Alejandra Barrales
Uno de los proyectos más nobles que ha logrado impulsar la Asamblea Legislativa del Distrito Federal es el apoyo a la educación de los jóvenes, sobre todo cuando en el país el problema de los mal llamados ninis es de casi 7 millones. Los diputados de todos los grupos parlamentarios construimos opciones con universidades públicas y privadas.
Con la Universidad Nacional Autónoma de México se tiene un proyecto de educación a distancia para ofrecer 14 diferentes licenciaturas; con el Instituto Politécnico Nacional ya se firmó un convenio macro para presentar esta opción; pero también hubo siete universidades privadas que ofrecieron espacios en bachillerato y licenciatura.
En este último caso la ALDF suscribió un Convenio General de Educación con la Red de Servicios Educativos, los recursos salieron del presupuesto de este órgano legislativo, se hicieron diversos ahorros y ajustes del gasto. Los recursos pudieron destinarse a diferentes es parlamentarias o compra de equipos, pero se privilegió el compromiso con la sociedad.
En la UNAM, la convocatoria superó las expectativas, de la totalidad de alumnos que acudieron a la convocatoria y cursaron su propedéutico 2 mil 106 seleccionados; en las universidades privadas hay 2 mil 76 jóvenes en las aulas y están construyéndose las bases para becar a más jóvenes capitalinos en el politécnico.
Estos convenios fueron sustentados a través de un fideicomiso creado por la propia Asamblea Legislativa para garantizar su operación y se contó con el apoyo unánime de todos los grupos parlamentarios. Para su operación se requiere del consentimiento firmado de cada uno de los representantes de los cinco partidos.
Lo más fácil en este país es no hacer nada. Que las cosas sigan igual, pero lo que hoy sucede en este país obliga a quienes queremos responderle a la gente a no detenernos y a no temerle a la crítica. Apenas el fin de semana nos enteramos que de la totalidad de jóvenes que aspiran a entrar al bachillerato en la UNAM sólo ingresará el 10 por ciento. ¿Qué sucederá con ese el 90 por ciento restante? No podemos condenar a generaciones enteras a la resignación.
Ojalá que la miopía y el astigmatismo político no impidan a muchos ver lo que hoy sucede en países donde los políticos no vieron ni respondieron a las necesidades de los jóvenes.
No necesitamos esperar nuestro propio M-15 para empezar a trabajar.
Uno de los proyectos más nobles que ha logrado impulsar la Asamblea Legislativa del Distrito Federal es el apoyo a la educación de los jóvenes, sobre todo cuando en el país el problema de los mal llamados ninis es de casi 7 millones. Los diputados de todos los grupos parlamentarios construimos opciones con universidades públicas y privadas.
Con la Universidad Nacional Autónoma de México se tiene un proyecto de educación a distancia para ofrecer 14 diferentes licenciaturas; con el Instituto Politécnico Nacional ya se firmó un convenio macro para presentar esta opción; pero también hubo siete universidades privadas que ofrecieron espacios en bachillerato y licenciatura.
En este último caso la ALDF suscribió un Convenio General de Educación con la Red de Servicios Educativos, los recursos salieron del presupuesto de este órgano legislativo, se hicieron diversos ahorros y ajustes del gasto. Los recursos pudieron destinarse a diferentes es parlamentarias o compra de equipos, pero se privilegió el compromiso con la sociedad.
En la UNAM, la convocatoria superó las expectativas, de la totalidad de alumnos que acudieron a la convocatoria y cursaron su propedéutico 2 mil 106 seleccionados; en las universidades privadas hay 2 mil 76 jóvenes en las aulas y están construyéndose las bases para becar a más jóvenes capitalinos en el politécnico.
Estos convenios fueron sustentados a través de un fideicomiso creado por la propia Asamblea Legislativa para garantizar su operación y se contó con el apoyo unánime de todos los grupos parlamentarios. Para su operación se requiere del consentimiento firmado de cada uno de los representantes de los cinco partidos.
Lo más fácil en este país es no hacer nada. Que las cosas sigan igual, pero lo que hoy sucede en este país obliga a quienes queremos responderle a la gente a no detenernos y a no temerle a la crítica. Apenas el fin de semana nos enteramos que de la totalidad de jóvenes que aspiran a entrar al bachillerato en la UNAM sólo ingresará el 10 por ciento. ¿Qué sucederá con ese el 90 por ciento restante? No podemos condenar a generaciones enteras a la resignación.
Ojalá que la miopía y el astigmatismo político no impidan a muchos ver lo que hoy sucede en países donde los políticos no vieron ni respondieron a las necesidades de los jóvenes.
No necesitamos esperar nuestro propio M-15 para empezar a trabajar.
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