Reporte Índigo
La liberación de Jorge Hank Rhon dañó la imagen del Ejército. Sin embargo, lo que pocos se preguntan es por qué se decidió poner en riesgo al Ejército con un operativo tan peligroso
¿Por qué el operativo no fue asignado a la Policía Federal, la misma que acaba de protagonizar “El Equipo”, serie transmitida en cadena nacional?
Se trataba de que no fallara nada. La operación era delicada por sus implicaciones políticas y sus consecuencias electorales. En alguna medida, se buscaba que no volviera a ocurrir el fiasco del michoacanazo ejecutado por la Policía Federal en 2009.
Y por eso, dicen algunos, se tomó la decisión de encomendar la delicada misión al Ejército Mexicano. Todo antes que arriesgar al cuerpo de élite de la Policía Federal que tanto elogia el presidente y que goza de un presupuesto tal, que se da el lujo de promoverse en heroicas series televisivas.
Si el operativo para encarcelar a Jorge Hank Rhon salía bien, el PRI sufriría severas consecuencias. En cambio, si salía mal, sería como pintarle una raya más a un tigre que nadie se atrevería a enfrentar.
Y vaya que la operación salió mal. Y no porque no se haya logrado el objetivo de encarcelar a Jorge Hank, sino por la ilegalidad de la acción militar. Los elementos del glorioso instituto armado quedaron, por decir lo menos, como mentirosos.
Desde las primeras horas del sábado 5 de junio ya había conciencia de que la operación había sido un fracaso en cuanto a la limpieza de su ejecución.
Jorge Hank fue detenido en una muy dudosa flagrancia. Y nadie previó que la operación pudiera ser grabada en video, lo que a la postre fue fatal.
Y lo peor es que esta vez fue imposible decomisar los videos porque no fueron encontrados en la residencia de Hank.
El lunes 7 de junio ya era seguro que habría serios problemas para sustentar la legalidad de la detención. Entonces, lo urgente era tratar de deslindar al presidente Felipe Calderón del operativo.
Sin embargo, la versión de que no estaba al tanto era tan difícil de creer, que casi nadie la creyó.
También resultó inverosímil el comunicado conjunto que emitieron la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR) para justificar el allanamiento del domicilio y la detención del ex alcalde de Tijuana.
Lo único que podía medio enderezar la situación era la sujeción a proceso de Jorge Hank Rhon mediante el respectivo auto de formal prisión.
Sin embargo, las cosas no resultaron como quería el presidente.
La juez federal Blanca Elvia Parra Meza afirmó que “los hechos plasmados en el parte informativo(de los elementos del Ejército) eran discordantes a como en realidad habían sucedido”.
En otras palabras, que lo contenido en el parte militar era mentira. Y con este fallo, la juez no sólo liberaba al propietario de los casinos Caliente de la responsabilidad que se le imputaba, sino que su sentencia era una especie de condena para los elementos del Ejército que mintieron, y hasta para la PGR por sustentar el ejercicio de la acción penal.
A Jorge Hank Rhon se le puede ver hoy muy quitado de la pena disfrutando de un partido de futbol. Igual de tranquilo debe estar el secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna por no haberse involucrado en tan peligrosa misión.
El problema ahora es para el Ejército Mexicano por ser involucrado en tareas policiales en las que nada tendría que ver si se respetara con rigor la Constitución General de la República.
Por eso, y para eso, se creó la Policía Federal en 1999. Es cosa de revisar los antecedentes que dieron lugar al nacimiento de esta corporación que, según el presidente, es una especie de iglesia compuesta por más de 35 mil sacerdotes cívicos y vaya usted a saber cuántos obispos y hasta cardenales policiacos. Sin olvidar a Su Santidad Genaro García Luna.
¿Por qué se creó la Policía Federal?
“Se ha puesto en riesgo a la Nación con el abuso de la institución militar en acciones contra grupos armados”.
“Llevar al Ejército en la propia lucha contra el narcotráfico a la cabeza ha puesto en una posición de vulnerabilidad a las fuerzas armadas y ha representado algo muy lamentable para el país y un riesgo como nación”.
“El riesgo es que una institución de última instancia para la seguridad nacional –y de alguna manera para la preservación segura de algún pueblo– esté penetrada y dominada por una fuerza como el narco, dejando a la Nación vulnerable”.
