Andy Novell F.
Todos hablan de la libertad de expresión, exigen la información sin censura y con verdad a los comunicadores, periodistas, reporteros y todos los que estamos dentro de un medio de comunicación.
Pero no escucho esas voces cuando un medio de comunicación o un trabajador de la tecla, micrófono o cámara es agredido o asesinado por querer dar una noticia que afecta intereses ajenos.
De que libertad hablamos; que veracidad exigimos, de que verdad quiere que se hable, porque todos tienen su verdad, parafraseando a la gran pensadora cubana, Niurka.
Ejemplos, los representantes de la prensa, los que estamos a diario en las calles, hemos sentido los pies y puños de los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, cuando nos exigen que hablemos con la verdad, esa verdad de que los conductores, peatones y comerciantes se quejan de los plantones y marchas de estos sindicalistas.
Esa no es una verdad para ellos, esas son ”mentiras”, porque sus verdades son otras, sus verdades es que nunca fueron transas a pesar de que conozco casos y uno muy personal que pagaba 100 pesos cada dos meses para que la lectura del medidor marcara menos y el pago del recibo fuera muy pequeño.
Esos solamente son golpes, pero que pasa en aquellos medios como el periódico Vanguardia de Saltillo, Coahuila que sufrió un atentado con granada de fragmentación a sus instalaciones. Qué debe de pasar para que las autoridades pongan atención, cuantos trabajadores de la prensa, cuántas instalaciones más deben ser atacadas para que se castiguen a los culpables.
Aclaro no es que los representantes de los medios de información querríamos ser víctimas, las víctimas somos todos en un país, donde todos jalamos para lados diferentes, donde la mayoría le pone el pie al que quiere tomar la delantera.
Todos hablan de la libertad de expresión, exigen la información sin censura y con verdad a los comunicadores, periodistas, reporteros y todos los que estamos dentro de un medio de comunicación.
Pero no escucho esas voces cuando un medio de comunicación o un trabajador de la tecla, micrófono o cámara es agredido o asesinado por querer dar una noticia que afecta intereses ajenos.
De que libertad hablamos; que veracidad exigimos, de que verdad quiere que se hable, porque todos tienen su verdad, parafraseando a la gran pensadora cubana, Niurka.
Ejemplos, los representantes de la prensa, los que estamos a diario en las calles, hemos sentido los pies y puños de los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, cuando nos exigen que hablemos con la verdad, esa verdad de que los conductores, peatones y comerciantes se quejan de los plantones y marchas de estos sindicalistas.
Esa no es una verdad para ellos, esas son ”mentiras”, porque sus verdades son otras, sus verdades es que nunca fueron transas a pesar de que conozco casos y uno muy personal que pagaba 100 pesos cada dos meses para que la lectura del medidor marcara menos y el pago del recibo fuera muy pequeño.
Esos solamente son golpes, pero que pasa en aquellos medios como el periódico Vanguardia de Saltillo, Coahuila que sufrió un atentado con granada de fragmentación a sus instalaciones. Qué debe de pasar para que las autoridades pongan atención, cuantos trabajadores de la prensa, cuántas instalaciones más deben ser atacadas para que se castiguen a los culpables.
Aclaro no es que los representantes de los medios de información querríamos ser víctimas, las víctimas somos todos en un país, donde todos jalamos para lados diferentes, donde la mayoría le pone el pie al que quiere tomar la delantera.
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