Las maravillas de Cordero
No pobreza, pero sí pobres
Cancela comida electorera
Arce, Moreira, Orozco
Julio Hernández López / Astillero
Si tan solo fuera en razón de ocurrencias, frases fallidas y tropiezos políticos, el secretario de Hacienda en campaña, Ernesto Cordero, podría sentirse plenamente capacitado para aspirar a ocupar la silla donde se han posado Vicente Fox y Felipe Calderón. La más memorable de sus frases, en el corto plazo en que ha estado expuesto a un escrutinio público más o menos serio (pues antes del año en curso poca atención se ponía a su lánguida carrera administrativa), es la relacionada con los 6 mil pesos que al mes bastarían a las familias mexicanas para hacerse de casa y automóvil, además de pagar a sus hijos colegiaturas en escuelas particulares.
Ayer, de visita en San Luis Potosí, el licenciado en actuaría por el ITAM refrendó lauros de extravagancia, pues soltó con toda tranquilidad una tesis muy apreciada en el circulito íntimo de Los Pinos: que en México ya no hay pobreza sino, en todo caso, localizados problemas de pobreza: jodidos no estamos todos, aunque sí hay algunos jodidos, podría ser la traducción práctica de las ingeniosas frases del caballero de la triste economía. Tan convencido está el ex profesor de la opusdeísta Universidad Panamericana del destino manifiesto de la gran potencia mexicana que asegura que en cinco años se consolidará ese país de clase media vigorosa y pobreza radicalmente extinta. Tuvo el pudor, eso sí, de evitar el uso de un plazo sexenal relacionado con sus propias aspiraciones presidenciales: en cinco años, el milagro mexicano.
Ha de consignarse, por lo demás, la prudencia de Cordero antes de lanzarse virtualmente al rodaje de Un mundo maravilloso, la película de Luis Estrada con Damián Alcázar como Juan Pérez (un vagabundo que por suerte entra a una espiral de simulaciones políticas que le reditúan casa, auto y empleo, con mucho más que 6 mil pesos al mes). Sabedor de que si México fuera el paraíso tal vez no habría necesidad de él como candidato para salvarlo, matizó su optimismo hacendario: No se trata de decir que México es un país maravilloso, porque todavía hay muchas cosas pendientes qué hacer. (Uf. Qué bueno, porque esta columna estaba a punto de cerrar el changarro para irse a vagabundear, ya sin materia de trabajo.)
Por lo pronto, el aspirante a administrador de la abundancia no ha podido ni siquiera asegurar la comida prometida a un puñado de seguidores de sus prédicas electoreras. En la capital potosina se preparaba una reunión gastronómico-política en el restaurante Villa Danieli para que el secretario de Hacienda, en el tiempo libre que debe dedicar a tomar sus viaticados alimentos, se reuniera con cuadros panistas que le apoyarían para ser candidato a la Presidencia de la República. La mecánica a inaugurar en San Luis Potosí podría haber dado pauta a esa forma de hacer campaña con recursos públicos y pretextos oficiales: desayuno con empresarios, reunión con el gobernador local y comida libre, es decir, con simpatizantes panistas. Pero a última hora la reunión de proselitismo se canceló.
De cualquier forma, notabilísimo fue el peso del panismo en el acompañamiento del funcionario Cordero. El anfitrión cuasioficial fue el senador Alejandro Zapata Perogordo, aunque su papel motriz en la candidatura de Cordero provoca suspicacias, pues pareciera que Calderón se ha especializado en embarcar a aquellos con quienes mantiene diferencias o resentimientos, como el caso de Zapata, en empresas destinadas a negociado fracaso, como la búsqueda de la gubernatura potosina que le fue cancelada al senador para dar paso a un acuerdo entre un PRI empanizado y un PAN necesitado de impunidad para el saliente Marcelo de los Santos.