Quien propalaba estas ideas no era Javier Sicilia, ni un político de izquierda. Mucho menos un priísta.
Fue el presidente del PAN Felipe Calderón Hinojosa. Sus ideas y tesis fueron publicadas por el diario Reforma el 19 de abril de 1997 como parte de una investigación del analista Rogelio Campos.
Y es que, como medida desesperada para contener la inseguridad prevaleciente en el país, el régimen priísta recurría cada vez más al Ejército para realizar tareas policiacas que constitucionalmente correspondían a los órganos civiles de seguridad.
Para 1997, la mayoría de los jefes policiacos estatales eran militares o militares en retiro. Sin embargo, la inseguridad no cedía, con el agravante de que cada vez eran más frecuentes las violaciones a los derechos humanos por parte de los militares y, consecuentemente, mayor el desgaste del Ejército.
El problema se había agravado tanto, que el presidente del PAN Felipe Calderón volvió a la carga el 31 de julio de 1997, cuando escribió que el Ejército debía “contraerse estrictamente a las labores que la Constitución le encomienda y dejar de abusar de éstas, porque podría perder la credibilidad que le resta”.
“Mientras las fuerzas armadas sigan abusando de su condición de cuerpo orgánico e institucional, mezclándose en acciones meramente civiles, como la lucha contra el narco, su investidura se irá a debacle”.
“Que sean las instituciones civiles las encargadas de las acciones en contra del narcotráfico y que el Ejército se retrotraiga a las labores que constitucionalmente se les tienen encomendadas con mayor claridad”.
Felipe Calderón no era el único panista que clamaba por el regreso del Ejército a los cuarteles. Teresa Gómez Mont dijo: “Acción Nacional está en contra de la participación de las fuerzas armadas en los cuerpos policiacos porque tal parece que llegaron para quedarse, cuando en principio se dijo que sería sólo temporal”.
El presidente del PAN en el Distrito Federal, Gonzalo Altamirano Dimas, advirtió que “al cambiar el uniforme de los militares por el de los policías, se atiza el fuego de la inconformidad social, además de llevar un mensaje de fuerza, represión y autoritarismo”.
Y en mayo de 2008, el presidente Ernesto Zedillo declaró: “Se vive una auténtica crisis de seguridad pública, que ha sido reconocida como un problema extremadamente grave y que preocupa a la población del país, pues se extiende a todas las regiones; se vive igual en el campo que en las ciudades, y afecta los ámbitos de la vida pública y privada”.
Cómo detener el desgaste de la imagen del Ejército y contar con un cuerpo policiaco civil altamente entrenado para combatir el narcotráfico sin seguir comprometiendo a los militares parecía ser la preocupación principal del gobierno de Ernesto Zedillo al final del sexenio.
Por eso, el 8 julio de 1999, un año antes de concluir su administración, Zedillo creó la Policía Federal Preventiva, cuerpo policiaco conformado 4 mil 899 elementos pertenecientes a la Policía Militar bajo el mando del entonces vicealmirante Wilfrido Robledo y adscrito a la Secretaría de Gobernación.
La idea era que en el curso de 10 años, ya no hubiera necesidad de utilizar al Ejército para “barrer las calles y corretear ladrones”. Sin embargo, después de una década, la situación no mejoró.
Empeoró. Afectan labores a Ejército
DURANGO, DGO.- “Con las labores que actualmente realiza el Ejército Mexicano en el país, se está echando a perder el prestigio de una de las instituciones mejores evaluadas”, afirmó el ex presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández.
De visita a la capital del estado, el investigador de la Universidad Autónoma de México (UNAM), dijo que en su momento se denunció que meter al Ejército a funciones que no son propias y que están relacionadas con los ministerios públicos, provocarían lo que sucede con algunas detenciones.
“Zapatero a tu zapato, los militares son militares y no son gendarmes”, aseguró.
Consideró que el gobierno federal debe de reflexionar en este aspecto al referirse a la detención de Hank Rhon y antes el asunto del “michoacanazo”.
“Además, es muy lamentable que se viole la Constitución y que se esté echando a perder el prestigio de una de las instituciones mejores evaluadas, y a ellos los utilizamos para esto, pero con qué nos vamos a quedar”, se cuestionó.
