¿Qué es peor que el mandatario deporte casi 1 millón de personas enganchando a la policía local a imponer la ley migratoria mientras se demanda a Arizona por hacer lo mismo?
Ruben Navarrete / The Washington Post
Esto es aún más cruel: Utilizar juegos de prestidigitación burocráticos para engañar y crear falsas esperanzas para los “dreamers”.
Éstos últimos son inmigrantes ilegales de edad universitaria quienes -si la Ley DREAM no hubiera sido rechazada por cinco demócratas del Senado- podrían haber tenido la oportunidad de obtener categoría legal, si asisten a la universidad o son miembros a las Fuerzas Armadas.
Esto es más cínico: Tomarse todo ese trabajo con el exclusivo propósito de distender, durante la campaña para la reelección, las críticas de los defensores de los inmigrantes.
Parece ser que eso es lo que ocurrió cuando John Morton, director del Organismo de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, siglas en inglés) emitió recientemente un memorando de seis páginas sobre la “discrecionalidad para encausar”, que parecía sortear al Congreso y ofrecer a los “dreamers” y otros una exención especial para evitar que los deportaran.
Algunos medios en línea mordieron la carnada y reportaron que el gobierno había abierto el camino para las disposiciones de la Ley DREAM (Development, Relief and Education for Alien Minors Act, por sus siglas en inglés) mediante una “orden ejecutiva”.
No es cierto. Sólo el presidente puede emitir una orden ejecutiva, que tenga fuerza de ley. Esto sólo fue un memorando del director de un organismo gubernamental.
El memorando del 17 de junio informa: “Cuando se sopesa si un inmigrante específico merita el ejercicio de la discrecionalidad para encausar, los funcionarios, agentes y abogados de ICE deben considerar todos los factores relevantes”.
Entre ellos: “las circunstancias de la llegada de la persona a los Estados Unidos y la manera de su ingreso, particularmente si el inmigrante vino a los Estados Unidos siendo un niño pequeño; la búsqueda de educación de dicha persona en los Estados Unidos, con consideración particular otorgada a los que se han graduado en una escuela secundaria de Estados Unidos o los que han perseguido con éxito, o están persiguiendo; un título universitario o avanzado en una institución de educación terciaria legítima de Estados Unidos; si la persona, o el pariente inmediato de la persona ha sido miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, de los reservistas, o la guardia nacional, dando especial consideración a los que sirvieron en combate, etc.”
El texto sobre la universidad y las Fuerzas Armadas llevó a algunos -en la derecha y la izquierda- a pensar que éste era un intento de introducir la Ley DREAM por la puerta trasera.
En la izquierda, una vez que se filtró el memorando (¡uuy!) a los defensores de los inmigrantes, los seguidores de Obama se apresuraron a declarar que su hombre había cumplido su promesa. Los pobres son como un individuo perdido en el desierto, tratando de alcanzar una bebida fresca que no está allí.
En la derecha, Kris Kobach, el secretario de estado de Kansas y un conocido restriccionista de la inmigración, también saltó a conclusiones equivocadas sobre el memo.
“Están presionando a los agentes (de inmigración) a ser aún más indulgentes, a ir más allá aún para no imponer la ley”, expresó Kobach. “En un momento en que millones de estadounidenses están desempleados y buscando trabajo, éstas son más malas noticias del gobierno de Obama”.
Kobach ha tenido trabajo abundante. Antes de salir electo, ganó -según el Center for American Progress- millones de dólares ayudando a ciudades y estados a redactar leyes migratorias al estilo de la de Arizona. Ya saben, el tipo de medidas que los tribunales generalmente han eliminado por ser inconstitucionales.
Pero ¿cuánta “presión” ha habido aquí? El memorando no prohíbe ni requiere nada. De hecho, termina con un descargo de responsabilidad declarando, “nada en este memorando debe ser interpretado como una prohibición de la aprehensión, detención, o remoción de un inmigrante ilegal en los Estados Unidos ni como una limitación de la autoridad legal de ICE o cualquiera de su personal para imponer la ley migratoria federal”. La discrecionalidad descansa aún en agentes y fiscales en el terreno de trabajo, que pueden actuar como les plazca.
Y lo que han estado haciendo estos vaqueros es mantener en funcionamiento una máquina de deportación que expulsa unas mil personas por día. A juzgar por estadísticas del Departamento de Seguridad del Territorio, este gobierno rinde más de lo esperado. En 2009, expulsó 389 mil 834 inmigrantes ilegales; en 2010, 392 mil 862. El objetivo para 2011 es 404 mil.
Así es como el gobierno llegará al millón este verano. Pero no esperen que el presidente Obama mencione estos hitos cuando dirija la palabra al Consejo Nacional de la Raza, el grupo de defensa de los intereses latinos, en su conferencia anual de julio. Ése es un discurso para otro público.
