Internet en general y Facebook en particular tienen memoria infinita, que todo lo que hagas ahí, todo lo que subas, se va a saber tarde o temprano, porque es un medio público que uno no controla.
David Kirkpatrick, autor de El efecto Facebook, historia oficial de esa red social, lo ha dicho en términos más gráficos: Yo no subiría a Facebook nada que no quisiera ver en la portada de un periódico.
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