Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
Dar palos de ciego significa que estamos desorientados para alcanzar la finalidad que pretendemos, en razón de que los medios de que nos valemos para ello son los equivocados, y en consecuencia no llegaremos a ningún lado. Esto viene a colación, porque una de las acciones instrumentadas recientemente por el Gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez (MALOVA), consistente en prohibir en su estado que se toquen los narcocorridos en lugares públicos, como restaurantes, bares, cantinas y todo tipo de establecimientos mercantiles de los llamados giros negros, en dónde se consumen bebidas embriagantes, es con el propósito de evitar, según él, que se haga apología del delito.
El corrido, en cualquier parte del país, lo sabemos muy bien, es una de las expresiones populares más arraigadas en los mexicanos, mediante el cual se narran vivencias reales, musicalizadas, en los que se resaltan principalmente desde hazañas, actos heroicos, hasta la hombría, el atrevimiento o la audacia, cuyo gusto y aceptación, quiérase o no, se encuentra en todos los niveles sociales, ya que es algo integrante de nuestro variado folklor nacional, de nuestra cultura musical, y que muchas de las veces, con extraordinaria exactitud, refleja nuestra idiosincrasia, nuestra esencia misma.
Los corridos al ser una creatividad manifiesta de lo que cotidianamente acontece, una especie de registro puntual de lo sucedido en la región, en el campo, en la ranchería, en el pueblo o en la ciudad, no puede abstraerse tal creatividad del caso concerniente al narcotráfico, aunque sea una actividad ilícita, que a diario afecta a la sociedad, ya que no podría haber una excepción por estar presente este tipo de hechos a cada momento, y luego entonces, pues también, relativo a este tema, surge el narcocorrido, como una enunciación genérica, multitudinaria, inocultable e indetenible a los oídos.
Por eso es que la medida establecida por el gobernador de Sinaloa no es la acertada, porque aunque impida que no se escuche este tipo de música en determinados lugares, ello no será obstáculo para que la misma se difunda con mayor fuerza, e incluso podría despertar el morbo de quienes nunca habían tenido preferencia por ese género musical, como tampoco quiere decir que por el hecho de que se oigan los narcocorridos, se esté haciendo apología del delito, ni que se esté adorando a falsos héroes, porque en todo caso quienes estarían haciendo esa apología serían los compositores y creadores musicales, pero tampoco esto lo creemos así.
Es una disposición ineficaz, que se queda en la superficie de un complejo problema, porque el fondo del asunto es otro muy distinto. Sí, suponiendo que por escuchar los narcocorridos, indistintamente, en cualquier lugar, se llegase a provocar que se reverencié a falsos héroes, o que se esté haciendo apología del delito, ello resulta que aún así, la prohibición no ataja en lo más elemental la inclinación social que pudiese llegar a tener preferencia por ese tipo de música, ya que tal situación lo único que revela es la ausencia de valores y de referentes superiores que fuesen capaces de desplazar o neutralizar a una tendencia inconveniente, o si se quiere perniciosa.
Pero tambien es inocultable que por escuchar abiertamente esta música se evidencia implícitamente un cierto desafío a la autoridad que combate al narcotráfico, en el sentido de que con ello envía el mensaje de que en determinadas circunstancias no hay una distinción entre una esfera criminal de la naturaleza del narco con otra relativa a la esfera de gobierno, porque que en infinidad de ocasiones se ha demuestro que todos los días ésta segrega gruesos flujos de corrupción, principalmente en las áreas policiales, lo cual, al momento del impedimento para que se escuchen los mencionados narcocorridos, no hay un buen ejemplo como para que pudiera detenerse esa predilección auditiva, conceptuada, hoy por hoy, como torcida, según apreciación del gobernador de Sinaloa. Por lo tanto, tan maligno podría resultar que por escuchar narcocorridos se adoren falsos héroes, como por el no tener a quien adorar, dada la inexistencia misma de héroes buenos o ideales que fuesen aceptados por la sociedad.
No obstante, creo que los gobiernos en general, y en particular el de Sinaloa, sí conocen perfectamente la estrategia requerida que llegase a no nada más a desinteresar el gusto por esa especie musical, sin necesidad de imponer medidas radicales y autoritarias, que no conducirán a ningún lado, sino es que es a la mofa o al sarcasmo, toda vez que saben muy bien que si en lugar de ello se aplican otras acciones que consistirían en invertir de inmediato los pocentajes adecuados de recursos presupuestales con relación al producto interno bruto nacional a la educación, recomendado por la UNESCO, y paralelamente a ello, la puesta en marcha de un fuerte programa económico que provoque una detonación de empleos en todo el país, seguro que el resultado sería diferente, y hasta adorarían a MALOVA, como si fuera un héroe, no falso, sino bueno.