Lo bueno para Cordero fue que en otras pistas continuaba la feria de disparates. Ayer, el secretario federal del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, asegundó la tesis de su jefe actual, Felipe Calderón, de que el Congreso federal debe aprobar casi en automático las iniciativas legislativas que a juicio del gobierno federal son urgentes o que no debieran analizarse y discutirse mucho: si la Cámara de Diputados hubiera dado su voto mayoritario a la reforma laboral propuesta por el calderonismo, muchas muertes en el ámbito del trabajo se habrían evitado, en particular en las catastróficas minas, dijo el político poblano, es de suponerse que muy deseoso de ir a presentar acusaciones por homicidio contra los priístas de los que formó distinguida parte años atrás.
En el flanco izquierdo de la descomposición política se producían desvergonzadas acusaciones del chuchismo encaramado en la dirección del PRD contra los oportunistas, saltimbanquis, negociantes de la política, colaboracionistas y jijos de su mal dormir que se la pasan en el tianguis de candidaturas y cargos para beneficio grupal. Ni un sólo gesto agrio en recuerdo del chichismo ha hecho Jesús Zambrano a la hora de pronunciar catilinarias contra René Arce, que desde un escaño del sol azteca ha anunciado su decisión de apoyar al candidato del PRI a gobernador del estado de México y a quien originalmente se había dicho que fraternamente acompañaría en esa aventura Víctor Hugo Círigo, que ahora parecería decidido a mantenerse en las filas de Convergencia, con la idea de que esa familia izquierdista pueda mantener opciones en dos terrenos de pepena.
Moreira y Blake se reúnen en Gobernación y el PRI se muestra súbitamente deseoso de impulsar las reformas que sus bancadas legislativas han atorado, entre otras la política (mero parche efectista), la laboral (aunque los charros sindicalistas del tricolor se opongan) y la de Seguridad Nacional (para que el ocupante de Los Pinos pueda llevar abiertamente al país a discrecionales estados de excepción). Mágicamente, en Aguascalientes hay justicia expedita para el ex candidato panista a gobernador, Martín Orozco, quien deja la prisión, a la que había llegado el sábado, merced al pago de una alta caución. Y, mientras Monterrey sigue hirviendo, ¡hasta mañana, con Sicilia anunciando que se reunirá con Calderón días después de la caravana!
No pobreza, pero sí pobres
Cancela comida electorera
Arce, Moreira, Orozco
Julio Hernández López / Astillero
Si tan solo fuera en razón de ocurrencias, frases fallidas y tropiezos políticos, el secretario de Hacienda en campaña, Ernesto Cordero, podría sentirse plenamente capacitado para aspirar a ocupar la silla donde se han posado Vicente Fox y Felipe Calderón. La más memorable de sus frases, en el corto plazo en que ha estado expuesto a un escrutinio público más o menos serio (pues antes del año en curso poca atención se ponía a su lánguida carrera administrativa), es la relacionada con los 6 mil pesos que al mes bastarían a las familias mexicanas para hacerse de casa y automóvil, además de pagar a sus hijos colegiaturas en escuelas particulares.
Ayer, de visita en San Luis Potosí, el licenciado en actuaría por el ITAM refrendó lauros de extravagancia, pues soltó con toda tranquilidad una tesis muy apreciada en el circulito íntimo de Los Pinos: que en México ya no hay pobreza sino, en todo caso, localizados problemas de pobreza: jodidos no estamos todos, aunque sí hay algunos jodidos, podría ser la traducción práctica de las ingeniosas frases del caballero de la triste economía. Tan convencido está el ex profesor de la opusdeísta Universidad Panamericana del destino manifiesto de la gran potencia mexicana que asegura que en cinco años se consolidará ese país de clase media vigorosa y pobreza radicalmente extinta. Tuvo el pudor, eso sí, de evitar el uso de un plazo sexenal relacionado con sus propias aspiraciones presidenciales: en cinco años, el milagro mexicano.
Ha de consignarse, por lo demás, la prudencia de Cordero antes de lanzarse virtualmente al rodaje de Un mundo maravilloso, la película de Luis Estrada con Damián Alcázar como Juan Pérez (un vagabundo que por suerte entra a una espiral de simulaciones políticas que le reditúan casa, auto y empleo, con mucho más que 6 mil pesos al mes). Sabedor de que si México fuera el paraíso tal vez no habría necesidad de él como candidato para salvarlo, matizó su optimismo hacendario: No se trata de decir que México es un país maravilloso, porque todavía hay muchas cosas pendientes qué hacer. (Uf. Qué bueno, porque esta columna estaba a punto de cerrar el changarro para irse a vagabundear, ya sin materia de trabajo.)