La liberación de Jorge Hank Rhon dañó la imagen del Ejército. Sin embargo, lo que pocos se preguntan es por qué se decidió poner en riesgo al Ejército con un operativo tan peligroso
¿Por qué el operativo no fue asignado a la Policía Federal, la misma que acaba de protagonizar “El Equipo”, serie transmitida en cadena nacional?
Se trataba de que no fallara nada. La operación era delicada por sus implicaciones políticas y sus consecuencias electorales. En alguna medida, se buscaba que no volviera a ocurrir el fiasco del michoacanazo ejecutado por la Policía Federal en 2009.
Y por eso, dicen algunos, se tomó la decisión de encomendar la delicada misión al Ejército Mexicano. Todo antes que arriesgar al cuerpo de élite de la Policía Federal que tanto elogia el presidente y que goza de un presupuesto tal, que se da el lujo de promoverse en heroicas series televisivas.
Si el operativo para encarcelar a Jorge Hank Rhon salía bien, el PRI sufriría severas consecuencias. En cambio, si salía mal, sería como pintarle una raya más a un tigre que nadie se atrevería a enfrentar.
Y vaya que la operación salió mal. Y no porque no se haya logrado el objetivo de encarcelar a Jorge Hank, sino por la ilegalidad de la acción militar. Los elementos del glorioso instituto armado quedaron, por decir lo menos, como mentirosos.
Desde las primeras horas del sábado 5 de junio ya había conciencia de que la operación había sido un fracaso en cuanto a la limpieza de su ejecución.
Jorge Hank fue detenido en una muy dudosa flagrancia. Y nadie previó que la operación pudiera ser grabada en video, lo que a la postre fue fatal.
Y lo peor es que esta vez fue imposible decomisar los videos porque no fueron encontrados en la residencia de Hank.
El lunes 7 de junio ya era seguro que habría serios problemas para sustentar la legalidad de la detención. Entonces, lo urgente era tratar de deslindar al presidente Felipe Calderón del operativo.
Sin embargo, la versión de que no estaba al tanto era tan difícil de creer, que casi nadie la creyó.
También resultó inverosímil el comunicado conjunto que emitieron la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR) para justificar el allanamiento del domicilio y la detención del ex alcalde de Tijuana.
Lo único que podía medio enderezar la situación era la sujeción a proceso de Jorge Hank Rhon mediante el respectivo auto de formal prisión.
Sin embargo, las cosas no resultaron como quería el presidente.
La juez federal Blanca Elvia Parra Meza afirmó que “los hechos plasmados en el parte informativo(de los elementos del Ejército) eran discordantes a como en realidad habían sucedido”.
En otras palabras, que lo contenido en el parte militar era mentira. Y con este fallo, la juez no sólo liberaba al propietario de los casinos Caliente de la responsabilidad que se le imputaba, sino que su sentencia era una especie de condena para los elementos del Ejército que mintieron, y hasta para la PGR por sustentar el ejercicio de la acción penal.
A Jorge Hank Rhon se le puede ver hoy muy quitado de la pena disfrutando de un partido de futbol. Igual de tranquilo debe estar el secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna por no haberse involucrado en tan peligrosa misión.
El problema ahora es para el Ejército Mexicano por ser involucrado en tareas policiales en las que nada tendría que ver si se respetara con rigor la Constitución General de la República.
Por eso, y para eso, se creó la Policía Federal en 1999. Es cosa de revisar los antecedentes que dieron lugar al nacimiento de esta corporación que, según el presidente, es una especie de iglesia compuesta por más de 35 mil sacerdotes cívicos y vaya usted a saber cuántos obispos y hasta cardenales policiacos. Sin olvidar a Su Santidad Genaro García Luna.
¿Por qué se creó la Policía Federal?
“Se ha puesto en riesgo a la Nación con el abuso de la institución militar en acciones contra grupos armados”.
“Llevar al Ejército en la propia lucha contra el narcotráfico a la cabeza ha puesto en una posición de vulnerabilidad a las fuerzas armadas y ha representado algo muy lamentable para el país y un riesgo como nación”.
“El riesgo es que una institución de última instancia para la seguridad nacional –y de alguna manera para la preservación segura de algún pueblo– esté penetrada y dominada por una fuerza como el narco, dejando a la Nación vulnerable”.