Pero, como por el momento esto no es así, mientras tanto, la música al ser intrínsecamente universal, incluyendo los narcocorridos, se escuchará en todas partes, brincará las barreras que por muy altas le pongan, y en consecuencia la restricción de MALOVA no habrá de ser la apropiada para el fin que persigue, menos aún sí se recuerda, que lo más prohibido es lo más deseado.
Pálida tinta: No podría creerse, que el Senador René Arce, ex militante del PRD, fuera el primero en alzar la mano para decirle a Eruviel Ávila, candidato a la gubernatura del Estado de México, que él quiere ganarse el auto que ofrece al mejor promotor del voto priista. Sí, Arce, haciendo a un lado a la izquierda, y dizque a sus propios principios que pregonó toda la vida, se le suma a su campaña política, a la que le ofrece cien mil votos. No se sabe de dónde los vaya a sacar, pero se los está ofreciendo. Ojalá René y Víctor Hugo Círigo, porque también éste, hermanito del primero, se adhiere contento a Eruviel, encuentren en el PRI las libertades y oportunidades que el PRD les dio a más no poder para que hicieran política, ya que gracias a este partido de izquierda pudieron alcanzar los altos cargos que tuvieron, que en el PRI ni soñando los hubieran logrado, si acaso hubieran conseguido cargos de intendencia. Ahora nada más quedará el falso discurso que siempre pronunciaron en contra del PRI, porque eso sí, jamás lo podrán borrar, la sociedad lo tendrá muy presente, mismo que palabra por palabra tendrán que tragárselo, haber si les cabe en su trompuda bocota. Pero la verdad sea dicha, el PRI nada más los utilizará y en su momento los va a desechar, y ¿sabe qué? En el Edoméx. este partido está consciente que no le van aportar los cien mil votos prometidos, porque eso es puro cuento, es una simple declaración a los medios, ah, pero dónde sí los aprovechará será el próximo año en la elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, porque junto con Juanito harán el papel de enganchadores para arrimarle al PRI a otros traidores y farsantes como ellos, que se irán quitando la careta con el objeto de vulnerar la fuerza política de la izquierda en esta Ciudad Capital. ¿Se escucha, Chuchos?
Dar palos de ciego significa que estamos desorientados para alcanzar la finalidad que pretendemos, en razón de que los medios de que nos valemos para ello son los equivocados, y en consecuencia no llegaremos a ningún lado. Esto viene a colación, porque una de las acciones instrumentadas recientemente por el Gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez (MALOVA), consistente en prohibir en su estado que se toquen los narcocorridos en lugares públicos, como restaurantes, bares, cantinas y todo tipo de establecimientos mercantiles de los llamados giros negros, en dónde se consumen bebidas embriagantes, es con el propósito de evitar, según él, que se haga apología del delito.
El corrido, en cualquier parte del país, lo sabemos muy bien, es una de las expresiones populares más arraigadas en los mexicanos, mediante el cual se narran vivencias reales, musicalizadas, en los que se resaltan principalmente desde hazañas, actos heroicos, hasta la hombría, el atrevimiento o la audacia, cuyo gusto y aceptación, quiérase o no, se encuentra en todos los niveles sociales, ya que es algo integrante de nuestro variado folklor nacional, de nuestra cultura musical, y que muchas de las veces, con extraordinaria exactitud, refleja nuestra idiosincrasia, nuestra esencia misma.
Los corridos al ser una creatividad manifiesta de lo que cotidianamente acontece, una especie de registro puntual de lo sucedido en la región, en el campo, en la ranchería, en el pueblo o en la ciudad, no puede abstraerse tal creatividad del caso concerniente al narcotráfico, aunque sea una actividad ilícita, que a diario afecta a la sociedad, ya que no podría haber una excepción por estar presente este tipo de hechos a cada momento, y luego entonces, pues también, relativo a este tema, surge el narcocorrido, como una enunciación genérica, multitudinaria, inocultable e indetenible a los oídos.
Por eso es que la medida establecida por el gobernador de Sinaloa no es la acertada, porque aunque impida que no se escuche este tipo de música en determinados lugares, ello no será obstáculo para que la misma se difunda con mayor fuerza, e incluso podría despertar el morbo de quienes nunca habían tenido preferencia por ese género musical, como tampoco quiere decir que por el hecho de que se oigan los narcocorridos, se esté haciendo apología del delito, ni que se esté adorando a falsos héroes, porque en todo caso quienes estarían haciendo esa apología serían los compositores y creadores musicales, pero tampoco esto lo creemos así.