Por lo pronto, el aspirante a administrador de la abundancia no ha podido ni siquiera asegurar la comida prometida a un puñado de seguidores de sus prédicas electoreras. En la capital potosina se preparaba una reunión gastronómico-política en el restaurante Villa Danieli para que el secretario de Hacienda, en el tiempo libre que debe dedicar a tomar sus viaticados alimentos, se reuniera con cuadros panistas que le apoyarían para ser candidato a la Presidencia de la República. La mecánica a inaugurar en San Luis Potosí podría haber dado pauta a esa forma de hacer campaña con recursos públicos y pretextos oficiales: desayuno con empresarios, reunión con el gobernador local y comida libre, es decir, con simpatizantes panistas. Pero a última hora la reunión de proselitismo se canceló.
De cualquier forma, notabilísimo fue el peso del panismo en el acompañamiento del funcionario Cordero. El anfitrión cuasioficial fue el senador Alejandro Zapata Perogordo, aunque su papel motriz en la candidatura de Cordero provoca suspicacias, pues pareciera que Calderón se ha especializado en embarcar a aquellos con quienes mantiene diferencias o resentimientos, como el caso de Zapata, en empresas destinadas a negociado fracaso, como la búsqueda de la gubernatura potosina que le fue cancelada al senador para dar paso a un acuerdo entre un PRI empanizado y un PAN necesitado de impunidad para el saliente Marcelo de los Santos.
Lo bueno para Cordero fue que en otras pistas continuaba la feria de disparates. Ayer, el secretario federal del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, asegundó la tesis de su jefe actual, Felipe Calderón, de que el Congreso federal debe aprobar casi en automático las iniciativas legislativas que a juicio del gobierno federal son urgentes o que no debieran analizarse y discutirse mucho: si la Cámara de Diputados hubiera dado su voto mayoritario a la reforma laboral propuesta por el calderonismo, muchas muertes en el ámbito del trabajo se habrían evitado, en particular en las catastróficas minas, dijo el político poblano, es de suponerse que muy deseoso de ir a presentar acusaciones por homicidio contra los priístas de los que formó distinguida parte años atrás.
En el flanco izquierdo de la descomposición política se producían desvergonzadas acusaciones del chuchismo encaramado en la dirección del PRD contra los oportunistas, saltimbanquis, negociantes de la política, colaboracionistas y jijos de su mal dormir que se la pasan en el tianguis de candidaturas y cargos para beneficio grupal. Ni un sólo gesto agrio en recuerdo del chichismo ha hecho Jesús Zambrano a la hora de pronunciar catilinarias contra René Arce, que desde un escaño del sol azteca ha anunciado su decisión de apoyar al candidato del PRI a gobernador del estado de México y a quien originalmente se había dicho que fraternamente acompañaría en esa aventura Víctor Hugo Círigo, que ahora parecería decidido a mantenerse en las filas de Convergencia, con la idea de que esa familia izquierdista pueda mantener opciones en dos terrenos de pepena.
Moreira y Blake se reúnen en Gobernación y el PRI se muestra súbitamente deseoso de impulsar las reformas que sus bancadas legislativas han atorado, entre otras la política (mero parche efectista), la laboral (aunque los charros sindicalistas del tricolor se opongan) y la de Seguridad Nacional (para que el ocupante de Los Pinos pueda llevar abiertamente al país a discrecionales estados de excepción). Mágicamente, en Aguascalientes hay justicia expedita para el ex candidato panista a gobernador, Martín Orozco, quien deja la prisión, a la que había llegado el sábado, merced al pago de una alta caución. Y, mientras Monterrey sigue hirviendo, ¡hasta mañana, con Sicilia anunciando que se reunirá con Calderón días después de la caravana!
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