Mi problema con este memorando es que no va lo suficientemente lejos. Es que no va a ningún lado, excepto en círculos.
Ruben Navarrete / The Washington Post
Esto es aún más cruel: Utilizar juegos de prestidigitación burocráticos para engañar y crear falsas esperanzas para los “dreamers”.
Éstos últimos son inmigrantes ilegales de edad universitaria quienes -si la Ley DREAM no hubiera sido rechazada por cinco demócratas del Senado- podrían haber tenido la oportunidad de obtener categoría legal, si asisten a la universidad o son miembros a las Fuerzas Armadas.
Esto es más cínico: Tomarse todo ese trabajo con el exclusivo propósito de distender, durante la campaña para la reelección, las críticas de los defensores de los inmigrantes.
Parece ser que eso es lo que ocurrió cuando John Morton, director del Organismo de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, siglas en inglés) emitió recientemente un memorando de seis páginas sobre la “discrecionalidad para encausar”, que parecía sortear al Congreso y ofrecer a los “dreamers” y otros una exención especial para evitar que los deportaran.
Algunos medios en línea mordieron la carnada y reportaron que el gobierno había abierto el camino para las disposiciones de la Ley DREAM (Development, Relief and Education for Alien Minors Act, por sus siglas en inglés) mediante una “orden ejecutiva”.
No es cierto. Sólo el presidente puede emitir una orden ejecutiva, que tenga fuerza de ley. Esto sólo fue un memorando del director de un organismo gubernamental.
El memorando del 17 de junio informa: “Cuando se sopesa si un inmigrante específico merita el ejercicio de la discrecionalidad para encausar, los funcionarios, agentes y abogados de ICE deben considerar todos los factores relevantes”.
Entre ellos: “las circunstancias de la llegada de la persona a los Estados Unidos y la manera de su ingreso, particularmente si el inmigrante vino a los Estados Unidos siendo un niño pequeño; la búsqueda de educación de dicha persona en los Estados Unidos, con consideración particular otorgada a los que se han graduado en una escuela secundaria de Estados Unidos o los que han perseguido con éxito, o están persiguiendo; un título universitario o avanzado en una institución de educación terciaria legítima de Estados Unidos; si la persona, o el pariente inmediato de la persona ha sido miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, de los reservistas, o la guardia nacional, dando especial consideración a los que sirvieron en combate, etc.”
El texto sobre la universidad y las Fuerzas Armadas llevó a algunos -en la derecha y la izquierda- a pensar que éste era un intento de introducir la Ley DREAM por la puerta trasera.
En la izquierda, una vez que se filtró el memorando (¡uuy!) a los defensores de los inmigrantes, los seguidores de Obama se apresuraron a declarar que su hombre había cumplido su promesa. Los pobres son como un individuo perdido en el desierto, tratando de alcanzar una bebida fresca que no está allí.
En la derecha, Kris Kobach, el secretario de estado de Kansas y un conocido restriccionista de la inmigración, también saltó a conclusiones equivocadas sobre el memo.
“Están presionando a los agentes (de inmigración) a ser aún más indulgentes, a ir más allá aún para no imponer la ley”, expresó Kobach. “En un momento en que millones de estadounidenses están desempleados y buscando trabajo, éstas son más malas noticias del gobierno de Obama”.
Kobach ha tenido trabajo abundante. Antes de salir electo, ganó -según el Center for American Progress- millones de dólares ayudando a ciudades y estados a redactar leyes migratorias al estilo de la de Arizona. Ya saben, el tipo de medidas que los tribunales generalmente han eliminado por ser inconstitucionales.
Pero ¿cuánta “presión” ha habido aquí? El memorando no prohíbe ni requiere nada. De hecho, termina con un descargo de responsabilidad declarando, “nada en este memorando debe ser interpretado como una prohibición de la aprehensión, detención, o remoción de un inmigrante ilegal en los Estados Unidos ni como una limitación de la autoridad legal de ICE o cualquiera de su personal para imponer la ley migratoria federal”. La discrecionalidad descansa aún en agentes y fiscales en el terreno de trabajo, que pueden actuar como les plazca.
Y lo que han estado haciendo estos vaqueros es mantener en funcionamiento una máquina de deportación que expulsa unas mil personas por día. A juzgar por estadísticas del Departamento de Seguridad del Territorio, este gobierno rinde más de lo esperado. En 2009, expulsó 389 mil 834 inmigrantes ilegales; en 2010, 392 mil 862. El objetivo para 2011 es 404 mil.
Así es como el gobierno llegará al millón este verano. Pero no esperen que el presidente Obama mencione estos hitos cuando dirija la palabra al Consejo Nacional de la Raza, el grupo de defensa de los intereses latinos, en su conferencia anual de julio. Ése es un discurso para otro público.
Mi problema con este memorando es que no va lo suficientemente lejos. Es que no va a ningún lado, excepto en círculos.
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