Quien propalaba estas ideas no era Javier Sicilia, ni un político de izquierda. Mucho menos un priísta.
Fue el presidente del PAN Felipe Calderón Hinojosa. Sus ideas y tesis fueron publicadas por el diario Reforma el 19 de abril de 1997 como parte de una investigación del analista Rogelio Campos.
Y es que, como medida desesperada para contener la inseguridad prevaleciente en el país, el régimen priísta recurría cada vez más al Ejército para realizar tareas policiacas que constitucionalmente correspondían a los órganos civiles de seguridad.
Para 1997, la mayoría de los jefes policiacos estatales eran militares o militares en retiro. Sin embargo, la inseguridad no cedía, con el agravante de que cada vez eran más frecuentes las violaciones a los derechos humanos por parte de los militares y, consecuentemente, mayor el desgaste del Ejército.
El problema se había agravado tanto, que el presidente del PAN Felipe Calderón volvió a la carga el 31 de julio de 1997, cuando escribió que el Ejército debía “contraerse estrictamente a las labores que la Constitución le encomienda y dejar de abusar de éstas, porque podría perder la credibilidad que le resta”.
“Mientras las fuerzas armadas sigan abusando de su condición de cuerpo orgánico e institucional, mezclándose en acciones meramente civiles, como la lucha contra el narco, su investidura se irá a debacle”.
“Que sean las instituciones civiles las encargadas de las acciones en contra del narcotráfico y que el Ejército se retrotraiga a las labores que constitucionalmente se les tienen encomendadas con mayor claridad”.
Felipe Calderón no era el único panista que clamaba por el regreso del Ejército a los cuarteles. Teresa Gómez Mont dijo: “Acción Nacional está en contra de la participación de las fuerzas armadas en los cuerpos policiacos porque tal parece que llegaron para quedarse, cuando en principio se dijo que sería sólo temporal”.
El presidente del PAN en el Distrito Federal, Gonzalo Altamirano Dimas, advirtió que “al cambiar el uniforme de los militares por el de los policías, se atiza el fuego de la inconformidad social, además de llevar un mensaje de fuerza, represión y autoritarismo”.
Y en mayo de 2008, el presidente Ernesto Zedillo declaró: “Se vive una auténtica crisis de seguridad pública, que ha sido reconocida como un problema extremadamente grave y que preocupa a la población del país, pues se extiende a todas las regiones; se vive igual en el campo que en las ciudades, y afecta los ámbitos de la vida pública y privada”.
Cómo detener el desgaste de la imagen del Ejército y contar con un cuerpo policiaco civil altamente entrenado para combatir el narcotráfico sin seguir comprometiendo a los militares parecía ser la preocupación principal del gobierno de Ernesto Zedillo al final del sexenio.
Por eso, el 8 julio de 1999, un año antes de concluir su administración, Zedillo creó la Policía Federal Preventiva, cuerpo policiaco conformado 4 mil 899 elementos pertenecientes a la Policía Militar bajo el mando del entonces vicealmirante Wilfrido Robledo y adscrito a la Secretaría de Gobernación.
La idea era que en el curso de 10 años, ya no hubiera necesidad de utilizar al Ejército para “barrer las calles y corretear ladrones”. Sin embargo, después de una década, la situación no mejoró.
Empeoró. Afectan labores a Ejército
DURANGO, DGO.- “Con las labores que actualmente realiza el Ejército Mexicano en el país, se está echando a perder el prestigio de una de las instituciones mejores evaluadas”, afirmó el ex presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández.
De visita a la capital del estado, el investigador de la Universidad Autónoma de México (UNAM), dijo que en su momento se denunció que meter al Ejército a funciones que no son propias y que están relacionadas con los ministerios públicos, provocarían lo que sucede con algunas detenciones.
“Zapatero a tu zapato, los militares son militares y no son gendarmes”, aseguró.
Consideró que el gobierno federal debe de reflexionar en este aspecto al referirse a la detención de Hank Rhon y antes el asunto del “michoacanazo”.
“Además, es muy lamentable que se viole la Constitución y que se esté echando a perder el prestigio de una de las instituciones mejores evaluadas, y a ellos los utilizamos para esto, pero con qué nos vamos a quedar”, se cuestionó.
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