Es una disposición ineficaz, que se queda en la superficie de un complejo problema, porque el fondo del asunto es otro muy distinto. Sí, suponiendo que por escuchar los narcocorridos, indistintamente, en cualquier lugar, se llegase a provocar que se reverencié a falsos héroes, o que se esté haciendo apología del delito, ello resulta que aún así, la prohibición no ataja en lo más elemental la inclinación social que pudiese llegar a tener preferencia por ese tipo de música, ya que tal situación lo único que revela es la ausencia de valores y de referentes superiores que fuesen capaces de desplazar o neutralizar a una tendencia inconveniente, o si se quiere perniciosa.
Pero tambien es inocultable que por escuchar abiertamente esta música se evidencia implícitamente un cierto desafío a la autoridad que combate al narcotráfico, en el sentido de que con ello envía el mensaje de que en determinadas circunstancias no hay una distinción entre una esfera criminal de la naturaleza del narco con otra relativa a la esfera de gobierno, porque que en infinidad de ocasiones se ha demuestro que todos los días ésta segrega gruesos flujos de corrupción, principalmente en las áreas policiales, lo cual, al momento del impedimento para que se escuchen los mencionados narcocorridos, no hay un buen ejemplo como para que pudiera detenerse esa predilección auditiva, conceptuada, hoy por hoy, como torcida, según apreciación del gobernador de Sinaloa. Por lo tanto, tan maligno podría resultar que por escuchar narcocorridos se adoren falsos héroes, como por el no tener a quien adorar, dada la inexistencia misma de héroes buenos o ideales que fuesen aceptados por la sociedad.
No obstante, creo que los gobiernos en general, y en particular el de Sinaloa, sí conocen perfectamente la estrategia requerida que llegase a no nada más a desinteresar el gusto por esa especie musical, sin necesidad de imponer medidas radicales y autoritarias, que no conducirán a ningún lado, sino es que es a la mofa o al sarcasmo, toda vez que saben muy bien que si en lugar de ello se aplican otras acciones que consistirían en invertir de inmediato los pocentajes adecuados de recursos presupuestales con relación al producto interno bruto nacional a la educación, recomendado por la UNESCO, y paralelamente a ello, la puesta en marcha de un fuerte programa económico que provoque una detonación de empleos en todo el país, seguro que el resultado sería diferente, y hasta adorarían a MALOVA, como si fuera un héroe, no falso, sino bueno.
Pero, como por el momento esto no es así, mientras tanto, la música al ser intrínsecamente universal, incluyendo los narcocorridos, se escuchará en todas partes, brincará las barreras que por muy altas le pongan, y en consecuencia la restricción de MALOVA no habrá de ser la apropiada para el fin que persigue, menos aún sí se recuerda, que lo más prohibido es lo más deseado.
Pálida tinta: No podría creerse, que el Senador René Arce, ex militante del PRD, fuera el primero en alzar la mano para decirle a Eruviel Ávila, candidato a la gubernatura del Estado de México, que él quiere ganarse el auto que ofrece al mejor promotor del voto priista. Sí, Arce, haciendo a un lado a la izquierda, y dizque a sus propios principios que pregonó toda la vida, se le suma a su campaña política, a la que le ofrece cien mil votos. No se sabe de dónde los vaya a sacar, pero se los está ofreciendo. Ojalá René y Víctor Hugo Círigo, porque también éste, hermanito del primero, se adhiere contento a Eruviel, encuentren en el PRI las libertades y oportunidades que el PRD les dio a más no poder para que hicieran política, ya que gracias a este partido de izquierda pudieron alcanzar los altos cargos que tuvieron, que en el PRI ni soñando los hubieran logrado, si acaso hubieran conseguido cargos de intendencia. Ahora nada más quedará el falso discurso que siempre pronunciaron en contra del PRI, porque eso sí, jamás lo podrán borrar, la sociedad lo tendrá muy presente, mismo que palabra por palabra tendrán que tragárselo, haber si les cabe en su trompuda bocota. Pero la verdad sea dicha, el PRI nada más los utilizará y en su momento los va a desechar, y ¿sabe qué? En el Edoméx. este partido está consciente que no le van aportar los cien mil votos prometidos, porque eso es puro cuento, es una simple declaración a los medios, ah, pero dónde sí los aprovechará será el próximo año en la elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, porque junto con Juanito harán el papel de enganchadores para arrimarle al PRI a otros traidores y farsantes como ellos, que se irán quitando la careta con el objeto de vulnerar la fuerza política de la izquierda en esta Ciudad Capital. ¿Se escucha, Chuchos?
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