José Cárdenas
“Como avestruces que ocultan la cabeza en la arena”, así describe José Ramón Fernández, Joserra, a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol, tras el escándalo de los seleccionados de la Sub 22.
Los entretelones del futbol mexicano espantan a cualquiera menos a los dueños del show, los reyes del pan y el circo. La situación es grave, complicada y seria. El futbol mexicano es un lodazal.
Una vez más la federación pambolera queda en “fuera de lugar”.
Es lamentable que haya relajado la severa vigilancia de una Selección de “burros en primavera”.
¿Explicar lo ocurrido? ¿Para qué? El técnico de los chamaquitos calientes, Luis Fernando Tena, fingió demencia. Si con esa visión de campo planea el despliegue de la escuadra que representará a México en la Copa América, habrá que esperar un resultado desastroso.
Tena debería renunciar por dignidad.
Mientras, afloran pormenores de la parranda ecuatoriana.
Entre los ocho “expulsados” circulan nuevas historias. Varios decidieron “cubrir” a otros participantes del agasajo sexual. “Por ayudar a unos compañeros, la llevamos varios”, escribió en Twitter Israel Jiménez, de Tigres.
¿Sabrá Tena a qué se refiere Jiménez o habrá que explicárselo?
“Estamos todo el tiempo con los muchachos, los cuidamos todos los días, pero ha pasado esto. Es lamentable y nos sorprende”, declara Tena desde Buenos Aires, sin enterarse de que sólo él no escuchó ni vio nada en el hotel de Quito.
¿Tendrá el sueño pesado? ¿Será por eso que exculpó al utilero, sin medir que fue captado por cámaras de video en la entrada del hotel, metiendo guapas señoritas de moral distraída a varias habitaciones?
Los castigados con seis meses de suspensión y 50 mil pesos de multa, por “cabeza”, son, además de Jiménez, Marco Fabián, de Chivas; Néstor Vidrio, del Atlas; Javier Cortés y David Cabrera, de Pumas; Néstor Calderón, del Toluca; Jorge Hernández, de Jaguares. Mención especial para Jonathan Dos Santos, que juega (¿o jugaba?) en el Barcelona-B. Los catalanes, trinan.
Más que un tema futbolístico, el escándalo es un asunto de falta de valores. La Femexfut no ha sabido inculcar en los jóvenes lo que significa portar la camiseta nacional. El profesionalismo no sólo se demuestra durante el juego.
Sí, pero a la Federación de Futbol, ¿quién la sanciona?
“En el futbol no hay portero sin suerte ni Selección Mexicana sin escándalo”, concluye un Joserra lapidario y certero.
MONJE LOCO. A Eruviel, Elba Esther le mató la nota. Si el marqués de Xalostoc violó la ley, es lo de menos. Si incurrió en actos anticipados de campaña, ya da igual. Fue pecado menor. A chillidos de marrana, oídos de chicharronero. Lo fuerte se lo lleva la Maestra. Dejó en claro que el sindicato más poderoso de México no tiene dueño… tiene dueña. Sacrifica a Miguel Ángel Yunes y se salva ella. Se queda limpia por lo que se ofrezca. Por ejemplo, apoyar a “cualquiera” para la Presidencia. A todos, menos a López Obrador ni a Vázquez Mota ni a Lujambio. Lista está Elba Esther para el arranque de la sucesión presidencial a partir del lunes. Ya se sabe. Ya se supo.
“Como avestruces que ocultan la cabeza en la arena”, así describe José Ramón Fernández, Joserra, a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol, tras el escándalo de los seleccionados de la Sub 22.
Los entretelones del futbol mexicano espantan a cualquiera menos a los dueños del show, los reyes del pan y el circo. La situación es grave, complicada y seria. El futbol mexicano es un lodazal.
Una vez más la federación pambolera queda en “fuera de lugar”.
Es lamentable que haya relajado la severa vigilancia de una Selección de “burros en primavera”.
¿Explicar lo ocurrido? ¿Para qué? El técnico de los chamaquitos calientes, Luis Fernando Tena, fingió demencia. Si con esa visión de campo planea el despliegue de la escuadra que representará a México en la Copa América, habrá que esperar un resultado desastroso.
Tena debería renunciar por dignidad.
Mientras, afloran pormenores de la parranda ecuatoriana.
Entre los ocho “expulsados” circulan nuevas historias. Varios decidieron “cubrir” a otros participantes del agasajo sexual. “Por ayudar a unos compañeros, la llevamos varios”, escribió en Twitter Israel Jiménez, de Tigres.
¿Sabrá Tena a qué se refiere Jiménez o habrá que explicárselo?
“Estamos todo el tiempo con los muchachos, los cuidamos todos los días, pero ha pasado esto. Es lamentable y nos sorprende”, declara Tena desde Buenos Aires, sin enterarse de que sólo él no escuchó ni vio nada en el hotel de Quito.
¿Tendrá el sueño pesado? ¿Será por eso que exculpó al utilero, sin medir que fue captado por cámaras de video en la entrada del hotel, metiendo guapas señoritas de moral distraída a varias habitaciones?
Los castigados con seis meses de suspensión y 50 mil pesos de multa, por “cabeza”, son, además de Jiménez, Marco Fabián, de Chivas; Néstor Vidrio, del Atlas; Javier Cortés y David Cabrera, de Pumas; Néstor Calderón, del Toluca; Jorge Hernández, de Jaguares. Mención especial para Jonathan Dos Santos, que juega (¿o jugaba?) en el Barcelona-B. Los catalanes, trinan.
Más que un tema futbolístico, el escándalo es un asunto de falta de valores. La Femexfut no ha sabido inculcar en los jóvenes lo que significa portar la camiseta nacional. El profesionalismo no sólo se demuestra durante el juego.
Sí, pero a la Federación de Futbol, ¿quién la sanciona?
“En el futbol no hay portero sin suerte ni Selección Mexicana sin escándalo”, concluye un Joserra lapidario y certero.
MONJE LOCO. A Eruviel, Elba Esther le mató la nota. Si el marqués de Xalostoc violó la ley, es lo de menos. Si incurrió en actos anticipados de campaña, ya da igual. Fue pecado menor. A chillidos de marrana, oídos de chicharronero. Lo fuerte se lo lleva la Maestra. Dejó en claro que el sindicato más poderoso de México no tiene dueño… tiene dueña. Sacrifica a Miguel Ángel Yunes y se salva ella. Se queda limpia por lo que se ofrezca. Por ejemplo, apoyar a “cualquiera” para la Presidencia. A todos, menos a López Obrador ni a Vázquez Mota ni a Lujambio. Lista está Elba Esther para el arranque de la sucesión presidencial a partir del lunes. Ya se sabe. Ya se supo.
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